P.- ¿En qué se diferencia la
nueva figura del director asistencial
de la tradicional del
director médico?
R.- El Hospital de Son Dureta tiene
ya 55 años. Cumple con su labor,
pero hay que actualizarse. El modelo
de gestión anterior, con un gerente
en la cúspide y directores médicos
y de enfermería por debajo, era
un modelo muy gerencial: el gerente
era el que ‘mandaba’. Ahora, con
el nuevo hospital de Son Espases en
perspectiva, vamos hacia un nuevo
modelo de hacer las cosas.
P.- ¿Cuál es el cometido de estas
nuevas figuras de gestión?
R.- Ahora, en la cúspide, se sitúa
un director general que no tiene
solo una visión exclusivamente
economicista, sino una perspectiva
global de todas las necesidades
del hospital; junto a él, trabajan el
director asistencial y el gerente, al
que llamamos ‘gerente operativo’.
Esto da para muchos chistes, porque
cuando alguien llama y le preguntan
si quiere hablar con el ‘gerente
operativo’, pregunta a su vez
si también tenemos un ‘gerente
inoperativo’. En este modelo, para
entendernos, el director general
dice lo que hay que hacer; el director
asistencial dice cómo hay
que hacerlo; y el gerente operativo
busca los medios para que los
proyectos puedan llevarse a cabo.
P.- Es este un cambio sustancial
respecto al modelo tradicional…
R.- Sí, desde luego. Antes, el director
médico era el representante
de los médicos. Ahora, el director
asistencial es el representante
del paciente, el que debe poner todos
los recursos y profesionales
sanitarios en solfa para cuando
llegue el paciente y haya que atenderlo.
Mi ‘cliente no es ahora el
médico, como ocurría anteriormente,
sino el usuario.
P.- Hablando de otras cuestiones,
¿se va a colapsar este invierno
Son Dureta a causa de
la gripe?
R.- Si por colapso entendemos
que se va a poner en peligro su capacidad
de respuesta, no habrá colapso.
Si por ello entendemos que
habrá mucho trabajo… sí, habrá
mucho trabajo. Los epidemiólogos
realizan una serie de previsiones
que, desde hace varios años, indican
que ‘ya toca’ sufrir una oleada
de gripe realmente significativa.
Eso sucede cuando las mutaciones
del virus escapan a las previsiones
y los brotes epidémicos se convierten
en grandes pandemias. Llevamos
varios años alarmados y no ha
sucedido. Pero caerá. Ypara esta situación
no hay ninguna comunidad
que esté totalmente preparada.
P.- ¿Y qué medidas cabe poner
en marcha para esta eventualidad?
R.- Pues desde pedirles a los pacientes
que acuden a Urgencias
con síntomas de gripe que se pongan
una mascarilla para no contagiar
a las personas su entorno,
hasta desarrollar medidas especiales
en los servicios de Enfermería
de Urgencias, sin olvidar concienciar
a la gente de que, ante la
aparición de los síntomas gripales,
es mejor acudir al centro de
salud que al hospital.
P.- Supongo que se habrán
puesto en marcha planes de
contingencia…
R.- Efectivamente. La Direcció
General de Salut Pública ha previsto
diversos planes de actuación,
que incluyen el acopio de antivirales
y vacunas y establecen
dónde se derivará a los pacientes
en caso de que el brote supere las
expectativas. Por otra parte, existen
protocolos para la contención
de cualquier riesgo biológico de
contacto. Finalmente, uno de los
puntos a tener en cuenta es que
si acude mucha gente con gripe
a los hospitales hay que romper la
cadena de contagios, e incluso se
estudia la posibilidad de habilitar
una planta entera a tal efecto.
P.- ¿Habrá este años ‘camas X’
en Son Dureta?
R.- Me gustaría afirmar categóricamente
que ese supuesto no se
producirá, gracias a los convenios
que se han alcanzado con hospitales
privados como Clínica Femenías,
Policlínica Miramar y Palmaplanas.
Pero quiero dejar claro que
derivar pacientes a estos centros
no significa enviarlos allí, y ya está.
Queremos saberlo todo sobre
nuestros pacientes en esos casos. Si
tosen, las actuaciones que se les
practican y cuál es su evolución.
P.- Es una manera de crear sinergias
entre sanidad pública
y privada…
R.- De hecho, no es nuevo que
se deriven pacientes a las clínicas
privadas. Sí que lo es cómo se derivan.
Gracias a la web tenemos
acceso a toda la evolución de
nuestros pacientes derivados a
hospitales privados. Además, en
los convenios firmados con las clínicas
privadas, éstas se han comprometido
a que a los pacientes
que les derivemos les aplicarán los
mismos protocolos que en Son
Dureta, es decir, les someterán a
las mismas pruebas y les proporcionarán
los mismos tratamientos.
P.- En otras palabras, Son Dureta
ejercerá una función supervisora…
R.- No. Esto no es supervisión.
Es saber lo que se está haciendo.
Tenga presente que nos sentimos
responsables de nuestros pacientes
cuando están derivados a
otros hospitales. Derivarlos cuando
el hospital está lleno no significa
meterlos en un taxi y mandarlos
a otra clínica.
P.- Las últimas noticias indican
que las listas de espera
quirúrgicas han crecido casi
un diez por ciento a lo largo
del último año. ¿Existen motivos
para la preocupación?
R.- Por ahora hemos conseguido
que nadie esté más de seis meses
esperando una intervención
quirúrgica. Otra cosa es que figuren
en una lista para operarse a
más de seis meses durante dos o
tres días. Pero eso es solo temporal,
porque siempre hacemos reprogramaciones
y los enfermos se
operan antes. Además, hay que
tener en cuenta que de las cuatro
mil intervenciones quirúrgicas
que practicamos cada año, dos o
tres especialidades acumulan la
mayoría de operaciones.
P.- ¿Qué medidas tienen en
marcha para contener las listas
de espera?
R.- Para empezar diré que nadie
entendería que El Corte Inglés
cerrara a las tres de la tarde. Pues
por lo mismo Son Dureta no puede
cerrar a esa hora. Tradicionalmente,
nuestro contrato de trabajo
es de ocho de la mañana hasta
las quince horas. Luego comienza
el hospital de guardia. Este sistema
ya no se sostiene de acuerdo a
las necesidades reales. En el hospital
del futuro deberá existir la
posibilidad de aplicar otros modelos
para que el hospital funcione
más horas. Por ejemplo, la
jornada partida. Es decir, que los
profesionales trabajen las mismas
horas, pero de nueve a cinco, con
una hora para comer. Con esto se
consigue que a partir de la 1 del
mediodía la actividad comience a
bajar en intensidad.
P.- Parece una buena alternativa
para rentabilizar mejor
los equipamientos hospitalarios.
¿Alguna otra idea?
R.- Una actuación que ya se lleva
a cabo es que algunos médicos,
voluntariamente, dos o tres
veces al mes, trabajan por la tarde,
en lugar de por la mañana. De
ese modo se pueden configurar
turnos. Otra posibilidad es realizar
prolongaciones de jornada, planificando
que, para el día siguiente,
por necesidades quirúrgicas,
por ejemplo, la jornada se va a prolongar
unas horas. Esto permite
operar uno o dos pacientes más.
Con estos procedimientos se mantienen
las jornadas de tarde sin hacer
más peonadas. Hay profesionales
que por necesidades de conciliación
familiar prefieren cambiar
jornadas de mañana por otras de
tarde. Y en los departamentos en
que ello resulta factible, recurrir
al sistema del teletrabajo.
P.- O sea, trabajar desde casa.
¿Es eso posible en la gestión
hospitalaria?
R.- Naturalmente, el médico que
tiene que visitar pacientes u operar
tiene que hallarse físicamente presente
en el hospital. En cambio, es
una fórmula plausible para determinados
trabajos, como los documentalistas
y los administrativos
que operan con un ordenador. Hemos
llevado a cabo programas piloto
y se han apreciado aumentos
de la productividad del veinte por
ciento. Paralelamente, estos profesionales
acuden una vez a la semana
a Son Dureta para no perder el
contacto con el equipo de trabajo. Y,
por cierto, que estos programas tienen
una lectura que va más allá…
P.- Explíquese…
R.- Si un radiólogo, a la hora de
valorar la radiografía del paciente
y emitir su informe, puede hacerlo
desde su casa o desde un
despacho fuera del hospital, ¿por
qué no crear un núcleo especializado
de alta tecnología que cuente
con los mejores radiólogos para
analizar las pruebas a las que se
somete a los usuarios?
P.- Está claro que corren nuevos
tiempos en Son Dureta…
R.- Hace diez años aplicábamos
sistemas y fórmulas que entonces
resultaban adecuados, pero que
ahora mismo resultarían contraproducentes.
Si hoy aplicáramos
los mismos criterios de ingreso a
los pacientes que vienen a Urgencias
que en 1992 o 1993, necesitaríamos
1.100 camas, y sin embargo
estamos funcionando con 780.
Y eso no es todo, sino que en Son
Espases tendremos 600 o incluso
500. Y ello es posible gracias a las
nuevas herramientas de gestión
de que disponemos.
P.- El traslado a Son Espases
marcará un punto de inflexión…
R.- Por supuesto, pero este no es
un reto tan solo de la dirección de
Son Dureta, sino un desafío que
deben asumir todos los profesionales,
a los que hay que mantener
informados sobre dónde irán,
dónde se ubicarán y de los medios
con que contarán. Si disponen
de estos datos, se vencerán algunas
reticencias al cambio. Comparando
procesos similares con
otros hospitales hemos detectado
que en Son Dureta informamos
más y mejor que en otros centros.