La Asamblea de Mutualistas de Previsión Sanitaria Nacional (PSN) se reúne en junio de 1998 y elige nuevos miembros del Consejo de Administración. Posterioremente, resulta elegido presidente Miguel Carrero, traumatólogo entonces de 57 años que era también presidente del Colegio de Médicos de La Coruña. En 1999, PSN da un importante paso hacia su nuevo futuro, al modificar el artículo 8º de sus Estatutos Sociales, lo que permite la incorporación a la Mutua de colectivos de profesionales universitarios titulados, posibilidad que hasta ese momento sólo tenían los sanitarios. Con la entrada del nuevo milenio PSN logra un beneficio de 1.800 millones de pesetas, y avanza notablemente en el cumplimiento del Plan de Rehabilitación. Paralelamente, el Consejo de Administración entiende que es momento de cubrir otras necesidades del colectivo y comienza a perfilar la constitución de pequeñas empresas, germen del futuro grupo empresarial. También se van creando nuevos productos aseguradores para responder mejor a las expectativas de los mutualistas. e de previsión sanitaria nacional.
P.- Para comenzar sería interesante que nos ofreciera una visión retrospectiva de lo que ha sido y es Previsión Sanitaria Nacional.
R.- Empezó hace ya ochenta años, entre 1928 y 1930, como una mutualidad para primeros auxilios, para casos de infortunio, muerte o precariedad de los médicos, por lo que al principio se denominaba Previsión Sanitaria Nacional. Luego se incorporó la Hermandad de Farmacéuticos y la denominación pasó a ser Previsión Sanitaria Nacional. La entidad vino a aglomerar las cajas de salud, socorros, montepíos, etcétera que existían. Solamente no se unió la Mutalidad Médica de Cataluña. Luego llegarían los veterinarios y en 1999 decidimos hacer extensivos los servicios a todos los profesionales de España. Por aquel entonces decidimos hacer un examen de conciencia.
P.- ¿Y cuáles fueron sus conclusiones?
R.- Como análisis de futuro, decidimos que debíamos continuar siendo una entidad de seguros de vida, pero aportando a más complementos a las coberturas que ofrece el Estado. Las prestaciones estatales son insuficientes, sobre todo para el médico que cuando se jubila aún tiene hijos con necesidades de gasto, cosa que es común, porque el médico, por sus estudios, suele casarse tarde y tener hijos tarde. Por ello, al ser PSN una entidad sin ánimo de lucro, decidimos reinvertir los beneficios y convertirlos en beneficios sociales.
P.- ¿Cómo han materializado esta filosofía?
R.- Desarrollando diversos nuevos servicios, como empresas de servicios que ayudan en materias como nuevas tecnologías, datos de gestión, gestión de consultas, desarrollo de procesos de calidad con un sistema propio de auditorías. Hemos creado la Fundación Adqualitatum, dedicada a la promoción de la calidad en las profesiones universitarias, especialmente en las de tipo sociosanitario. Hemos desarrollado protocolos de calidad, de formación para los odontólogos, para las clínicas veterinarias, para los centros sanitarios y hospitalarios. Y protocolos específicos para unidades específicas, como son las de trasplantes. También hemos desarrollado servicios de mediación para que los mutualistas tengan facilidades para la adquisición de viviendas. Hemos puesto en marcha un plan de residencias para la tercera edad: ya tenemos dos, una en Madrid, en la zona de Arturo Soria y otra en Alicante, en la Playa de San Juan, aprovechando uno de los edificios de un complejo de vacaciones que tenemos allí para los mutualistas.
P.- Tengo entendido que han desarrollado también un programa de guarderías.
R.- Sí. En estos tiempos es necesario posibilitar la conciliación de la vida familiar y la profesional y por ello hemos decidido extender la protección a los más pequeños, hasta los 3 años de edad. Ya tenemos escuelas infantiles para los hijos de los mutualistas en La Coruña y Salamanca y en estudio en Cáceres y Albacete. Y cualquier día estamos en Baleares.
P.- Si le parece, para hacernos una idea de lo que es PSN, díganos los principales datos económicos.
R.- Tenemos 100.000 mutualistas. 94 oficinas. 319 empleados en la mutua de seguros, 36 en empresas del grupo y unos 120 entre el complejo vacacional y las residencias. De octubre de 2008 a octubre de 2009 hemos creado 54 puestos de trabajo… ¡En plena crisis! Las primas son por un total de 65 millones de euros. Los ingresos, unos 90 millones y los fondos propios ascienden a 38 millones. Los fondos de previsión matemática ascienden a 521 millones de euros y todo eso nos da un activo de 625 millones de euros. Los índices de crecimiento son siempre de dos dígitos, de un 11 a un 14% en los últimos años.
P.- La entidad se creó en los años 30, unos años convulsos para España. Y volvemos a estar en años convulsos. ¿Han cambiado mucho las cosas?
R.-Obviamente. En los años 30 del siglo pasado la protección social de los médicos era casi nula. Había unas pensiones de vejez y de viudedad pero solo para los médicos de prisiones y algunos más. El resto, nada. Lo que hizo PMN entonces fue ofrecer coberturas elementales para cubrir necesidades que en ocasiones eran dramáticas. Hoy estamos atravesando una crisis muy grave, es cierto, pero existe ya una protección básica del Estado, que va del paro a la jubilación, aunque son prestaciones insuficientes para el nivel medio de vida del profesional. Y ahí PSN ofrece una complementariedad. Por ejemplo, ante el paro, o con un seguro de inutilidad temporal o con planes de pensiones y seguros de vida. Lo que sí es igual ahora, como antes, es que se cobran sueldos ínfimos.
P.- Sí, tenemos estas prestaciones básicas, pero vivimos bajo la amenaza de que un día la caja de las pensiones reviente…
R.- Ciertamente instituciones como el Banco Central Europeo el Banco de España han advertido de la fragilidad del sistema de pensiones, agravada por la inversión en la pirámide edad. Es cierto que la llegada de trabajadores extranjeros aumenta las cotizaciones, pero deja muy en duda que sea suficiente. Por eso se tiende cada vez más a procurarse planes de pensiones privados. La administración pública envía un mensaje del que se desprende que en nuestro país solo vale lo público, cuando la solución está en lo privado, donde la gestión de las pensiones será siempre mucho más efectiva.
P.- Sin embargo, en plena crisis parece que cuesta más destinar una parte de los ingresos a pagar pensiones o seguros privados.
R.- Pues se ha demostrado que aún en las actuales circunstancias el esfuerzo ahorrador es posible y que el ahorro ha aumentado mucho. Cuando llegan las vacas flacas la gente ahorra por lo que pueda pasar. No es el momento del calcetín escondido en la viga. Hay planes de pensiones asegurados con garantías, con los que se pueden evitar sustos. Como el de los años 70, cuando si tenías dos trabajos podías tener luego dos pensiones, algo que se quitó, poniendo además un tope a la cuantía de las pensiones que se pueden cobrar. Aquello fue un embargo de los derechos de las personas. Y podría volver a suceder algo como eso, en nombre de los intereses comunes.
P.- Usted ha sido durante muchos presidente del Colegio de Médicos. ¿Cómo ha cambiado la profesión médica en estos años?
R..- El cambio ha sido brutal. La profesión médica está ahora demasiado mediatizada por la gestión política y administrativa. La opinión del médico cuenta poco en la toma de decisiones. Se gestiona la sanidad de espaldas al médico. Antes su criterio tenía mucho peso en decisiones como compras, aparataje, personal y antes en los hospitales había un solo director. Hoy hay 40 directores y 20 gestores y al médico no se le consulta. Hoy hay una desjerarquización técnica y una jerarquización económica y administrativa. Se da prioridad a los objetivos y fines económicos y políticos frente a los objetivos puramente sanitarios.
P.- Se da el caso de que con menos dinero por paciente que el que tiene la sanidad pública, la privada lo hace mejor y encima gana dinero. ¿Cómo es eso posible?
R.- Pues porque la gestión privada es mucho más óptima que la pública. La asunción de puestos en propiedad conduce a aquello de «tú haces ver que trabajas y yo hago ver que te pago». Y eso es algo que se da en la sanidad pública. Se favorece más una falta de compromiso y de rendimiento que una implicación más completa de los profesionales. Además, para hacer las cosas bien hay que superar una carrera de obstáculos y enfrentamientos. Por todo ello entramos cada vez más en una medicina más defensiva. Hay excesivas demandas de responsabilidad con fines económicos, codiciosos y no siempre la administración respalda al profesional y no duda en exigir también responsabilidades, porque es lo políticamente correcto. En estas circunstancias al profesional solo le queda defenderse.
P.- Parece que todo ello aboca a una deshumanización de la sanidad.
R.- Y se produce además una inversión en la credibilidad del profesional porque se ha atentado contra su prestigio. El paciente confía más en las pruebas y en las técnicas que en el médico para resolver sus problemas. Viene y te pide lo que quiere que le hagas. Eso es terrible. Hoy hay cada vez más trabajadores de la sanidad que médicos y se está destruyendo la confianza entre el médico y el paciente. No hay tiempo para atender al paciente, para verle la cara, hay solo dos minutos previstos para cada consulta. Efectivamente, se está produciendo una deshumanización muy significativa del acto médico.
P.- A lo largo de los últimos años se han debatido y experimentado muchos modelos sanitarios. ¿Con cuál se queda usted?
R.- La gestión privada en la sanidad es fundamental, sin dejar de coexistir con una sanidad dependiente de la administración pública. Pero es bueno que haya competencia y con ello parámetros de comparación. Si hay un solo modelo no podemos comparar. Por ejemplo, ¿cómo sabemos que el sistema MIR es el mejor si no podemos compararlo con otro modelo de formación de especialistas? Los pacientes tendrían que tener la posibilidad de contratar servicios sanitarios a nivel personal o a nivel de sus empresas y eso coexistir con una sanidad pública, gratuita, pagada con los impuestos. Como en EEUU: el americano está cubierto por una base sanitaria de beneficencia y luego cada uno contrata lo que quiere. Ahora Obama quiere modificarlo, pero lo que pretende es tan solo dar derechos totales y no limitados a los beneficiarios del sistema básico.