Amando Rodríguez, presidente del Grupo Recoletas, nuevo gestor de la Policlínica Miramar
Amando Rodríguez comenzó en 1969 su carrera profesional, que compaginó con el último año de su licenciatura en Ciencias Económicas por la Universidad de Sarriko (Bilbao) contratado por el Grupo Banco Bilbao, donde ocupó diversos cargos de alta dirección, entre ellos el de director de Banca Empresarial para la zona de Castilla y León del Banco de Comercio. En 1989 constituyó el pilar de lo que hoy es Grupo 3 a Recoletas, uno de los principales grupos sanitarios de España, con una posición privilegiada en Castilla y León y un ambicioso proyecto de desarrollo en otras comunidades autónomas para los próximos años.El Grupo Hospitalario Recoletas opera una red de 11 hospitales en 8 provincias (Valladolid, Palencia, Burgos, Zamora, Segovia, Cuenca, Madrid y Palma de Mallorca) y cuatro comunidades autónomas. El pasado mes de junio Policlínica Miramar se integró en el Grupo Recoletas.
P. ¿Por qué cree que esa «concentración del sector» es inevitable?
R. Por varias razones. Pensemos en las características del mercado: grandes compañías aseguradoras y grandes proveedores de material, equipamiento y productos sanitarios. Por tanto no parece competitivo que los prestadores de servicios seamos pequeños, uniprovinciales, mientras nuestros clientes y proveedores han llevado a cabo en los últimos 20 o 30 años, una concentración en sus sectores para ser más eficientes y ofrecer mejores productos de salud a la población.
P. En ese sentido, ¿cómo debe interpretarse la moderna 'competencia' entre sectores público y privado?
R. Yo no hablaría de competencia entre sector público y privado. En nuestra opinión la relación que existe con la sanidad pública es de complementariedad. En estos momentos de dificultades presupuestarias de la Administración Pública y de financiación del conjunto de la economía del Estado, el seguro privado, y por tanto la prestación privada del servicio, es, y así debe entenderse, una colaboración directa del ciudadano a la financiación de la sanidad. Todas las personas con seguro privado, que en Baleares pueden superar las 300.000 pólizas, están soportando la financiación del sistema público puesto que no gastan y sí aportan.
P. ¿ Hacía donde debe orientarse, entonces, a su juicio, la sanidad privada?
R. Permítame que parta de un dato: los 452 hospitales públicos de nuestro país tienen un total de 108.000 camas , mientras que los 465 privados cuentan con 52.000 camas, lo que representa 1/3 del mercado, lo que viene a decir el número de hospitales que pueden ser excedentes, así como su ocupación que es inferior al 60%. Dicho lo cual consideramos que el compromiso de la sanidad privada debe orientarse a la eficiencia en la prestación y a la mejora de la oferta de servicios; y mayores niveles de ocupación. Pero le diré algo más, nosotros creemos que todos los agentes que nos dedicamos a la «salud» somos responsables de la calidad y de la atención al paciente así como del desarrollo de los profesionales sanitarios. Y todo ello dentro de un contexto de control y de eficiencia y racionalidad en el uso de los recursos para que podamos, sanidad pública , compañías de seguros y mutuas y los prestadores (clínicas y hospitales privados) mantener un elevado nivel de prestaciones para una población que vive más tiempo, vive mejor y quiere poderlo pagar, bien vía presupuestos o bien vía póliza privada.
P. En ese trato, en esa relación entre ambos sistemas, público y privado, ¿es partidario de un reparto de pacientes en forma de cuotas, de acuerdo a las necesidades de cada región y al cargo de la sanidad pública, de buenas políticas de conciertos, tanto de camas como de servicios o de algún otro modelo?
R. Hay muchas fórmulas en las que se viene históricamente colaborando, vía conciertos y , en los últimos años, en varias Comunidades, con la prestación privada al sistema público, en las que las administraciones contratan el servicio a un número determinado de cartillas sanitarias.
P. ¿Cree usted posible y/o deseable que se llegue a instaurar en nuestro ámbito un modelo como el canadiense, en el que cada asegurado elige si desea una atención en un centro público o privado, al cargo de la asignación de sus impuestos?
R. No hay que irse tan lejos. Nosotros conocemos unos cuantos sistemas: el inglés, el francés , el belga …en todos ellos hay posibilidad de elección por parte del paciente y un coste directo o indirecto, vinculado a los ingresos del ciudadanos y a lo que se quiere gastar. En Recoletas pensamos que los recursos escasos y la demanda permanente de mejores servicios , prestaciones y atenciones van conduciendo a que la financiación de la sanidad pública, general y gratuita, se irá prestando por parte de aquel que sea mejor y más eficiente. Y ello al mismo tiempo que se tendrá que transmitir al ciudadano, para que cale en su conciencia, que esa atención tiene necesariamente un coste.
P. Baleares es una comunidad con particularidades. En torno a un tercio de sus habitantes tiene sanidad privada, con un doble seguro. En verano, con la llegada de 3 a 4 millones de turistas, la población se dispara. ¿Cómo canalizar en el futuro este potencial?
R. Es cierto que Baleares demanda una oferta sanitaria de una gran dimensión. Es obvio, además, que la Sanidad Pública se adapta permanentemente a las necesidades crecientes de los ciudadanos. Ahí tenemos el nuevo Son Dureta y su alta cualificación humana y tecnológica. Pero no es menos cierto que en Baleares el desarrollo del seguro privado se sitúa entre los más altos de nuestro país. Y ahí es donde nosotros tenemos muy claro el camino a seguir. Desde Recoletas entendemos que la colaboración con las compañías de seguros, con los prestadores de los servicios, debe continuar siendo muy estrecha y debe contribuir a ofrecer seguros de salud asumibles por una mayor parte de la población. De este modo, profesionales y clínicas, deben encontrar un espacio común de desarrollo de sus capacidades, contemplando siempre conceptos de eficiencia, desarrollo profesional y colaboración con las Aseguradoras. Este es precisamente uno de nuestros objetivos esenciales en Policlínica Miramar, el de contribuir, decididamente, a hacer crecer un espacio común de desarrollo de los profesionales de la salud, con una gran interlocución con el centro, para ofertar servicios de la más alta calidad y que puedan «pagar» los ciudadanos.
P. La sanidad balear es además una sanidad con un elevado nivel de tecnología. ¿Cómo planea afrontar el desafío de mantener ese nivel y superar a sus competidores, que se esfuerzan bastante en seguir avanzando en este campo?
R. Nosotros creemos que Policlínica Miramar tiene una dotación tecnológica de buen nivel y en algunas especialidades con un nivel muy alto. Por tanto, lo que debemos hacer es ir renovando aquellos servicios que, o bien por tiempo o por la propia evolución de la técnica, se pueden ir quedando rezagados, siempre respetando la tradición de Policlínica Miramar de mantenerse al más alto nivel en cuanto a la tecnología de servicios, a la calidad y preparación de sus profesionales, con el primer y único objetivo de liderar la atención, la mejor atención posible, al paciente.
P. ¿Cómo ve la cartera de la Policlínica Miramar? ¿Debe aumentar servicios, especialidades, personal? ¿Cómo gestionará ese pequeño parque de empresas médicas que es el edificio de consultas?
R. En los último años se ha venido haciendo un importante esfuerzo que nosotros, Grupo Hospitalario Recoletas, queremos continuar y mejorar. Un esfuerzo por unificar la filosofía de Policlínica de tal manera que el sello de Miramar sea único y las decisiones de dotación, ampliación, mejoras u objetivos sean de Policlínica, consensuadas con sus profesionales, cualquiera de los profesionales que allí trabajen, que desarrollen su profesión y su voluntad de venirse con nosotros. A esto queremos dedicarnos los próximos años con el objetivo de ofrecer el mejor servicio sanitario a los habitantes de Baleares.