El doctor Adolfo Marqués, ginecólogo, director del Área Maternoinfantil del Hospital de Son Llàtzer ha asumido desde hace un tiempo el encargo de presidir el Comité de Bioética de este centro sanitario. La función de este comité es clave dentro de la configuración de la nueva medicina pública. Se trata de adecuar los deseos del paciente con la buena práctica médica, dándole el derecho a elegir, dentro de lo que las leyes permiten y amparan. Y al médico, la posibilidad de adaptar sus códigos de conducta a la buena práctica.
P.- ¿Cuáles son los orígenes de la bioética?
R.- El concepto de bioética es un concepto reciente. Se definió en el año 1979 y lo hizo precisamente un biólogo, no un médico. La aparición, la necesidad de la bioética, se produce desde el momento en que nos damos cuenta de que las circunstancias que envuelven tanto el proceso de llegada, de inicio de la vida, como el de su finalización nos producen unos problemas éticos muy importantes. Y también por la necesidad de la asunción de la pluralidad.
P.- ¿Tanto hemos cambiado en ese sentido?
R.- Mucho. Hay que tener en cuenta que hemos pasado de una situación en la que se asumía la catolicidad de España a la situación actual donde las creencias religiosas y morales son diversas, donde cada uno tiene su moral. También es necesario adaptarse a lo prescrito por las personas que hayan hecho un testamento vital con una serie de condiciones a los procesos de alargamiento de la vida, por ejemplo. Por eso necesitábamos una herramienta ética, una herramienta que tiene que tener por base respetar los derechos humanos y que respete la ley, de modo que nos permita asumir todos esos problemas éticos de un modo consensuado.
P.- Pero, dado que hay, efectivamente, una amplia diversidad ética, religiosa y moral, ¿cómo se puede enfocar la adaptación de la práctica médica a todas esas posibilidades?
R.- El proceso ha ido evolucionando y no es en absoluto un método especulativo. Se aplica una metodología de principios y jerarquías: el primero, respetar la Justicia; luego, la beneficiencia médica; en tercer lugar, respetar la autonomía del paciente, evitar la maleficiencia. En los países Europeos la tendencia es a poner por encima de todo el concepto de Justicia, de adecuarse a las leyes. En Estados Unidos, sin embargo, se pone por delante el principio de autonomía del paciente.
P.- ¿En qué circunstancias se plantean necesidades de acudir al Comité de Bioética en el ámbito del Hospital de Son Llàtzer y de la medicina moderna?
R.- Pues si quiere un ejemplo le diré que en ocasiones, en el proceso de llegada a la vida, la situación de los nacidos prematuros genera unos problemas tremendos, dramáticos. Hay casos, como el de una mujer que se quedó embarazada con una afección cardíaca muy grave, y que por sus fuertes convicciones religiosas católicas se negó a abortar. El proceso del parto fue muy complejo, hubo que provocarlo y el niño salió muy pequeño. Luego ella falleció al año…
P.- ¿Cómo se estructuran los comités de bioética en Baleares?
R.- Hay un Comité de Bioética, Investigación y Ensayos Clínicos que funciona a nivel autonómico y luego un comité en cada centro hospitalario, que están ya funcionando en Son Espases (antiguo Son Dureta) y aquí (Son Llàtzer). Trabajamos de forma individual cada caso, dando una respuesta individual al médico. Otro de los procedimientos de trabajo es a través del Servicio de Atención al paciente, que nos hace llegar los requerimientos del enfermo. También trabajamos desarrollando propuestas en común, como el caso de las jornadas clínicas que estamos preparando y que desarrollaremos en breve sobre las consecuencias de omitir determinadas circunstancias en las historias clínicas, es decir, sobre las repercusiones morales o éticas de ocultar cosas que no se pueden ocultar.
