Algunos niños que son diagnosticados con precisión en la primera infancia con autismo pierden los síntomas y el diagnóstico a medida que crecen, según confirma un estudio financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIMH, en sus siglas en inglés) de Estados Unidos. El equipo de investigación obtuvo ese resultado mediante el análisis del diagnóstico previo de autismo en un pequeño grupo de niños en edad escolar y adultos jóvenes sin síntomas actuales de la enfermedad. El informe, publicado en 'Journal of Child Psychology and Psychiatry', es el primero de una serie que indaga más profundamente en la naturaleza del cambio en la situación de estos niños. Tras ser diagnosticados una sola vez con un trastorno del espectro autista, estos jóvenes parecen ahora estar a la par con compañeros de desarrollo típico.
El equipo de estudio sigue analizando datos sobre los cambios en la función cerebral en estos niños y si tienen sutiles déficits sociales residuales, además de revisar los registros de los tipos de intervenciones recibidas por los niños y en qué medida pueden haber jugado un papel en la transición. «Aunque el diagnóstico de autismo usualmente no se pierde con el tiempo, los hallazgos sugieren que existe una amplia gama de resultados posibles», afirmó el director de NIMH, Thomas R. Insel. A su juicio, para algún niño en particular, el resultado puede ser conocible sólo con tiempo y después de algunos años de intervención, por lo que la realización de informes posteriores a este estudio deberían dar más datos «acerca de la naturaleza del autismo y el papel de la terapia y otros factores en el resultado a largo plazo para estos niños». El estudio, dirigido por Deborah Fein, de la Universidad de Connecticut-Storrs (Estados Unidos), reclutó a 34 niños de resultado óptimo que habían recibido un diagnóstico de autismo en los primeros años de vida y que ahora supuestamente no tenían ningún síntoma de la enfermedad. Estos niños fueron pareados por edad, sexo y coeficiente intelectual no verbal con 44 niños con autismo de alto funcionamiento y 34 compañeros de desarrollo típico, todos ellos con edades de 8 a 21 años.
Estudios anteriores habían examinado la posibilidad de una pérdida de diagnóstico, pero quedaban preguntas con respecto a la exactitud del diagnóstico inicial y si los niños que en última instancia tenían un aspecto similar a sus pares convencionales inicialmente poseían una forma relativamente leve de autismo. En esta investigación, los primeros informes de diagnóstico por médicos con experiencia en el diagnóstico de autismo fueron revisados por los científicos. Como segundo paso para asegurar la precisión, un experto en diagnóstico, sin el conocimiento del estado actual del niño, examinó los informes en los que el diagnóstico precoz había sido eliminado. Los resultados sugieren que los niños en el grupo de resultados óptimos tenía déficits sociales más leves que el grupo de autismo de alto funcionamiento en la primera infancia, pero no registraba otros síntomas relacionados con la comunicación y comportamientos repetitivos tan graves como en el último grupo.
Los investigadores evaluaron el estado actual de los niños en el uso estándar de las pruebas cognitivas y de observación y cuestionarios realizados a sus padres. Los niños de resultados óptimos tenían que estar en las aulas de educación regular sin servicios de educación especial dirigidos a autismo y no mostraron signos de problemas con el lenguaje, el reconocimiento de rostros, la comunicación y la interacción social. Este estudio no puede proporcionar información sobre qué porcentaje de niños diagnosticados con autismo podría eventualmente perder los síntomas, según sus autores. Los investigadores del estudio han recogido una gran variedad de información sobre los niños, incluidos los datos de imágenes cerebrales estructurales y funcionales, los resultados psiquiátricos e información sobre las terapias que los niños reciben. El análisis de los datos puede arrojar luz sobre cuestiones tales como si los cambios en el diagnóstico resultaron de una normalización de la función cerebral o si los cerebros de estos niños fueron capaces de compensar las dificultades relacionadas con el autismo. Los coeficientes intelectuales verbales de los niños de resultado óptimo fueron ligeramente más altos que aquellos con autismo de alto funcionamiento.»Todos los niños con trastornos del espectro autista son capaces de avanzar en la terapia intensiva, pero la mayoría de nuestro estado actual de conocimiento no logra el tipo de resultados óptimos que estamos estudiando», dijo el doctor Fein. Por ello, subrayó la esperanza de los investigadores de que estudios adicionales ayuden a comprender mejor los mecanismos de cambio para que cada niño pueda tener la mejor vida posible.