Un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature' concluye que la exposición a la luz durante el embarazo resulta clave para el normal desarrollo del ojo. Los científicos, liderados por expertos del Centro Médico Infantil del Hospital de Cincinnati y la Universidad de California (Estados Unidos), dicen que el hallazgo ofrece una nueva comprensión básica del desarrollo fetal del ojo y las enfermedades oculares causadas por trastornos vasculares, en particular la llamada retinopatía del prematuro que puede provocar bebés prematuros ciegos. «Esto cambia fundamentalmente nuestra comprensión de cómo se desarrolla la retina», dice el coautor del estudio, Richard Lang, investigador en la División de Oftalmología Pediátrica del Centro Médico Infantil del Hospital de Cincinnati. «Hemos identificado una vía de luz de respuesta que controla el número de neuronas de la retina. Esto tiene efectos sobre el desarrollo de la vasculatura en el ojo y es importante porque varias enfermedades oculares importantes son las enfermedades vasculares», resume.
«Varias etapas de desarrollo ocular del ratón (utilizado en el estudio) ocurren después del nacimiento», explica David Copenhague, científico de los departamentos de Oftalmología y Fisiología de la Universidad de California. Los investigadores del estudio encontaron que la activación de la recién descrita vía de respuesta a la luz debe ocurrir durante el embarazo para activar el programa cuidadosamente coreografiado que produzca un ojo sano. Específicamente, se indica que es importante que un número suficiente de fotones entre en el cuerpo de la madre en la gestación tardía o aproximadamente 16 días en un embarazo de ratón. Los investigadores también fueron sorprendidos al enterarse de que los fotones de la luz activan una proteína llamada melanopsina directamente en el feto, no en la madre, para ayudar a iniciar el desarrollo normal de los vasos sanguíneos y las neuronas de la retina en el ojo.
Uno de los propósitos de la vía de respuesta a la luz es suprimir el número de vasos sanguíneos que se forman en la retina, que son críticos para las neuronas retinianas, que requieren grandes cantidades de oxígeno para formar y funcionar. Cuando la retinopatía del prematuro ocurre en los bebés, los vasos retinianos crecen casi sin control y esta expansión continua ejerce una presión intensa en el desarrollo del ojo y en casos extremos causa un daño grave y ceguera. El equipo de investigación dirigido por Lang y Copenhague realizó varios experimentos en modelos de ratones de laboratorio que les permitió identificar los componentes específicos de la vía de respuesta a la luz y su función. Los roedores fueron criados en la oscuridad y en el comienzo del ciclo normal día-noche en el final de la gestación para observar los efectos comparativos sobre el desarrollo vascular del ojo. Los investigadores verificaron la función de la vía de respuesta a la luz mediante la mutación de un gen de la opsina en ratones llamado Opn4 que produce melanopsina, en esencia, impidiendo la activación del pigmento de foto. Ambos ratones, los criados en condiciones de oscuridad al final de la gestación y los que tienen mutado Opn4, exhibieron una expansión promiscua casi idéntica de los vasos hialoides y un anormal crecimiento vascular retiniano. El crecimiento vascular sin marcar fue impulsado por la proteína del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGFa).