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“El Patronato Científico del COMIB ofrece y coordina la formación médica continuada”

ALFONSO BALLESTEROS / DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN PATRONATO CIENTÍFICO DEL COLEGIO DE MÉDICOS
ALFONSO BALLESTEROS / DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN PATRONATO CIENTÍFICO DEL COLEGIO DE MÉDICOS

El doctor Alfonso Ballesteros destaca desde hace décadas por su prestigio como m édico internista. Ha presidido y relanzando la Real Academia de Medicina de Baleares y hoy es el director de la Fundación Patronato Científico del Colegio Oficial de Médicos de las Islas Baleares (COMIB) . Ésta es la entrev ista concedida a Salut i Força, el programa de Ib3 Radio que dirige y presenta Joan Calafat.

JOAN CALAFAT

P.- ¿Nos podría explicar cuál es la tarea que el Colegio de Médicos de las Islas Baleares ha encomendado al Patronato Científico que usted dirige?

R.- Su función es la formación continuada de los colegiados. Su origen se remonta a la Edad Media con los gremios. Actualmente los colegios profesionales tienen dos funciones primordiales: Una, cuidar la ortodoxia en la praxis profesional; dos ofrecer esa formación continuada. En nuestro ámbito esa formación continuada tiene una especial importancia en unos momentos en que los conocimientos médicos evolucionan a una velocidad difícil de seguir.

P.- ¿Qué filosofía sigue el Patronato para situarse como referente de la formación de los médicos de Baleares y qué criterios se siguen para lograr el interés de los facultativos?

R.- Nuestra filosofía es que el Patronato pertenece a todos los médicos y por se debe a todos ellos. Respecto a los criterios por los que me pregunta le diré que dado que esta entidad no tiene competencias respecto a las actividades que por su parte desarrollan las sociedades científicas, lo que se hace no es una competencia, sino una coordinación, al igual que en lo que se refiere a las actuaciones conjuntas con otras entidades como la Real Academia de Medicina de Baleares. El Patronato trata de rellenar los huecos en la formación continuada que dejan esas entidades. Busca aquellos campos que tienen un interés transversal a diversas especialidades médicas. Trata de homogeneizar la oferta de formación.

P.- En tiempos de crisis y con la ‘huida’ de los programas de apoyo a la formación de las instituciones o los laboratorios farmacéuticos, ¿cubre el Patronato ese vacío?

R.- Ésa es precisamente una de las razones de su creación. La idea de crear una fundación no es de la actual Junta de Gobierno del Colegio de Médicos, sino de la anterior, la que estaba presidida por el doctor Juan Gual, aunque por aquel entonces quedó sin concluir su desarrollo. El doctor Antonio Bennasar, actual presidente del COMIB, decidió llevarla adelante. Lo primero que hubo que hacer fue darle nombre. Yo sugerí ‘Patronato’ por ser una palabra muy tradicional al existir otros patronatos. Además esa entidad iba a patrocinar, a ejercer patrocinio. Como se refería a actividades científicas se decidió que se llamara Patronato Científico. En ese momento, además, vivíamos una gran carencia de patronazgos. Así, cuando hay la necesidad de organizar un seminario científico y la industria farmacéutica –o ya no digamos la Administración –no llegan a aportar el presupuesto suficiente lo hace el Patronato. La figura de una fundación, además, es muy garantista por la rigidez de sus estatutos, de modo que las entidades que aportan fondos están mucho más seguras de su destino.

P.- ¿Qué balance hace de la andadura del Patronato?

R.- Hemos hecho algunas encuestas que revelan que en un año escaso se han conseguido ciertos logros. Hemos establecido con esfuerzo la Agenda Docente, donde un médico puede conocer las conferencias, cursos on line y off line, etcétera. No solo organizamos cursos sino que con esta agenda coordinamos la oferta de toda nuestra comunidad. La enseñanza de inglés para médicos ha tenido también una gran acogida. Ya se promociona desde el COMIB –con descuentos del 50% en algunas academias –la enseñanza del inglés general. Por último destaca el éxito de la creación de dos tipos de becas. Unas son de ‘rotación externa’, apoyando a los MIR para que puedan formarse en hospitales del extranjero. Tenemos MIR haciendo rotaciones en EEUU y en Australia. Dado el éxito de esas becas se planteó por qué no crear otras para post graduados en el extranjero –yo mismo lo fui en Francia –y se crearon las ‘becas de innovación’.

P.- ¿Qué estímulos ha de tener en estos momentos un joven investigador para iniciarse en esta tarea y tener confianza en el futuro?

R.- Tiene que haber un presupuesto mínimo para que la investigación siga adelante. Los investigadores son gente que se conforma con muy poco pero deben tener garantizada la subsistencia. Un joven investigador necesita también que el director del equipo sea un líder nato. Es el caso, en la UIB, del profesor Grasses.

P.- ¿Por qué España sigue a la cola del mundo en investigación?

R.- Porque en España ha habido siempre aquella tradición que expresaba Unamuno del ‘que inventen ellos’. Alas administraciones públicas y a las empresas les gusta ir a lo próximo, a tener rendimientos inmediatos y la investigación ofrece resultados siempre a largo plazo. La investigación es una apuesta en el tiempo, de lo que no hay tradición en España.

P.- ¿Qué opinión le merece la posibilidad de abrir una Facultad de Medicina en Baleares, ayudaría a aumentar las ratios de investigación?

P.- Creo que en estos momentos la posibilidad de abrir una Facultad de Medicina en Baleares es muy remota por las condiciones económicas y porque se prevé que en los próximos años salgan muchísimos médicos y no creo que el Consejo de Rectores de España autorizara una nueva facultad en esas circunstancias. Por otra parte, sí que la apertura de esa facultad dispararía la investigación y también se elevaría el nivel de la asistencia clínica ya que se atraería a grandes profesionales que además de docencia realizarían asistencia.

P.- ¿Cómo cree que hay que solucionar el debate moral de un investigador sujeto a los intereses de una multinacional que pretende guiar las líneas de la investigación a su conveniencia?

R.- En este mundo la investigación se rige por los condicionantes económicos. La industria es la que marca las tendencias. En los países del ‘socialismo real’ no se investigaba porque no había una iniciativa privada que lo estimulara. Esa iniciativa es imprescindible, pero siempre con unos condicionamientos éticos, que cada día son mayores. Hoy en día hay instituciones que velan mucho para que esa investigación sea ortodoxa.

P.- ¿Cuáles cree que han de ser las características humanas y profesionales de un investigador?

R.- La voluntad, fundamental. Y la perseverancia. Voluntad para tener una disciplina, ya que la tarea es durísima. Y perseverancia porque en el camino de la investigación hay muchas frustraciones.

P.- ¿Le preocupa la fuga de cerebros?

R.- Sí me preocupa la ‘fuga’ de cerebros. No me preocuparía la ‘salida’ de cerebros. Se sale a estudiar y eso es conveniente. La fuga significa evidencia la falta de condiciones para el desarrollo de un proyecto científico. Eso es preocupante e incluso angustiante. Si no se investiga tenemos que depender de ‘los otros’. Si no hay desarrollo dependemos de nuestro clima para sobrevivir.

P.- ¿Tienen los médicos en estos momentos suficientes medios para actualizarse?

R.- Sí. Yno solo por el Patronato Científico que organiza cursos y coordina la formación, sino porque gracias a los modernos medios on line es posible adquirir conocimientos en el acto y de forma que hace años parecía imposible. Si se tiene voluntad hoy en día no hay límites.

P.- ¿Qué papel cree que tienen que tener los médicos jubilados?

R.- Creo que es dramático que en España se jubile a los médicos a los 65 años. En ese momento se tienen conocimientos teóricos, muchísima experiencia e incluso eso que se llama ‘ojo clínico’. Se deberían potenciar figuras como la del emérito, el consultor. Tengo en mente el proyecto de organizar coloquios de especialidades entre MIR y médicos jubilados de la misma especialidad para confrontar visiones sobre una materia.

P.- ¿Qué mensaje les dirigiría a esos médicos jóvenes?

R.- Que tengan ganas: de trabajar, de estudiar; unas ganas que debo decir que en general no les faltan. Los médicos –como profesión vocacional –trabajan con ganas, porque no necesitan muchos más estímulos.

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