Según los expertos, entre el primer y el tercer mes de vida, los juguetes deben tener colores llamativos y muy vivos y se deben acercar al bebé hasta los 20 centímetros para que se interesen por ellos.
En el tercer mes de vida, el niño empieza a desarrollar la coordinación ojo-mano y a partir de los seis meses, se estabiliza la visión binocular y cromática. En ese momento, el bebé ya es capaz de controlar la dirección de su mirada y comienza a controlar los movimientos de sus manos, con lo que puede jugar con cubos que se apilan, juguetes con los que tenga que reconocer formas geométricas, o que produzcan sonidos al tocarlos. A partir de los tres años, el niño puede jugar con rompecabezas que le ayuden a desarrollar su percepción y memoria visual.
En cualquier caso, es importante que los padres jueguen con sus hijos, sobre todo, en edades comprendidas entre los tres y los seis años, de esta forma, pueden detectar si tienen problemas para identificar colores o para coger un objeto, porque no lo ven bien, calculan mal las distancias o tienen un campo visual limitado. En este sentido, Vicente Roda, Doctor en Optometría y Presidente del COOCV, señala que “si se detecta alguna anomalía es fundamental llevar al niño a una revisión con el ópticos- optometrista para realizar un diagnóstico temprano”.
Por otro lado, es fundamental para el desarrollo de las capacidades visuales, que los niños practiquen juegos al aire libre, ya que permiten que no se estimulen siempre en un entorno próximo. En el juego al aire libre, las actividades que se realizan requieren más visión de lejos que de cerca, y a mayor uso de la visión de lejos, menos posibilidades de desarrollar miopía.
Los ópticos-optometristas advierten que hay que evitar cualquier tipo de juguete que suponga una amenaza para la salud ocular de los niños. Los juguetes que contienen partes afiladas y puntiagudas o que actúen como proyectiles son un riesgo para los ojos de los niños. También, hay que tener especial cuidado con aquellos juguetes con lentes o espejos que puedan concentrar la luz, como lupas, telescopios, microscopios o prismáticos, que pueden dañar la visión de los niños, provocando quemaduras graves en los ojos si no se utilizan de forma adecuada y bajo la supervisión de un adulto.
En este apartado, merecen especial atención aquellos juguetes que tienen un láser integrado. Hace años, los juguetes de bajo costo que incluían rayos láser tenían relativamente poca potencia, pero en la actualidad, muchos de estos productos han aumentado su potencia hasta 10 veces. Un riego que no resulta evidente ni para los niños, ni a sus padres. Sin embargo, este tipo de juguetes si no se usan correctamente pueden causar problemas importantes de visión, incluso la ceguera.
Las pistolas, espadas o equipos de iluminación y sonido con láser integrado no son inofensivos si el rayo de luz entra en contacto con los ojos. Cuando esto ocurre el daño puede ser inmediato, aunque este tipo de lesiones por lo general no duelen y la visión se deteriora poco a poco, por lo que si no se detectan a tiempo pueden ser permanentes.
Los videojuegos año tras año son los regalos estrella de las Navidades para niños y adolescentes. Pero ¿son buenos para su salud visual?. En la actualidad los expertos aseguran que los videojuegos pueden ser muy positivos para el desarrollo de la visión de los más pequeños. Recientes estudios demuestran que el uso de los videojuegos mejora la sensibilidad al contraste, es decir, la capacidad de detectar ligeras variaciones de tonos y de luminosidad. Además permiten que los niños desarrollen una memoria visual espacial más completa y que perciba con más rapidez los estímulos visuales.
Por otro lado, los videojuegos pueden aumentar la capacidad de concentración de los niños, ya que están obligados a estar atentos a todo lo que ocurre en el juego. Y contribuyen a desarrollar los reflejos y hacer más rápida la coordinación ojo-mano.
Pero todos estos beneficios no implican que el niño pueda estar jugando con videojuegos sin ninguna limitación y los ópticos-optometristas recomiendan que los menores de 12 años no jueguen más de 30 minutos al día, mientras que los más mayores pueden jugar hasta 1 hora diaria.
Hay que recordar que la utilización abusiva de este tipo de juegos puede acarrear problemas de salud y hábitos sedentarios, además de provocar la acomodación de los ojos que puede derivar en miopía en la edad adulta.