La psicóloga de Red Asistencial Juaneda, Zaira Cabot, explica los riesgos de este problema.
Las Navidades y las inminentes rebajas son dos de las épocas más complicadas para la persona adicta a las compras. Una adicción en auge, que afecta tanto a hombres como a mujeres y que empieza con pequeños desajustes con la tarjeta de crédito y puede acabar con importantes deudas. La psicóloga de Red Asistencial Juaneda, Zaira Cabot, explica esta patología psicológica que interfiere seriamente en la vida de la persona, y que puede desencadenar en una situación límite.
La Unión europea estima que actualmente casi el 40% de la población española compra más de lo que necesita, y un 17% ha convertido su manera de consumir en patología. Para la psicóloga Cabot: “se debe diferenciar entre “ir de compras” como actividad rutinaria del día a día y la compra compulsiva de productos. Vivimos en una sociedad en la que más se es, cuanto más se tiene y donde parece que no vemos un peligro real en el consumo desmesurado”.
Respecto al perfil del adicto a las compras que llega hasta su consulta, lo resume así: “es una persona que denota incapacidad para controlar el impulso de consumir. En ocasiones, se siente dominado por las compras y las ha convertido en el eje de su vida.
Además muestra una absurda necesidad constante por dicho hábito, que le lleva a adquirir objetos superfluos, que no necesita. Esta adicción les provoca no ser conscientes de su presupuesto real y lo sobrepasan, lo que deriva en problemas de morosidad. Normalmente el adicto a las compras obtiene satisfacción del propio hábito o proceso y no de la adquisición en sí”.
La persona adicta a las compras adquiere impulsivamente productos que no necesita y más tarde se siente culpable. En palabras de Cabot: “llega a un punto en que lo que importa no es lo que se compra, sino comprar. Sacar el dinero o tarjeta de crédito, les otorga placer, así como sentir las bolsas en la mano y la atención de los dependientes o de quienes les observan.
Muchas veces, lo que desencadena este placer, son las ofertas, escaparates o estrenar algo nuevo. Y mientras que la motivación es aumentar la autoestima, la consecuencia es un aumento de la sensación de poder”. Aunque también existe la otra cara de la moneda, según la psicóloga de Juaneda: “rápidamente se desarrolla una pérdida de aprecio por lo ya comprado.
El problema se reconoce cuando ya existe una imposibilidad de pago frente a las deudas, por los reproches de los más allegados a la persona, por una situación de quiebra… La pérdida de control, la dependencia psicológica, la pérdida de interés por otras actividades gratificantes y la gran interferencia en la vida diaria, conforman el límite entre la conducta normal de comprar y la conducta adictiva”. Es en ese momento en el que se recomienda acudir a un experto en adicciones y someterse a un tratamiento.
Cabot advierte que “el perfil clínico y el enfoque terapéutico que se ofrece en estos casos es muy similar al de otras adicciones químicas. Ya que también existe el síndrome de abstinencia en esta adicción sin droga, que de no ser así no podría ser considerada una adicción.