Desde el pasado mes de octubre funciona a buen ritmo el nuevo servicio de Hospital de día de Policlínica Miramar. Con capacidad para acoger hasta a veinte personas, el equipo de Miramar se encarga de que los más mayores reciban atención y tratamientos especializados con un objetivo muy concreto: que los pacientes recuperen autonomía y todas sus funciones para que en casa, puedan ser independientes.
Este nuevo servicio inaugurado por Policlínica Miramar se enmarca dentro de los servicios asistenciales adjudicados, mediante concurso público, a este hospital que forma parte de Red Asistencial Juaneda. Los pacientes acceden a este servicio derivados por su médico de cabecera, su perfil general es el de pacientes mayores que han perdido autonomía a la hora de realizar las actividades cotidianas del día a día pero que poseen potencial rehabilitador. Un experimentado equipo formado por un médico internista, una fisioterapeuta, una auxiliar de enfermería, una trabajadora social y una terapeuta ocupacional, así como por un supervisor; gestionan la actividad del Hospital de día.
En la actualidad, se están atendiendo a una media de diez personas diarias repartidas en cinco grupos diferentes. La trabajadora social, Matilde Baeza, que se encarga de realizar la acogida de estos grupos, subraya: “Todos los pacientes son evaluados por el médico y aquí también valoramos su estado teniendo en cuenta las escalas técnicas de Barthel y Pfeiffer. Esta información es muy importante ya que nos ofrecerá datos sobre cómo desarrolla el paciente sus actividades básicas de la vida diaria y el estado de sus capacidades cognitivas. Una vez conocemos sus necesidades, formamos los grupos que trabajarán juntos semanalmente durante tres meses, con posibilidad de prorrogar la estancia dos meses más. Los pacientes entran en el hospital de día con algún grado de dependencia y el objetivo es que salgan habiendo recuperado la autonomía”.
En horario de ocho de la mañana a las 14 horas, para los que opten por servicio de comedor, los pacientes participan de un programa que combina todo tipo de tratamientos. El día empieza a las 8 de la mañana con su llegada en ambulancia al centro, y tras el desayuno se inician las actividades técnicas. La primera hora se dedica a tratamientos de rehabilitación, que se dividen en una parte física y en otra, cognitiva. La fisioterapeuta de este servicio, Erola Griñó, explica: “tenemos en marcha programas dirigidos a cumplir unos objetivos asistenciales muy concretos como es potenciar la autonomía e independencia de nuestros pacientes, evitar y acortar ingresos hospitalarios, retrasar en lo posible que estas personas tengan que ingresar en una residencia porque no se pueden valer por sí mismos; así como el tratamiento integral de pacientes geriátricos y ancianos con una estado de salud frágil”. El programa de rehabilitación física se realiza en grupo, para Griñó: “es una rehabilitación básica que incluye ejercicios de gimnasia global y estiramientos de potenciación que ayudan a los más mayores a tener un mayor control de su cuerpo y de las funciones más cotidianas, como son vertirse, subir escaleras, comer,… también se les preparara ante posibles caídas, habituales a estas edades. El hecho de que la media de pacientes que atendemos ronde la decena, nos permite una atención más personalizada en cada caso concreto. Por ejemplo algunos presentan problemas reumatológicos, traumatológicos como una operación de cadera y también neurológicos, pacientes con Parkinson en grado 3- 4. En estos casos se les trata de forma más personalizada”.
La rehabilitación cognitiva que se desarrolla les permite también ejercitar sus capacidades mentales. En grupo desarrollan actividades de asociación, comprensión lectora o escritura.
Para Baeza: “es un buen trabajo en equipo y me refiero en este punto, al que se crea entre los profesionales, los pacientes y sus familias. El contacto es directo y continúo con los familiares. En ocasiones, les aconsejamos que en casa sigan las pautas que estamos desarrollando en el Hospital de día para que la evolución del paciente sea más rápida. Además, este servicio se convierte en un respiro para muchas familias con personas mayores a su cargo que en su mayoría no poseen la autonomía suficiente para ser independientes. En cierto modo, se sienten liberados”. Baeza destaca además que: “este tipo de atención integral al paciente mayor, cuya media de edad está entre los 75-85 años, es muy gratificante desde el punto de vista personal. Hasta aquí llegan personas que han ido perdiendo hábitos como el de ir a comprar solos, vestirse, pasear… y cuando ves que se vuelven a integrar en sus rutinas, piensas que les has ayudado a tener una vida mejor”. Comparte este punto de vista, la fisioterapeuta Griñó:” se trata de una satisfacción doble, porque estás ayudando al paciente y también a su familia. En mi caso, cuando llega alguien que ha perdido movilidad y que no es capaz de vestirse solo, y ves como evoluciona, que es capaz de ponerse una camisa y abrocharse los botones, sin necesidad de ayuda… es muy gratificante”. Matilde Baeza, trabajadora social y Erola Griñó, fisioterapeuta.