Yo soy bipolar, yo soy diabético, yo soy esquizofrénico etc…. He aquí como nos autoetiquetamos y nos depersonalizamos gratuitamente. Resulta sorprendente que utilicemos coloquialmente esta afirmación sin dudarlo en ningún momento. Confundimos ser con estar. Erramos nuestra atribución.. Nuestro propio lenguaje configura nuestra enfermedad y nuestra actitud hacia ella. Nunca hay que olvidar que no existe la enfermedad existe el enfermo. No hay enfermos clónicos. Yo soy yo, mi entorno y mi neuroplasticidad. Existen personas singulares, con un contexto determinado que afrontan una dolorosa travesía personal y más si padecen una enfermedad mental. La enfermedad mental soporta desde hace mucho tiempo una injusta sobrecarga. El sufrimiento personal y familiar se multiplica por el rechazo, la discriminación negativa, la estigmatización social, el señalamiento mediático y la lacra de la autoestigmatización. Aesto hay que añadir el escaso apoyo institucional en cuanto a crear una plataforma de equidad y de igualdad de oportunidades que permita la auténtica integración social y laboral. Cuanto duele ver la soledad de los pacientes y sus familias. En la vida no elegimos muchas cosas esenciales: todos jugamos a la lotería genética., nadie elige el techo que nos cobija cuando nacemos y donde nos criamos y ni la familia que nos quiere o no y que nos cuida o no en la infancia. Que estupidez fardar de lo que no hemos elegido. Existe una condición que nos iguala a todos: la humana. Nadie meará colonia, sudará chanel five y todos tendremos fecha de caducidad. Cuanto les empreña a algunos esta igualdad, esta similitud. Que mal toleramos y cuanto nos separan las semejanzas. La vida no es como un supermercado en el que uno elige lo que va a consumir y tener. La enfermedad nos elige a nosotros. Una cosa es ser sano y otra estar sano. En el fondo, la enfermedad siempre comporta una intrínseca soledad aliviada y reconfortada por un buen acompañamiento. La enfermedad constituye un enigma, no hay respuesta para muchos interrogantes y el silencio está ahí acechante. Cuando enfermamos todo se cuestiona y nos asalta la incertidumbre que se adueña de nuestra escala de valores. Una oleada de pensamientos irrumpe en nuestra conciencia. ¿Cómo me he puesto enfermo? ¿Estoy construyendo mi vida de forma equivocada? La irrelevancia y la insignificancia de muchos asuntos que obsesivamente nos han ocupado y preocupado quedan retratados con gran luminosidad. Chequeamos sobre todo nuestros afectos. Emerge lo cotidiano y la urdimbre de los pequeños contactos. Otras veces predomina la atrofia, la anestesia afectiva y el llanto no es homeostático ni nos libera. La calidad y la calidez asistencial se fundamentan en el conocimiento y en el corazón humano. El lenguaje es universal, se crea un espacio donde la mirada y el gesto anula la palabra. Nadie somos culpables de estar enfermos pero todos somos corresponsables con ayuda en combatir nuestra enfermedad.
Ensaimada de Oro
Al gerente de Son Espases, Victor Ribot, al coordinador sociosanitario dr. Pedro Vidal y al coordinador autonómico de Salut Mental, el Dr. Joan Salva por la puesta en marcha de la Unidad de Tratamiento Asertivo Comunitario del sector de Son Espases. Este recurso comunitario era absolutamente necesario para poder dar respuesta y atender a muchos pacientes con trastorno mental grave, que incluye a muchos pacientes con diagnóstico de esquizofrenia, trastorno bipolar y patología dual (comorbilidad de adicciones a sustancias toxicas y los trastornos psiquiátricos antes mencionados). Estos pacientes sufren mucho y están en familias que sufren demasiado, que están al y en el límite, desbordadas en su capacidad de acompañamiento y contención. Son pacientes jóvenes que condicionados por su enfermedad, por la ausencia de tratamiento y por la ausencia de recursos psicosociales o familiares se aíslan de un entorno social que les es inhóspito y poco cálido. Han perdido su capacidad de pensar ordenadamente, de autocuidarse, de tomar decisiones autónomas, de poderse manejarse con ellos mismos y de relacionarse con los demás. Pierden el contacto con las unidades de Salut Mental y se encierran en un mundo autista y persecutorio. No son clónicos pero la ausencia de tratamiento multidisciplinar (psicofarmacológico, psicoterapéutico, psicosocial), configura una cronicidad precoz que todavía limita más sus posibilidades de vivir con autonomía y dignidad. Son pacientes que recaen más veces, que son reingresados en más ocasiones y que más estrés y sufrimiento producen en las familias. No solo es la enfermedad sino la ausencia de tratamiento adecuado el drama de estos pacientes, conciudadanos nuestros. Para colmo a la estigmatización social que sufren se añade su propia autoestigmatización. Enhorabuena por su creación, en estos tiempos de austeridad, y doble felicitación porque creo que han elegido a las personas idóneas. Queda mucho trecho todavía. Ah y no olviden aun, aquí y ahora que estamos en derrota pero nunca en doma.