María Isabel Covas Planells es una de estas científicas mallorquinas que ha dado el salto a los grandes equipos de investigación y cuyo prestigio es ya reconocido a nivel mundial. Licenciada en Biología y en Farmacia, doctora en Bioquímica, especialista en Bioquímica Clínica. Asesora Científico de NUPROAS (Nutritional Project Assessment) Handesbolab (NUPROAS HB). Ha sido jefa del Grupo de Riesgo Cardiovascular y Nutrición del IMIM-Institut del Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques de Barcelona, entre 1995 y 2013. Investigador Principal de Grupo del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición entre 2004 y 2013. Ha sido también jefa de sección de los Laboratorios Clínicos del Hospital del Mar y Hospital de la Esperanza (1983-1991), coordinadora de los Laboratorios de Análisis Clínicos este mismo centro y del Hospital de la Esperanza (1991-1995). Su principal campo de investigación es la Nutrición y los Factores Protectores de la Enfermedad Cardiovascular, focalizado en Dieta Mediterránea, aceite de oliva, vino y compuestos fenólicos (polifenoles) de los mismos. Autora de más de 160 artículos publicados en revistas internacionales. Y es precisamente en virtud de esta especialidad en la que el martes 3 de junio pronunciará la conferencia ‘Dieta Mediterránea y Salud Cardiovascular’ en la Real Academia de Medicina de las Islas baleares. Pero antes, en el programa Salut i Força de Ib3 Radio contamos con la voz de esta insigne científica mallorquina, entrevista que ahora ve la luz en el formato papel.
P.- ¿Primero de todo, en qué consiste la dieta mediterránea y cuáles son sus efectos reales sobre la salud de las personas?
R.- Realmente a lo que llamamos ‘dieta mediterránea’ no es la dieta que se sigue en estos momentos en los países mediterráneos. Nos estamos refiriendo a la dieta tradicional mediterránea, es decir, la dieta de nuestros abuelos. Lo que se ha visto que tiene capacidades protectoras es la dieta mediterránea de hace 50 o 60 años. Es una dieta de algún modo pobre, basada en cereales, frutos secos, muchas especies, el aceite de oliva como una fuente de grasas, un moderado consumo de cordero, huevos y pollo, muy poco consumo de carnes rojas y ocasionales consumos de grandes pasteles. Esta es la dieta. Difícilmente encontraremos ahora familias que consuman legumbres de dos a tres veces por semana.
P.- No es lo mismo vivir en el Mediterráneo que hacer dieta mediterránea…
R.- Exactamente. Y eso algo muy difícil de hacer entender en los países anglosajones. Mi conferencia irá dirigida precisamente a estimular a la gente a volver a las dietas de la abuela.
P.- Usted viene a Mallorca precisamente a explicar que hasta hace poco se ‘sabía’ que la dieta mediterránea era saludable, pero que era un saber fruto de la costumbre. Sin embargo, ahora hay estudios científicos que lo corroboran. ¿Qué dicen estos estudios y en qué se han basado las investigaciones?
R.- Así es, hasta ahora había un conocimiento a este respecto derivado de la costumbre, lo que los científicos denominamos un conocimiento ecológico. Se sabía que nuestros abuelos se morían menos de problemas cardiovasculares se veía que se seguía esta dieta. Poco a poco se ha desarrollado un cuerpo de estudios científicos serios, el tipo de estudios que cumple los requisitos para poder recomendar cosas a la población basadas en sus conclusiones. Los científicos necesitamos lo que se denomina estudios de Nivel 1, no esas propagandas que se reciben en las casas y otros lugares sobre dietas o sobre lo que sea, pero sin estudios sólidos detrás que proporcionen evidencia científica.
P.- ¿Y no hay riesgo de que esos criterios que señalan las bondades de la dieta mediterránea cambien, como lo han hecho tantas veces en los últimos tiempos respecto a alimentos como el pescado azul o el aceite de oliva?
R.- Estos son los ejemplos perfectos, ya que de estos alimentos se dijo que primero eran muy buenos, luego muy malos. Cuando se producen estos cambios de tendencia, y luego le haces recomendaciones a la gente, no se las cree. El caso más claro es el del aceite de oliva, que para mí es un caso de colonialismo cultural: Los estadounidenses nunca dijeron que el aceite de oliva fuera malo; lo que hicieron fue comparar otros aceites vegetales, como el de girasol o el de palma, con la manteca y sacaron la conclusión de que eran buenísimos. Nosotros, colonizados culturalmente, nos creímos que si el aceite de girasol era bueno, el de oliva era malo. Y nos pusimos a arrancar olivos… Cuando me puse a estudiar estos temas creía que iba desmentir a los americanos, pero es que no encontré ningún estudio que dijera que el aceite de oliva era malo. ¡Solo decían que sus aceites eran mejores que la manteca!
P.- Yendo a lo práctico, ¿qué alimentos relacionados con la dieta mediterránea recomendaría usted a la población?
R.- Yo recomendaría pescado dos o tres veces a la semana. Si no se tiene un problema de obesidad, cada día se puede tener una dieta basada en pan, cereales. El pan es bueno. Y el integral, mejor. Ahora bien, tenemos que tener en cuenta el sobrepeso. Se puede comer mucho pan y pasta cuando se está delgado y se es joven. También hay que comer frutas, legumbres, vegetales, siempre aceite de oliva, los productos lácteos más en forma de queso o yogur que de leche, frutos secos y especies. Siempre nos olvidamos de las especies y son muy ricas en anti oxidantes. Mejor carnes blancas que rojas. Y si es bebedor de vino, si no, no; vino con moderación, un vaso en cada comida los hombres y un vaso al día las mujeres.
P.- ¿Cuál es el verdadero papel del vino en la dieta mediterránea y como factor cardio-protector?
R.- Está demostrado que el vino y el alcohol en cantidades moderadas son cardio-protectores. Pero no tenemos que recomendarlo según como porque la gente se pasaría de rosca. No es ‘cuanto más mejor’; después de tres o cuatro vasos al día la mortalidad comienza a aumentar. Hay que decir del vino, primero, que en los países mediterráneos lo hemos tomado siempre comiendo. Y eso es muy importante porque el metabolismo es muy diferente. Y además lo hemos bebido siempre en un ambiente de convivencia, de compartir cosas, somos bebedores sociales y eso es también protector. En el área mediterránea la dieta no es el único factor protector: hacemos más ejercicio por el clima y tenemos menos estrés psicosocial.
R.- El título de su conferencia es sugerente: “Dieta Mediterránea y Salud Cardiovascular”, ¿cómo protege el corazón esta dieta?
R.- Hay estudios muy importantes, como el Predimed, en el que han participado mallorquines del equipo del doctor Fiol, donde se ha visto que hay un 30% de reducción de eventos cardiovasculares. Eso es mucho. Cuando vimos los datos nos dimos cuenta de que teníamos un arma importantísima y que había que difundir todo eso.
P.-¿Cuál es papel de alimentos tradicionales como los quesos y embutidos, algunos muy presentes en las cocinas de esta parte del mundo? Me refiero a sobrasadas, camaiots, butifarrones…
R.- El problema de la cocina mallorquina es que siempre ha sido muy grasa. Pero se sabe que si es grasa de cerdo, que es monoinsaturado, como el de oliva, no es tan problemático. De acuerdo, hemos de limitar la grasa, no nos hemos de pasar. La clave está en comer de todo, pero poco. Hoy se sabe que la grasa del cerdo es la más sana. En Mallorca tenemos que seguir con la dieta de toda la vida, pero, poca cantidad.
P.-Se ha hablado mucho de la ‘degeneración’ de la dieta mediterránea hacia otros modelos menos saludables, ¿cree usted que estamos a tiempo de volver a ese modelo tradicional y mucho más sano?
R.- Sí, es difícil. Para eso lo esencial es la escuela. Alos niños hay que explicarles la dieta mediterránea, incluso enseñarles a cocinar. Colegas míos hacen esto en casa, por la tarde, cuando preparan la cena y es un momento de estar todos juntos, cocinan todos juntos. Hay que tomarlo como una actividad lúdica. Pero sobre todo, es importante la escuela, porque si convences a los niños lo pedirán a los padres.
P.- Una de las causas, probablemente, de esa degeneración es la necesidad de muchas personas de no perder demasiado tiempo cocinando cada día. ¿Es compatible una dieta mediterránea y variada con una cocina sencilla y rápida?
R.- Pues claro. Hacer un salteado de verduras y una hamburguesa, o un pedazo de pescado a la parrila es poco tiempo. Se tarda casi lo mismo que en encargar una pizza. Comer mucha ensalada, verduras al vapor, todo se hace en cinco minutos. Lo que hemos de pensar es estrategias para hacerlo rápido.
P.- También es complicado, en ocasiones, encontrar productos de calidad y a buen precio para desarrollar esa dieta. ¿Qué nos aconseja en ese sentido, ya que no todos podemos tener un huerto ecológico en casa?
R.- Ya. La solución es la de siempre, ir a supermercados de confianza. Es muy difícil evitar que todo esté lleno de pesticidas, porque desgraciadamente la agricultura ecológica no está muy bien desarrollada. Lo suyo sería comer productos ecológicos, pero otro problema es que es carísimo. Lo mejor es comprar productos de cercanía, hacer cocina de mercado. Los productos que vienen de fuera han de pasar por cámaras frigoríficas y eso hace que lleven más productos conservantes, porque tendrán que seguir madurando en la cámara. Por eso es más aconsejable lo que se cultiva cerca y tarda menos en llegar al mercado.
R.- ¿Y de la siesta, qué me dice de la siesta?
P.- Sí. ¡Ah, la siesta! Según un estudio griego con 100.000 individuos, se ha demostrado que la siesta es cardio protectora. Forma parte de toda esa reducción del estrés psicosocial. Aunque es muy complicado en la vida actual, poder hacerla.