El Dr. Juan Hitzig estudió las características de algunos longevos saludables y concluyó que más allá de las características biológicas, el denominador común de todos ellos radicaba en sus conductas y actitudes Cada pensamiento –explica- genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en las 5 trillones de células que forman un organismo.
Las conducta S: SERENIDAD, SILENCIO, SABIDURÍA, SABOR, SEXO, SUEÑO, SONRISA … promueven secreción de Serotonina …
Las conductas R: RESENTIMIENTO, RABIA, RENCOR, REPROCHE, RESISTENCIAS, REPRESIÓN… facilitan la secreción de cortisol, una hormona corrosiva para las células, que acelera el envejecimiento.
Las conductas S generan actitudes A: ÁNIMO, AMOR, APRECIO, AMISTAD, ACERCAMIENTO.:
Las conductas R generan por el contrario actitudes D: DEPRESIÓN, DESÁNIMO, DESESPERACIÓN, DESOLACIÓN.
Con solo aprender este alfabeto emocional, lograremos vivir más tiempo y mejor, porque la “mala sangre” (mucho cortisol y poca serotonina) deterioran la salud, posibilitan la enfermedad y aceleran el envejecimiento. El buen humor, en cambio, es clave para la longevidad saludable.” ¡Qué tengas una excelente vida! ¡¡¡Plena de serotonina!!!
El Síndrome de Ulises
En la consulta sanitaria un inmigrante hay tres pasos fundamentales: el motivo de la consulta (valorando el tiempo en España y país de procedencia), el cribado de enfermedades frecuentes: tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual, hepatitis etc., según el país de procedencia y hábitos del paciente y evaluar la situación social y de adaptación y es aquí donde se detecta el posible Síndrome de Ulises. Por supuesto este protocolo es un reto para el medico debido a las diferencias idiomáticas y socioculturales.
El síndrome de Ulises (hace mención a los sufrimientos que tuvo el héroe homérico al estar siete años fuera de Ítaca y las peripecias que sufrió para llegar) ha sido descrito por un psiquiatra español: el dr. Achotegui y se refiere al conjunto de enfermedades psiquiátricas que pueden afectar a los inmigrantes por el hecho de ser inmigrante y es debido a situaciones que deben de atravesar: la soledad, lejanía de las raíces de los seres queridos, duelos diversos, sentimiento de fracaso por no poder responder a las expectativas familiares que les ven como salvadores de su precaria situación y que muchas veces les convierte en auténticos apartidas porque no se atreven a volver y si vuelven no cuentan la odisea sufrida con lo que alientan a que otros emprendan la partida, la lucha por la supervivencia y los traumas ( guerras, violación, hambrunas, catástrofes) sufridos que les han obligado a emigrar pero que luego se manifiestan.
Los síntomas psiquiátricos son: trastornos depresivos, ansiedad, estrés postraumático y trastornos psicosomáticos, consumos de sustancias y conductas suicidas. En medicina es clave la relación médico-paciente y de ahí difiere que el medico se plantee la objeción de conciencia que es el rechazo al cumplimiento de determinadas normas jurídicas por considerarse contrarias a creencias éticas o religiosas de una persona. No es una manifestación de desprecio a la legalidad o una desobediencia arbitraria de la norma. El médico no se ocupa de las tareas administrativas que deben de delimitarse de las tareas asistenciales. Conviene recordar, con la que está cayendo, que la tolerancia es la armonía en la diferencia. Esta es la mejor pedagogía y la mejor terapéutica.
La inteligencia emocional
La inteligencia emocional nos permite considerar nuestras opiniones como temporalmente correctas, mientras mantenemos una mente abierta a nuevas ideas Todos tenemos que lidiar con los llamados “gigantes y cabezudos del alma”: la envidia, la rivalidad, los celos y el miedo. La persona emocionalmente inteligente tiene una actitud positiva: resalta los aspectos positivos por encima de los negativos; valora más los aciertos que los errores, más las cualidades que los defectos, más lo conseguido que las insuficiencias, más el esfuerzo que los resultados, busca el equilibrio entre la tolerancia y la exigencia. Reconoce los propios sentimientos y emociones. Se siente capaz de expresar sentimientos y emociones: tanto las consideradas positivas como las consideradas negativas necesitan ser canalizadas a través de algún medio de expresión La persona emocionalmente inteligente sabe reconocer el canal más apropiado y el momento oportuno Es capaz de controlar sentimientos y emociones: sabe encontrar el equilibrio entre expresión y control. Sabe esperar. Tolera la frustración y es capaz de demorar gratificaciones. Es capaz de tomar decisiones adecuadas ya que en el proceso de toma de decisiones integra lo racional y lo emocional y se da cuenta de los factores emocionales presentes para que cada decisión sea apropiada y prudente.