“En vacaciones, rompemos la rutina a la que nuestro organismo está habituado. Practicamos nuevas actividades, nos exponemos de una manera mucho más intensa a agentes naturales como el agua o el sol y, si viajamos a destinos lejanos o exóticos, nuestro cuerpo ha de adaptarse en un tiempo récord a las condiciones ambientales, husos horarios y gastronomía del lugar. Esto no siempre es fácil”, afirma la doctora Garre, asesora médica de Laboratorios Cinfa.
Todo ello puede provocar meras molestias cotidianas, pero también problemas más graves que pueden poner punto final a nuestras vacaciones. “Desde las picaduras de mosquitos que no nos dejan dormir por la noche hasta una infección de orina o el estreñimiento debido al cambio de rutinas… Para evitar problemas frecuentes, en vacaciones debemos tomar una serie de medidas que nos permitan estar preparados ante los imprevistos que puedan producirse, así como mantener hábitos de vida saludables igual que el resto del año”, afirma Garre.
Las precauciones comienzan ya en el momento de hacer el equipaje, que debe incluir un botiquín con medicamentos básicos, fotoprotectores solares de un índice adecuado o calzado cómodo. Y, como recuerda la doctora Aurora Garre, “también una vez nos encontremos en nuestro lugar de destino, debemos vigilar nuestra dieta, beber líquido abundante y practicar algo de ejercicio de manera regular. Relajarnos en vacaciones no quiere decir relajarnos en el cuidado de nuestra salud”.
El decálogo de consejos para unas vacaciones saludables consiste, según los expertos en estos diez puntos:
Protegernos adecuadamente del sol. Elijamos un destino de playa, naturaleza o cultural, en vacaciones siempre pasamos más tiempo al aire libre. Por este motivo, en nuestra maleta no deben faltar, además de fotoprotectores de factor 30 o superior que nos protejan frente a las radiaciones UVA, UVB e IR-A, las gafas de sol y un sombrero. Además, hemos de evitar exponernos a las radiaciones de doce del mediodía a cuatro de la tarde.
Reforzar la presencia de las frutas y verduras en nuestra dieta. El estreñimiento es un compañero habitual de viaje. Si bien en las vacaciones tendemos a relajarnos en nuestra dieta, debemos esforzarnos por continuar consumiendo alimentos ricos en fibra, que favorezcan el tránsito intestinal.
También por practicar a diario un poco de ejercicio.
Beber líquido de manera abundante. Más que nunca en vacaciones, es importante ingerir como mínimo dos litros de agua al día para mantener nuestro organismo hidratado, tanto para hacer frente al calor, como a los problemas intestinales.
En caso de visitar países no desarrollados, tomaremos siempre agua embotellada.
Frente al jet-lag, mantener una correcta rutina del sueño.
Tras un vuelo de larga distancia, nuestro reloj interno tiende a prevalecer frente a los husos horarios de nuestro destino. Para evitar la somnolencia y el insomnio, es recomendable dormir lo máximo posible durante el vuelo si se llega temprano al lugar de destino y, en caso de llegar por la noche, acostarse lo antes posible. Posteriormente, debemos intentar establecer un horario de sueño regular.
Evitar la ropa ceñida y mover las piernas con frecuencia. Para evitar la sensación de piernas cansadas y la retención de líquidos, son convenientes las prendas holgadas que favorezcan la circulación.
Si hacemos viajes largos en coche o avión, moveremos frecuentemente pies y piernas, paseando si es posible, o realizando giros de tobillos.
Prestar atención a nuestros pies. Sobre todo cuando se hace turismo, es necesario utilizar un calzado flexible y de anchura adecuada a nuestros pies, a fin de prevenir la aparición de rozaduras, callos o ampollas.
Han de buscarse zapatos con planta acolchada o, en su defecto, utilizar una almohadilla plantar. También es fundamental secar e hidratar bien los pies, y en piscinas o zonas comunes, utilizar escarpines o chancletas para evitar el desarrollo de hongos.
No permanecer con el bañador húmedo. La humedad en la ropa tras el baño favorece el crecimiento de las bacterias que provocan la cistitis o infección del tracto urinario, por lo que debemos ponernos ropa seca cuanto antes.
Cuidado con las picaduras.
Para huir de los mosquitos, prescindiremos de colonias o jabones con aromas demasiado dulces o intensos, ya que atraen su atención. En las zonas de mayor riesgo, también resulta conveniente usar ropa que cubra toda la piel, recurrir a mosquiteras y, sobre todo, aplicarnos repelentes de mosquitos, siguiendo estrictamente las instrucciones de aplicación del fabricante.
En guardia contra las enfermedades tropicales. Si viajamos a destinos exóticos, conviene acudir con un par de meses de antelación al Centro de Vacunación Internacional de nuestra ciudad para informarnos acerca de las vacunas o precauciones necesarias en la zona. Es importante cumplir rigurosamente el calendario de vacunación que nos indique el especialista.
Preparar un botiquín con los productos esenciales y la medicación habitual. El agua oxigenada, desinfectantes cutáneos, las gasas esterilizadas y el esparadrapo nos permitirán limpiar y curar de manera rápida una herida. Los analgésicos, antigripales, antidiarreicos y antihistamínicos también pueden resultar muy útiles, al igual que las pastillas contra el mareo. Además, si padecemos alguna enfermedad crónica, es importantísimo no olvidar llevar nuestra medicación habitual todo el tiempo que estemos fuera de casa.