Bajo la organización de la Fundació Patronat Científic del Col·legi Oficial de Metges de les Illes Balears, con el apoyo de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca y el Consorci Escola d’Hoteleria, se ha puesto en marcha la campaña ‘Balears, turisme cardioprotegit’, que cuenta con el aval de las consellerias de Salut i de Turisme i Esports del Gobierno autonómico. En reprentación del Patronat Científic, la coordinación de la campaña ha sido asumida por la doctora Isabel Ceniceros, médico especialista en Medicina Intensiva, responsable del Registro de Parada Cardíaca del SAMU 061 y miembro del Comité Directivo del Pla Nacional de Reanimación Cardiopulmonar.
P.- En qué consiste y cuáles son las principales líneas de la campaña ‘Balears, turisme cardioprotegit’?
R.- Es un proyecto que nace en el seno de la Fundació Patronat Científic con el objetivo de acercar el tema de la desfibrilación a la población en general, pero muy particularmente al personal no sanitario que trabaja en los establecimientos turísticos. Es cierto que en los últimos tiempos podemos encontrar desfibriladores en muchos sitios, y que cada vez son más habituales en cualquier lugar al que vayamos, pero de nada sirven si no se saben manejar.
P.- En otras palabras, la proliferación de aparatos no ha ido acompañada de una buena tarea de formación…
R.- Así lo venimos constatando en el Patronato Científico desde el año 2008, y por eso nos propusimos aumentar el grado de conocimiento de los ciudadanos en relación al desfibriliador. Entre estas acciones, hay que situar esta campaña, directamente relacionada con la importancia que tiene Baleares como territorio turístico. Tenga en cuenta que visitan nuestras islas, cada año, un colectivo flotante de unos 13 millones de personas, con una afluencia que llega a ser masiva en los meses de verano. Es durante este período del año cuando, tal como hemos comprobado, se incrementan significativamente las incidencias cardiorespiratorias, especialmente en bares, restaurantes, hoteles y otros equipamientos mayoritariamente frecuentados por turistas.
P.- ¿Qué iniciativas concretas plantea esta campaña, respaldada por consellerias de Turisme i Esports y Salut?
R.- Básicamente, plantea la realización de cursos de formación dirigidos, de forma prioritaria, a personal no sanitario para trabaja en establecimientos turísticos, o que mantiene una relación directa con los turistas, con la idea de que puedan asistir al paciente con parada cardíaca hasta que se activa el sistema asistencial. Como todos sabemos, y se ha comprobado repetidamente, cuanto antes comienzan las labores de reanimación, mayores son las posibilidades de supervivencia del afectado, y también aumenta notablemente la probabilidad de no padecer ningún tipo de secuelas en el futuro.
P.- ¿Qué perfil concreto de profesional se seleccionará para participar en los cursos de formación?
R.- No existe un perfil específico. Los cursos están abiertos a la participación de recepcionistas, camareros, cocineros, personal de sala o el propio director del hotel. La intención es que en cada establecimiento haya, al menos, un trabajador que haya superado el curso y, por tanto, disponga de los conocimientos necesarios en reanimación y en manejo del desfibrilador. Y precisamente porque la prioridad es formar a profesionales turísticos, se ha preferido esperar a después del verano para iniciar los cursos. Ahora, con la temporada en plena ebullición, sería difícil encontrar tiempo suficiente y horarios adecuados. A partir de septiembre, abordaremos la campaña de difusión y entre octubre y marzo se llevarán a cabo los cursos en las dependencias de la Escuela de Hostelería. Estamos hablando de cursos de ocho horas de duración que se impartirán en horario de tarde. De hecho, se programarán dos tardes con cuatro horas lectivas cada uno para facilitar la participación de los alumnos y no cansarles con sesiones excesivamente largas.
P.- Hablaba usted de la campaña de difusión. ¿Cómo se está realizando?
R.- La difusión se está llevando a cabo tanto desde La Federación Hotelera como desde la Escuela de Hostelería, que, como ya le he dicho, ha accedido a prestar sus instalaciones. De todas formas, cualquier establecimiento hotelero o de restauración que quiera ofrecer esta formación a su personal, aunque no esté adherido a la federación del sector, puede acceder igualmente al curso.
P.- Por el momento, ¿qué acogida está obteniendo esta iniciativa?
R.- Más que satisfactoria, la verdad. Y es normal que así sea, porque no hay nada peor para un hotel y para sus directivos y trabajadores que ver cómo uno de sus clientes se desploma y fallezca sin tener la oportunidad de ayudarle. Cuando al personal del sector turístico se le explica que está en sus manos contribuir, en la medida de sus posibilidades, a la recuperación del cliente, se sorprenden, porque la mayor parte de la gente ignora que simplemente utilizando las manos se puede facilitar la reanimación de un paciente con parada cardíaca.
P.- Con la irrupción del desfibrilador, además, las posibilidades de intervención por parte de cualquier tipo de persona hay aumentado ostensiblemente…
R.- Así es. Los actuales modelos de desfibrilador presentan un avanzadísimo a nivel tecnológico y ofrecen la garantía de su absoluta seguridad, tanto para el que lo aplica como para el paciente. Esto es así porque cuando se aplica una descarga a una persona que se ha quedado inconsciente es porque el aparato permite que la hagamos. Es decir, porque el paciente sufre, en efecto, una arritmia y necesita de la acción del desfibrilador. De no ser así, la maquina no se activa.
P.- Describa, en lenguaje sencillo para los lectores, qué ocurre cuando se produce una parada cardíaca…
R.- Vamos a ver, el corazón mantiene una actividad eléctrica que, en un momento determinado, puede cesar. Cuando eso ocurre, decimos que esa persona ha sufrido una arritimia. Entre los diversos tipos de arritmias, la más maligna puede acabar con la vida del paciente si, de forma rápida, no recibe una descarga que resincronice el corazón. Por otra parte, una de las ventajas del desfibrilador es su fácil manejo. Se trata de un aparato de dimensiones muy pequeñas. El operador apenas ha de colocar unos parches en el pecho de la persona a la que se pretende reanimar y encender el aparato, que se ocupa de detectar si existe o no una arritma. Si la hay, el aparato indica que se debe realizar una descarga.
P.- ¿Qué puede aportar un proyecto de estas características al objetivo de excelencia turística que desde hace tiempo se persigue en Baleares?
R.- La salud es un elemento neurálgico de la calidad turística, porque cualquier inversión que se realice para mejorar el bienestar y la seguridad de nuestros visitantes redunda en un beneficio para el sector, a medio y largo plazo. Es cierto que en el caso de los jóvenes turistas que llegan a nuestras islas para disfrutar de la diversión, el sol y la playa son poco frecuentes los visitantes que manifiestan una gran preocupación por los temas sanitarios. En cambio, para el turismo senior sí es una preocupación saber que el lugar que han elegido para sus vacaciones cuenta con una buena red hospitalaria y asistencial, con personal profesional y adecuadamente formado y, a partir de ahora, con establecimientos en los que habrá trabajadores que, sin dedicarse a la sanidad, son capaces de realizar unas primeras maniobras de reanimación en situaciones de parada cardiorespiratoria.
P.- ¿Qué tipo de contenidos se imparten en los cursos de formación incorporados a la campaña?
R.- En las sesiones el aspecto más importante es explicar qué es la parada cardiaca y por qué se origina. Y hacer entender la importancia de ganar tiempo con una actuación básica, dejando claro que esa intervención no conlleva ningún riesgo para el paciente. Eso hay que subrayarlo adecuadamente: puede que una reanimación no consiga su objetivo de ayudar al enfermo, pero, en cualquier caso, tampoco le perjudicará. Muy al contrario, la situación verdaderamente perjudicial es que transcurran los minutos y nadie haya podido actuar para echar una mano al afectado antes de que intervengan los servicios sanitarios.
P.- ¿Existe un gran retraso en nuestro país en materia de conocimientos generales sobre reanimación?
R.- Digamos que el nivel no es bueno, ni mucho menos. En 2012, el Parlamento Europeo aprobó una recomendación para que cada Estado miembro forme a sus ciudadanos en este ámbito, pero en España esta iniciativa ha tenido poca repercusión y no se han visto los resultados en los programas formativos de los colegios. Tenga en cuenta que el plan de estudios de algunos países ya incluye clases de reanimación a partir de los 14 ó 16 años, que es cuando el chico ha adquirido la fortaleza corporal suficiente para abordar actuaciones de reanimación. Posiblemente los países más avanzados son Japón o Suecia. En Osaka, por ejemplo, se impartió formación a dos millones de personas, mientras que el 25 por ciento de los suecos tienen conocimientos sobre reanimación.
P.- ¿Qué tipos de incidencias son las más habituales de entre las que requieren actuaciones de reanimación cardiopulmonar?
R.- Gracias a mi actividad en el 061 tengo una visión muy clara y directa acerca de la cuestión que usted plantea, y que es diferente a la de los hospitales, porque los servicios de emergencia actuamos a pie de calle y eso aporta siempre un plus. Digamos que en Baleares las situaciones dependen mucho de las estaciones. En invierno, predomina el turismo ciclista, en el que resultan frecuentes los accidentes traumáticos. Ahora bien, una cuarta parte de las incidencias que afectan a los ciclistas está relacionada con paradas cardíacas y desmayos. En verano, el contexto es muy distinto. Al ser un territorio famoso por sus playas, los casos de ahogamiento están muy presentes en el día. Afortunadamente, en las islas se ha avanzado mucho en formación y equipamientos en las zonas de playa. Nuestros socorristas han seguido un aprendizaje riguroso y completo que les convierte en los mejores aliados de los servicios médicos. Ahora bien, los socorristas no siempre están ahí. Puede que el ahogamiento o la incidencia se produzca cuando ya han terminado su horario de trabajo. Por eso es importante que también otros ciudadanos puedan acometer tareas básicas de reanimación.