Entiendo que para los pacientes estos comentarios son difíciles de aceptar,sometidos como están al bombardeo incesante de imágenes y mensajes de personas sanas, seguras, felices, triunfadoras que al sonreir muestran unos dientes perfectos y blanquísimos como las teclas blancas del piano.
Justamente lo contrario a lo que aspiran la mayoría de dentistas: conseguir unos dientes de apariencia natural que pasen desapercibidos. Este es el mayor reto, sustituir un diente central y que no se note la diferencia con la pieza de al lado.
Al valorar el color de los dientes hay que tener en cuenta los siguientes aspectos: El TONO o MATIZ. Que sería la gama de colores que presentan los dientes. En general, poco variable y bastante uniforme. Viene dado por la estructura interna del diente, la dentina, cuyo color predominante es el amarillo anaranjado. Se aprecia mejor al separar los dientes del entorno con un marco gris.
El CHROMA o SATURACIÓN. Es la gradación en intensidad del matiz del color. Varía en los distintos dientes e incluso en las diferentes regiones del diente.
El VALOR o BRILLO.Es el aspecto más importante. Está muy relacionado con la textura superficial del diente.También varía según la parte del diente que observamos. En general el tercio medio es más brillante. Muchas veces los dientes más brillantes aparentan ser más grandes y más cercanos.
Otras propiedades a tener en cuenta al valorar el color de los dientes son la OPALESCENCIA, que es una característica óptica del esmalte que transmite un tono anaranjado y refleja un tono azulado (especialmente en los bordes incisales) y la TRANSLUCIDEZ que suele variar desde la opacidad total (como el marfil) hasta la transparencia completa (como el cristal).
También es importante señalar el efecto de FLUORESCENCIA dependiente de la dentina y que se observa sobretodo al incidir cierto tipo de luz sobre la estructura del diente (por ejemplo en las discotecas).
Todas estas propiedades otorgan a los dientes una naturaleza propia, única, muy difícil de imitar y que varía según las circunstancias de cada individuo con la edad, el desgaste, la textura superficial del diente y las condiciones de luz en que se observan los dientes, así como el marco que rodea a los dientes (el carmín de los labios, por ejemplo).
Créanme, así pues, si les digo que los dientes pueden ser más o menos CLAROS pero no blancos, a pesar de la televisión y de Hollywood.