YJavier seguía hablando en eldiario.es de que la repatriación de estos ciudadanos de países de renta mediaalta/ alta ha puesto de manifiesto que el omnipresente derecho a la salud tiene dos caras, de modo que la situación atravesada por los países de renta baja solo es considerada como un problema de importancia global cuando su imposibilidad de desarrollar y disfrutar el derecho a la salud puede tener repercusiones negativas en las vidas de los países que controlan las instituciones de gobernanza global en salud. Mary Robinson, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, decía: “Derecho a la salud no significa derecho a gozar de buena salud, ni tampoco que los gobiernos de países pobres tengan que establecer servicios de salud costosos para quienes no disponen de recursos.
Significa que los gobiernos y las autoridades públicas han de establecer políticas y planes de acción destinados a que todas las personas tengan acceso a la atención de salud en el plazo más breve posible. Lograr que eso ocurra es el reto al que tienen que hacer frente tanto la comunidad encargada de proteger los derechos humanos como los profesionales de la salud pública.” En este marco de juego que comparto, un conjunto de salubristas han escrito una carta que ha publicado The Lancet que dice cosas como éstas: “Después de meses de inactividad y negligencia de la comunidad internacional, la epidemia de Ébola en África Occidental, su situación actual está completamente fuera de control. Hoy en día, el virus es una amenaza no sólo en los países donde está ocurriendo el brote, sino también en el mundo entero. Instamos a nuestra a los gobiernos a que movilicen todos los recursos que sea posible para ayudar en el oeste de África a controlar esta horrible epidemia.
Sería importante que los países occidentales favorecieran que los profesionales de permitir que trabajan en los sistemas sanitarios públicos pudieran tener licencias temporales (con complemento de peligrosidad) para contribuir a los esfuerzos de control de la epidemia en la zona. Asimismo, debería ir acompañada por un proceso formativo de los profesionales. También se necesita infraestructura básica como laboratorios, generadores eléctricos, equipos de protección personal, así como desinfectantes, jabón cloro, agua limpia y combustible y los países europeos tienen los recursos y el conocimiento para implementarlos.
Por último, las poblaciones afectadas deberían beneficiarse de las contribuciones a la investigación de fármacos eficaces y vacunas. Solidaridad, la equidad social y protección son valores a poner encima de la mesa para recuperar el tiempo perdido con celeridad, determinación y compromiso”.
Es evidente que la gente no enferma ni muere igual en las diferentes regiones del mundo, eso es algo que todo el mundo parece tener claro. Sin embargo, las vivencias en torno a ciertos tipos de enfermedades (el ébola, por ejemplo) son distintas y lo paradójico (o mejor dicho, lo vicioso del círculo causa-consecuencia-respuesta) de que el lugar donde algunas enfermedades son más frecuentes sea el sitio donde menores infraestructuras haya para darles respuesta.
@javierpadillab termina su artículo diciendo: Habrá más brotes de ébola, y esperemos que para entonces tengamos disponible una vacuna frente a este virus… y que puedan acceder a ella las personas que más la necesitan.
Y termino dicendo: Aver si lo podremos ver.