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La sanidad balear cumple sus expectativas

salud-ediciones-squareEl Estado del Bienestar, sistema que, especialmente en el viejo continente, garantiza unas mínimas cuotas de servicios asistenciales, de protección y de calidad de vida a todos los miembros de la sociedad, independientemente de su poder adquisitivo, constituye, en los entornos más avanzados, la mejor garantía de igualdad y de democracia. Ydentro del Estado del Bienestar, la sanidad conforma uno de los tres pilares neurálgicos y consustanciales, junto a la educacion y los servicios sociales.

Ahora bien, presenta la sanidad un buen estado de salud en el caso de Baleares? Resulta tremendamente satisfactorio responder afirmativamente a esta pregunta, si nos atenemos a los hechos, a las estadísticas y, en definitiva, a la realidad, que, en definitiva, es la que es y no la que a algunos les gustaría que fuera.

Veamos, si no, los contextos que mejor reflejan la situación de la atención sanitaria en nuestras islas, en esta última fase de la legislatura. Y comparemos esa misma situación con el inicio de la misma.

El actual Govern del PPheredó unos números catastróficos.

Prácticamente, de quiebra técnica. No solo en el ámbito sanitario, por supuesto, pero, sin duda alguna, este era uno de los más afectados. Haciendo referencia a una de las prácticas más intrínsicamente asociadas a la medicina, urgía coger el bisturí y operar, y hacerlo, además, con destreza y con urgencia.

Así lo hizo el Ejecutivo autonómico. Ylos resultados están a la vista. Hoy en día, una sanidad que arrojaba números rojos prácticamente insostenibles, cuyo futuro inmediato peligraba de forma ostensible y evidente, constituye un sistema fuerte, sólido, y plenamente consolidado, en el que el acceso de los ciudadanos a la medicina, desde una perspectiva de equidad, universalidad y gratuidad, se halla absolutamente asegurado.

Para llegar a este punto del camino, lógicamente, ha habido que adoptar decisiones nada amables y, desde luego, nada reconfortantes desde el punto de vista electoralista. Por fortuna, en Baleares contamos con un Ejecutivo que sabe apreciar la realidad mucho más allá de las encuestas y de los titulares periodísticos, por no hablar de las proclamas incendiarias y catastrofistas de la oposición.

Ese mismo Ejecutivo supo equilibrar los recursos, buscar las oportunidades de eficiencia, estimular a los profesionales y tranquilizar a una opinión pública que, en principio, dio muestras de una relativa inquietud ante la incertidumbre del futuro.

Hoy en día, nadie, salvo quienes hacen de la confrontación política su único y permanente modo de vida y de existencia, cuestiona que el sistema sanitario balear se halla completamente a salvo de cualquier contingencia. Y tampoco nadie pone reparos a la calidad de una administración sanitaria que ha demostrado con creces su solvencia asistencial, técnica, operativa y, también, económica.

Los ciudadanos de Baleares reflejaron, con contundente y meridiana claridad, su opinión acerca de la sanidad pública de las islas en la encuesta de satisfacción que llevó a cabo en su momento el Servei de Salut de les Illes Balears.

Preguntados acerca de la atención recibida en los siete hospitales públicos de la Comunidad Autónoma (Son Espases, Son Llàtzer, Inca, Manacor, Mateu Orfila, Can Misses, y el Hospital de Formentera), además de los dos centros que pertenecen a la red hospitalaria pública (Creu Roja y Sant Joan de Déu) la respuesta no admitió paliativos. Nada menos que el 89,98 %, es decir, prácticamente el 90%, afirmaron su predisposición a recomendar a otros usuarios el hospital en el que fueron atendidos.

También el elevado grado de satisfacción manifestado por los pacientes en relación a los servicios sanitarios merece una reflexión, ya que una puntuación de 4,39 sobre 5 acerca la opinión pública a una situación de casi ecuanimidad respecto a esta cuestión.

Bien haríamos, por tanto, entre todos, en no poner tantos palos en las ruedas. Aunque la batalla política es legítima, y en ella, precisamente, está basado nuestro sistema democrático, tampoco es menos cierto que el valor de la responsabilidad ha de conformar una parte preponderante en el trabajo que realizan los partidos, ya sea en el gobierno o en la oposición.

Ya es a ese sentido de la responsabilidad al que hay apelar a la hora de valorar la realidad de la sanidad, y hacerlo de forma objetiva, rigurosa y sin aprovechar la escarcha de otros escenarios para sembrar dudas, sombras e intrigas entre los ciudadanos.

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