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¿Tiene Hipertensión Arterial?

El doctor Jorge Salvà, cardiólogo y de la psicóloga, Zaira Cabot del equipo Juaneda.
El doctor Jorge Salvà, cardiólogo y de la psicóloga, Zaira Cabot del equipo Juaneda.
Juaneda le propone que además de al cardiólogo visite también a un psicólogo

En más del 90% de los casos la hipertensión no está relacionada con una causa concreta, aunque existen múltiples factores interrelacionados entre sí, que pueden contribuir a desencadenarla. Algunos de ellos no se pueden modificar como la edad, el sexo o la genética; aunque otros sí son susceptibles de modificación y control, como los culturales y sociales, responsables de estilos de vida poco saludables que pueden desencadenar Hipertensión Arterial. Prevenirla y tratarla desde un enfoque multidisciplinar es el nuevo reto del doctor Jorge Salvà, cardiólogo y de la psicóloga, Zaira Cabot del equipo Juaneda.

Estos profesionales indican que su objetivo es: “Desde una perspectiva biopsicosocial, realizar una asociación entre el padecimiento de Hipertensión Arterial, también conocido por sus siglas HTA, y los factores de riesgo o protectores, a nivel cognitivo, emocional y conductual. Por eso en Juaneda hemos optado por fusionar las disciplinas de Cardiología y Psicología, con un objetivo muy concreto: el de reflejar en qué medida el comportamiento humano va a favorecer la aparición de trastornos puramente biológicos y en qué medida esta biología va a favorecer la aparición de cambios en el comportamiento. Lo mental y lo físico van de la mano y más aún dentro de un contexto social como el actual”.

El doctor Jorge Salvà, Especialista en Cardiología de Juaneda en sus centros de Santa ponsa, Paguera y Beach House (Magalluf) y miembro de la Sociedad Española y Europea de Cardiología, entre otras importantes sociedades médicas, explica que en la hipertensión arterial existen factores que no pueden modificarse, como la edad, el sexo y la genética o la herencia, y factores susceptibles de modificación y control como los culturales, psicológicos y sociales que conducen a conductas y estilos de vida poco saludables o nocivas, como fumar, beber, consumir en exceso sal, azúcar y grasas u otros hábitos de alimentación perjudiciales, que junto al sedentarismo y la falta de ejercicio físico, suelen llevar al sobrepeso y la obesidad, importantes desencadenantes de Hipertensión Arterial. Y es en este punto donde se convierte en imprescindible la atención psicológica.

Iniciativa

La psicóloga de Juaneda, en sus centros de Calviá, y co-responsable de esta innovadora iniciativa, Zaira Cabot detalla: “Dentro del grupo de factores modificables debemos incluir y resaltar el inadecuado manejo o afrontamiento del estrés y la expresión emocional inadecuada con baja tolerancia a la frustración. O el bajo control o interiorización de la ira u hostilidad, generando mayor malestar emocional. Si la ira exteriorizada, se da de forma descontrolada sería un factor de riesgo, pero sino, supondría una variable protectora frente al padecimiento. A la vez, la afectividad negativa y los síntomas depresivos, suponen un factor importante para el desarrollo de la hipertensión. Al interferir en la vida diaria, descienden la satisfacción personal favoreciendo el desarrollo de la hipertensión y generando un peor ajuste de esta enfermedad, que incrementa a su vez la afectividad negativa.

También el bajo nivel educativo, el bajo apoyo social recibido o percibido, el nivel de ingresos o estatus económico, las presiones del entorno y las distorsiones cognitivas, sin ser factores causales, en mayor o menor medida contribuyen a la HTA. Otros factores psicosociales como la situación de desempleo, el estrés laboral y familiar alto, junto a la amenaza de perder el trabajo o la vivienda, cobran hoy, en un contexto socioeconómico poco favorable, una importancia particular para aumentar la probabilidad de padecer o agravar esta enfermedad”.

Este equipo presenta distintas formas de abordar esta enfermedad. En palabras del Dr. Salvá: “Desde la cardiología, la meta del tratamiento es lograr una reducción sostenida de la presión hasta niveles normales mediante consejos para modificar estilos de vida o conductuales no saludables y, en la mayoría de los casos, con la administración de medicamentos.

Pero la gran mayoría de los hipertensos presentan varios factores de riesgo y es imprescindible valorar el “Riesgo Total”, por que esta coexistencia de factores tiene efecto multiplicador resultando en un riesgo total mayor que la suma de los factores aislados.

Por esto, la intervención sanitaria debe perseguir la reducción de la exposición a todos los factores posibles de ser modificados, y es aquí donde la estrategia interdisciplinar de atención en equipo sanitario para asistir al paciente hipertenso puede controlar la TA en mayor grado que la asistencia convencional basada únicamente en el médico. Entre las tareas en equipo se incluyen, sobre todo, el apoyo necesario del paciente para lograr los cambios de hábitos de vida o conductuales, para afrontar situaciones socioeconómicas adversas y para lograr la adherencia al tratamiento”.

Por su parte la psicóloga, Zaira Cabot destaca que: Desde la psicología se trabajaría el estilo de afrontamiento ante situaciones de estrés y la forma en la que interpretamos la realidad que vivimos. Aprendiendo además a generar una expresión emocional controlada, sin interiorizar sentimientos ni generando conductas desadaptativas. Siendo importante fomentar y regular el apoyo social que elegimos y recibimos y la forma de percibirlo.

Una adecuada detección precoz de la afectividad negativa, supondría una medida más de prevención de la HTA y una información relevante para el pronóstico. Como conducta preventiva es aconsejable canalizar, regular y expresar correctamente los estados emocionales adversos, mediante conductas adaptativas, para evitar que entrañen problemas cardiovasculares como la hipertensión.

El estilo de afrontamiento y el apoyo social son dos variables que moderan el impacto del conjunto emocional negativo, habiendo diferencias sexuales respecto al manejo de ambas variables que suponen un diferente manejo del estrés, teniendo como consecuencia diferencias en el desarrollo y pronóstico de esta enfermedades Las estrategias centradas en el problema y en la aceptación del problema son las que mejor funcionan. Las que peor funcionan y se asocian con peor salud física y con mayor malestar, son las centradas en evitar conductual y emocionalmente el problema. Y no solo es importante el apoyo recibido, sino también la percepción de éste, ya que disminuye la influencia negativa del estrés y supone un amortiguador de la reactividad mostrada ante un estresor”.

Especialistas

Estos dos especialistas defienden que los determinantes sociales de la salud siempre deben ser considerados a la hora de valorar el estado físico y la enfermedad de la persona. Más aún en épocas de crisis como la actual, ya que pueden influir en la aparición y el control de la Hipertensión Arterial. El manejo de una exposición prolongada al estrés, podría contenerse accediendo a los recursos sanitarios que permitan controlarlo, en primer lugar, al apoyo social y psicológico.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre un 30 y 45% de la población adulta mundial padece de Hipertensión. Una enfermedad letal, invisible y silenciosa, que rara vez provoca síntomas en las primeras etapas y que en muchos casos se diagnostica tardíamente, cuando ya ha provocado daños orgánicos, sin que la persona afectada sea consciente de padecerla. Se considera como enfermedad cuando ésta supera los valores máximos normales (140/90) de manera persistente. Sin el tratamiento adecuado, aumenta las probabilidades de padecer ataques cardíacos, cerebrales o enfermedad de los riñones poniendo en riesgo la salud, la vida y el bienestar.

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local_offerEtiquetas: cardiología, hipertensión, psicología

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