Empieza el libro con una pregunta ¿Está la sanidad pública en peligro?
Y a esa pregunta contestaban las filósofas Adela Cortina y Victoria Camps escribiendo un artículo titulado SALVAR LA SANIDAD PÚBLICA, donde apuntan que el Sistema Nacional de Salud se degrada, que la sanidad pública sufre desde hace años un continuo deterioro que los recientes recortes indiscriminados derivados de la crisis económica han acentuado y acelerado, que cada CC.AA. va a su aire; despoblándose de profesionales sanitarios y muy mal pagados y en gran parte desmotivados los que quedan; debilitada en sus principios morales por las diferencias de asistencia entre las autonomías que rompen la equidad y la solidaridad, que pierde progresivamente calidad y en pocos años quedará degradada a un servicio de beneficencia y que la degradación es oculta.
Para éllas y el grupo firmante del manifiesto, sólo una reforma a fondo puede salvar el sistema y sólo un acto de voluntad colectiva puede ser el resorte de la reforma. Y plantean a todos los partidos políticos que consideren la renovación del sistema una exigencia moral ya apremiante y emprendan la reforma capaz de vertebrarlo, mejorar la calidad de su asistencia, impedir las desigualdades territoriales, afirmar la justicia y hacerlo financieramente viable, preparado para afrontar los compromisos de hoy y los nuevos que sin remedio van a llegar.
Proponen J. Segura, J L Ruiz-Giménez y J. Oliva ideas sobre la misión y visión del SNS, planificando nuestro sistema sanitario en función de los principales problemas de salud y sus determinantes sociales, introduciendo la salud en todas las políticas públicas y considerando las importantes desigualdades en salud existentes entre diferentes grupos sociales y territorios, sobre la universalidad en el acceso a los servicios sanitarios (aspecto que debería recuperarse), sobre la financiación de las prestaciones y servicios sanitarios, sobre la organización del sistema sanitario, sobre la gestión, sobre los copagos, sobre la coordinación entre el sistema sanitario y los servicios sociales, sobre los profesionales sanitarios, sobre la participación ciudadana, sobre la salud en todas las políticas y de un buen gobierno.
Y concluyen que el sistema sanitario público ha contribuido de manera decisiva a la mejora del bienestar de nuestros ciudadanos en las últimas décadas y ha sido, junto con el sistema de pensiones y el educativo, uno de los pilares de la reducción de las desigualdades sociales en España. Para que lo continúe siendo en el futuro, habrá que huir de la complacencia y asumir que se necesitan profundas reformas en el mismo, pero también estar dispuestos a defender su identidad y su carácter de servicio público. El cual contribuye decisivamente al interés general de la sociedad.