Los que por la mañana van a trabajar “andando para atrás”.Los que tratan a sus clientes o colegas como objetos (cosificación).Los que no encuentran sentido a su trabajo. Los que no llegan nunca a gestionar sus contradicciones (“siempre en crisis”). Los que no están motivados ni creativos. Los que se aíslan cada vez mas. Los que tienen la impresión de estar hechos polvo al acabar el dia. Los que llegan a casa y rumian con el trabajo y los que duermen bien pero siempre están fatigados.
Su majestad: el dolor físico
Como decía el escritor inglés Fleming “si piensas sobre el particular, el dolor físico tiene muchas particularidades. De todas las experiencias humanas es, mientras dura, la más absorbente; y es la única experiencia humana que, cuando termina, confiere automáticamente una felicidad real, si no, una forma muy elevada de felicidad. Es también la única experiencia, de este lado de la muerte, solitaria por naturaleza. Pero lo mas extraño sobre el dolor es que, a pesar de su intensidad, y a pesar de su poder sin igual sobre la mente y el cuerpo, cuando termina, no puedes recordarlo en absoluto”.
Cuide su estrés: el cerebro está entre las primeras víctimas
Las consecuencias del estrés prolongado a nivel cognitivo incluyen afectación de la memoria y de las funciones ejecutivas disminuyendo aún más las capacidades del individuo para enfrentar las demandas del medio y creando un círculo vicioso provocando aún más estrés. Si bien el estrés agudo puede ser emocionante y fascinante, el estrés crónico no lo es. Este es el estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año. El estrés crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un matrimonio infeliz o en un empleo o carrera que se detesta.
No hay enfermedades hay enfermos
Desde hace cincuenta años, la técnica se olvida del hombre hasta el punto que se encuentra hoy en un universo abstracto, teórico pero privado de sensibilidad y olvidando que cada hombre enfermo es particular: la medicina « en plural » oculta la medicina en singular. Si se persiste en hacer de la enfermedad el centro de la salud, el terapeuta se va a convertir en un técnico de la salud y el paciente al final hará el mismo sus propias prescripciones siguiendo a las instrucciones encontradas en Internet.