Tiene muchos nombres el amigo, porque quien tiene renombre tiene nombres, y porque –sobre todo- tiene tantas lenguas y tantas letras y tanto que saber que es difícil ponerle nombre a algo tan largo y tan bueno. Lo hace con un artículo sobre “facultad de Medicina sí” o “facultad de Medicina no”, un artículo que saboreamos primero los de la redacción y los amigos, y que lo dejamos aquí en esencia para que cada cual diga e invente lo que quiera sobre sí mismo. He preferido ejercer hoy de link, porque es mejor comentar una exquisitez a tiempo real que paladearse una quincena rememorándolo.
Santi, tan metódico, tan del método, tan de la ciencia, tan de esa exquisitez educativa y tan –sobre todode la educación exquisita, no piensa cuando escribe sobre eso en lo que pensamos los vulgares que pasamos, que diría el poeta.
Donde él hace números, donde él dicta argumentos siempre a favor de la cabeza, los demás hacemos calle, nos hacemos fulanas del interés que envuelve esa decisión universitaria y nos manchamos de otro barro al que también llamamos ciencia. Donde él olvida por educación el debate de la izquierda y la derecha médica cuando se trata el debate de la facultad, donde olvida Santi la trifulca y a la gentuza, donde él olvida la pelea, la raza del interesado y al ramplón, queda aquí proletariado de sobra para recordarlo y para recordárselo.
Olvida, por ejemplo y sobre todo por educación, de cómo en todo ese debate facultado el rojo se tiene repartido ya el papel de las clases y sobre todo el de los recreos, que es sin duda el más sanitario de todos y el que más le gusta. Él hace en ese verso estadístico y sanitario lo que otros hacen en papel contable, en balance de grises de esos horteras que siempre llevan para ir creyéndose que hay que montar la facultad a la que ellos den ciencia, y no esa scola aristotélica donde fundamentalmente el maestro va para que le enseñe el que sabe menos que él. No es más que el eterno misterio del relleno de la aceituna: o anchoa o puro aire.
Se impulsa a la universidad de las islas baleares y la izquierda se mueve, se mueve la izquierda mientras mucho del personal de izquierdas de lo sanitario ni se entera. Quede aclarada esa diferencia estadística que existe entre la izquierda caviar llena de números rojos en la cuenta de los demás, y los de la propia, números que se crían y que se construyen mutuamente como la paja y la viga, entrando las dos por el ojo de la aguja de las elecciones autonómicas.
No tengo mucho tiempo de ponerme a pensar en los números rojos que nos quedan en esta revista, o sea, los días que quedan para que lleguen las elecciones y deba escribir algo definitivo contra esa izquierda que sólo piensa en rojo mientras piensa en sí misma. Por eso, mientras tanto, quería hacer una ligera reflexión para todos aquellos que han interpretado interesadamente que el Presidente Bauzá prescinda del Conseller Sansaloni en los puestos nutritivos de las listas electorales del PP. De ahí que me parezca oportuno decirles a todos esos pequeños habitantes que viven por debajo de la jerarquía de Sansa, que han vivido por él o por la inercia de los que le precedieron y a los que largaron, y que siguen ahí anclados, que espero que hayan entendido el mensaje que les mandaba el Presidente Bauzá a todos ellos. Los tramoyistas que están en la órbita del niño conseller deben haber entendido a la perfección que el Presidente Bauzá no es que no quiera a Sansa, a su jefe, sino que a los que no quiere Bauzá es a todos, a muchos de los que ha querido Sansa.
No te alegres de que el jefe, Bauzá, no quiera a tu jefe, muchach@. Es a ti a quien no quiere, eres tú el que no le interesas, es contigo con quién no cuenta para el próximo reparto de cargos y de puestos si renueva su mayoría.
Hablábamos de la política en lo que debería ser una decisión técnica para la implantación de una facultad de Medicina. Pero hablamos también de los movimientos de hospitales como Son Espases que esperan de esa decisión un maná de profesorado de libre designación, unos jefes de servicio travestidos de jefes del servicio, y ahí es donde Bauzá -con su presidencia tendente a la renovación- sabe perfectamente con qué y en qué grado de traición se han comportado los inferiores a Sansa para pervertir su estrategia política. Se lo dijimos a Sansa en algún momento, y se hizo el sueco de Petra. Se lo escribimos desde aquí, y precisamente eso de lo que no ha sabido/querido prescindir es lo que lo ha hecho a él totalmente prescindible.
Nadie necesita a un conseller que no tiene mando sobre un director general que no tiene mando sobre un gerente de hospital que no gerencia nada de nada excepto sus propios intereses. Nadie vota a quien no necesita. Nadie te necesita si eres prescindible. NO lo olvides.