Y no tanto en torno al pasado, que al fin y al cabo, como suele decirse, al igual que el agua, ya no mueve ningún molino, sino, muy especialmente, el objetivo ha de ser reflexionar sobre el futuro. Es decir, el futuro político, pero también social, económico y humano que dejan tras de si las elecciones autonómicas, insulares y municipales del pasado 24 de mayo.
Ciertamente, desde el punto de vista de constitución de mayorías parlamentarias y de gobernabilidad, el panorama que se dibuja es complejo. Sin embargo, esa complejidad, que por otro lado ha sido legítimamente refrendada por los electores en las urnas y como tal debe ser aceptada, no ha de resultar óbice para que los dos grandes pilares de la organización social, como son la educación y la sanidad, se vean afectados negativamente en su dinámica, en su estructura, y en las decisiones, todas ellas importantes y trascendentes, que se deben adoptar en futuros tiempos.
Como medio de comunicación especializado en temas sanitarios, queremos defender, en este pre-inicio de la nueva legislatura, la imperiosa necesidad de que las actuaciones políticas relacionadas con el campo de la asistencia médica hallen el justo y merecido eco en las políticas que se vayan a seguir y aplicar, de ahora en adelante, en esta Comunidad Autónoma.
La sanidad no debería convertirse en una punta de lanza, ni en un desafío belicoso. Muy al contrario, y ahora posiblemente más que nunca, en un contexto incierto como el actual, resulta perentorio que todas las fuerzas políticas sin excepción se esfuercen en consensuar una política sanitaria que no esté sujeta a los vaivenes electorales y que parta de unos axiomas mínimos de los que todos los partidos puedan participar.
Más allá de estas reflexiones, es de justicia conceder a los nuevos gobernantes el prudencial tiempo de espera antes de juzgar o valorar sus actuaciones. En política se habla de los cien días como margen razonable para empezar a calibrar si los pasos de las nuevas administraciones siguen o no el camino adecuado.
Puede que tengan que ser cien, o algunos más, pero, en cualquier caso, al nuevo gobierno balear, y a todos los nuevos gobiernos de las diversas instituciones públicas de las islas, hay que concederles el privilegio de que empiecen a trabajar sin una presión desaforada que les impida centrarse en los objetivos principales de cualquier gestión pública, que pasan, como no podría ser de otra manera, por garantizar el máximo nivel de bienestar y de calidad de vida a todos los ciudadanos sin excepción.
Desde Salut i Força, por tanto, no solo cedemos ese plazo de rigor a los gobiernos constituidos a partir de los resultados del 24 de mayo, sino que, además, les damos nuestra más cordial bienvenida. En este medio de comunicación encontrarán un aliado leal en el propósito común de proveer a los hombres y mujeres de Baleares la mejor asistencia sanitaria posible.
Por supuesto, como debe ocurrir en periodismo, siempre desde un posicionamiento crítico en tanto que la prensa juega un papel fiscalizador del trabajo que se desarrolla en las instituciones.
Pero, como siempre hemos procurado hacer en Salut i Força, a lo largo de nuestra ya longeva historia, ejerceremos esa labor informativa desde la ecuanimidad, la pluralidad y el respeto hacia todas las perspectivas, ideológicas y políticas.
En unas pocas semanas, las administraciones, con sus nuevos responsables al frente, comenzarán un trabajo que, sin duda, será arduo y no exento de dificultades.
Les deseamos toda la suerte del mundo, porque su acierto redundará en beneficio de todos los ciudadanos de esta Comunidad Autónoma.