Frases de estas, han generado en las últimas semanas, la aparición de un movimiento contra la precariedad laboral en sanidad, contra la #Atención- Precaria, que ha generado un manifiesto del que destacamos algunas ideas:
1.En la gestión sanitaria se ha implantado una cultura sin fundamento humano ni científico que considera al personal como pieza intercambiable. Son sistemáticos los contratos eventuales, incluso por horas y para cometidos diversos. Es lo que llamamos precariedad laboral (en el sentido de enorme temporalidad, gran vulnerabilidad, bajo nivel salarial y falta de derechos sociales).
2.En el sistema sanitario los servicios son servicios personales, en los que es clave la confianza entre profesional y paciente. Es cruel y deteriora la calidad la falta de continuidad/longitudinalidad que se expresa bien con expresiones tipo: «¿Otra médica? ¿Tengo que volver a repetírselo todo a usted?». De la misma forma, en espejo, el pensamiento profesional que se expresa con preguntas tipo: «¿Quiénes serán mis pacientes mañana? ¿Con quién formaré equipo?» y que llega a decir: «No me coja cariño que me voy mañana».
3.La precariedad también lesiona los aspectos de salud pública que cubre el sistema sanitario y que exigen equipos consolidados capaces de enfrentarse, por ejemplo, a las inevitables crisis de salud pública.
4.La precariedad disminuye la calidad clínica e incrementa los errores sin disminuir el coste. La precariedad daña la salud de pacientes y profesionales. La precariedad es, de hecho, una forma de maltrato y una falta de respeto, una indignidad para profesionales y pacientes. La precariedad sanitaria afecta más a mujeres jóvenes y, por ejemplo, en su impacto vital global modifica/impide planes de maternidad/ paternidad. Entre el trabajo «en propiedad» y la precariedad hay soluciones al tiempo científicas, humanas y racionales que mejoran el resultado en salud en pacientes y profesionales.
En definitiva, concluyen que la precariedad profesional sanitaria daña la salud y en defensa de la equidad y de la solidaridad, al incumplir en muchos casos la legislación laboral.