P.- ¿Para cuándo está previsto que sea una realidad el servicio de radioterapia oncológica del Hospital de Can Misses?
R.- De acuerdo con el concurso y con el contrato se dan seis meses desde la firma hasta la puesta en marcha del servicio. A lo largo de esos seis meses hay que ir cumpliendo una serie de hitos –desde la aprobación del proyecto por la Junta de Seguridad Nuclear a otros temas- y la verdad es que por ahora estamos cumpliendo los plazos. Hemos cumplido con los tres primeros requisitos: hacer una inspección visual, solicitar los planos de construcción e instalación para su validación por una empresa especializada en ingeniería de radioterapia y se han entregado ya el Plan de Calidad y el Proyecto de Gestión del servicio.
P.- ¿En qué momento preciso se encuentra el proceso?
R.-Ahora mismo estamos en fase de evaluación de las instalaciones y de selección de las últimas características de la máquina a instalar.
P.- ¿En qué condiciones económicas, técnicas y administrativas optó la Red Asistencial Juaneda para hacerse con la concesión?
R.- Fue un concurso complicado porque se solicitaba una memoria compleja, pero sencillo desde el punto de vista económico y administrativo, ya que se basaba en una cápita de población. La Comunidad Autónoma, el Ibsalut, abonará a la empresa concesionaria una cantidad fija por habitante y año. Eso permite ajustar mucho las ofertas porque no va a depender del número de pacientes que requieran el tratamiento sino de la población global de Eivissa y Formentera. Y eso no está sujeto a cambios.
P.- Se ha criticado que la oferta realizada por el Grupo Juaneda y por la Policlínica Miramar, 13,6 millones de euros, es insuficiente para cubrir los costos del servicio y por tanto no se podrán obtener beneficios. ¿Qué opina?
R.- Para comenzar, hay que destacar que no es una cantidad económica fija, es una cantidad por paciente y año, una especie de alquiler mensual del servicio. Es una cantidad muy estable porque depende de los habitantes de las islas Pitiusas y ronda los 100.000 euros al mes. No está sujeto a variaciones dependientes de que un mes haya más o menos actividad. Eso permite hacer unos cálculos muy ajustados.
P.- ¿A qué se refiere?
R.- Casi la mitad del proyecto es compra de instalaciones y de maquinaria y eso es una cantidad también bastante fija. Es, pues, un proyecto con muy escasas oscilaciones y ello permite hacer una oferta económica ajustada. Le recordaré que nos presentamos al concurso dos empresas, muy distantes geográficamente y sin relaciones durante el mismo, como establece la ley, y nuestras ofertas tan solo se han diferenciado en un 1,5%, de donde se ve que hemos llegado a las mismas conclusiones de viabilidad. Si las ofertas son similares, probablemente es que las dos son muy sólidas.
P.- ¿Entonces, por qué tanta polémica en torno al proceso, cree que se ha convertido más en una cuestión de controversia política que de Medicina?
R.- El tema de la radioterapia en Ibiza ha sido objeto de discusión política y social durante muchos años, por lo menos desde hace dos o tres legislaturas. Sucede que la población pitiusa no es, según las recomendaciones internacionales, suficiente para colocar unas instalaciones de estas características. Las recomendaciones europeas recogen que debe haber un acelerador de este tipo por cada 250.000 habitantes. En Ibiza y Formentera no se llega a este número de habitantes, por lo que en principio no es económicamente recomendable.
P.- ¿Entonces porque se pone en marcha el proyecto?
R .- Porque ésta es una recomendación de tipo general que no tiene en cuenta la insularidad y la discriminación que puede suponer vivir en una isla a una cierta distancia de otra que sí tiene ese servicio. Si la distancia entre Ibiza y Mallorca, poco más de 100 kilómetros, fueran por tierra y por carretera no habría ninguna razón para habilitar esas instalaciones. Es una discusión de hasta dónde llega la solidaridad, de hasta dónde hay que evitar la discriminación por ubicación de residencia. Se escapa un poco de lo que son temas puramente sanitarios o económicos. Y cuando algo no se puede contestar solo con números e inversiones genera una polémica que ha durado muchos años.
P.- ¿Cómo se encuentra en estos momentos el servicio y qué recursos humanos destinan al mismo?
R.- la obra del bunker de seguridad para evitar irradiaciones es algo muy complejo y ya está terminado; formaba parte de la obra de Can Misses. Después, la definición de qué se va a hacer, cómo se hará y con qué profesionales, la descripción del proyecto, está entregado y presentado. Otra cosa es la consecución de los créditos para hacer frente a esta inversión, que de entrada se estima en algo más de seis millones de euros. Por último habrá que estudiar la adaptación final de las instalaciones a ese bunker que ya se ha construido. Estamos en esa fase.
P.- Uno de los procesos más complejos debe ser el de garantizar la seguridad por las radiaciones nucleares…
R.- En España hubo un accidente, un hecho dramático en una instalación radioactiva, hace ahora algo más de 10 años, y si España tenía una legislación exigente, eso ha hecho que la exigencia crezca. Una instalación de radioterapia es potencialmente peligrosa, pero que en nuestro medio está absolutamente controlada. Ese control hace que cualquier actuación, como el arranque de la actividad, esté sujeta a unos controles extraordinarios para garantizar la seguridad. Y eso es lo que puede que alargue 15 días, un mes, un mes y medio, el arranque, porque hace falta haber dado todos los pasos y de forma consecutiva.
P.- ¿Cuáles son las características tecnológicas de las instalaciones que se están poniendo en marcha?
R.- El concurso pedía que la tecnología fuera como mínimo equivalente a la que se instaló en Son Espases en 2010 y 2011. Hoy esa tecnología ha avanzado más, de modo que lo que se instale en Can Misses será una o dos generaciones más avanzado a lo de Palma. ¿Qué diferencia esta instalación de lo que había hace seis o siete años? Intentaré explicarlo: la intensidad modulada, la concentración de radioterapia en una zona del cuerpo. Antes la cantidad de radioterapia era fija para toda esa zona y ahora es posible poner dosis muy altas en el centro, menos en la periferia, intermedia en un área lateral… Otro aspecto importante y novedoso es la precisión. Es posible ya hacer radiaciones sobre estructuras de menos de un milímetro, haciendo lo que se ha dado en llamar radio-cirugía, es decir, operar ciertos tumores sin necesidad de abrir. Vamos a instalar lo último de lo último de lo que hay ahora mismo, es nuestra obligación. La radioterapia ha cambiado más en los últimos 5 años que en los 20 anteriores y no de esperar que siga cambiando tanto.
P.- ¿Qué tipos de casos podrán tratarse en el futuro servicio de radioterapia de Can Misses, podrán evitar los pacientes el traslado a otros centros?
R.-Sí, se puede afirmar que a partir de que arranque el servicio, los pacientes de Ibiza y Formentera serán autosuficientes. Aunque ése no debe ser el objetivo, más bien debe serlo tratar a los pacientes de la mejor manera posible en el mejor lugar posible. Podría suceder que en un momento determinado, para un tratamiento en concreto, en el que fuera necesario combinar varias técnicas fuera preferible trasladarlo. En ese caso no pasaría nada: Trasladar un paciente cada año o cada dos años para que se pueda beneficiar de una tecnología en concreto no puede contradecir al objetivo general de no tener que desplazar pacientes.
P.- ¿Esa autosuficiencia será al 100%?
R.- Al 95 o al 99%. Hay tratamientos radioterápicos muy especializados que precisan el traslado fuera de España. Sí que es cierto que acabaremos con el traslado a Palma de más de un centenar de pacientes, como se está haciendo ahora.
P.- ¿Cuándo viaja a Ibiza siente la acogida de los ciudadanos por la creación de este servicio de oncología radioterápica?
R.- Ha habido tanta polémica, o ha sido un servicio tan solicitado que ha llegado a generar movilizaciones sociales que hay una cierta desconfianza sobre si es verdad o no es verdad, que te preguntan ¿pero de verdad se va poner en funcionamiento? Y les decimos que sí, que se va a poner la máquina, con todos los profesionales y lo necesario. Con un modelo de gestión muy transparente, con un coste estimable en 10€ por ibicenco y año, que además saldrá de los presupuestos generales de Baleares, de donde podemos decir que a cada balear la radioterapia de Ibiza y Formentera le costará unos dos euros al año.
P.- ¿Qué llevó a Policlínica Miramar, integrada ya dentro del Grupo Asistencial Juaneda, a optar a ponerse al frente de este proyecto?
R.- Pues que Policlínica Miramar, por su tradición quiere volver a ser lo que ha sido en el espacio de la salud de Baleares. Policlínica Miramar puso en marcha en las Islas el primer acelerador lineal que permitió hacer tratamientos en 3D hace ahora 17 años. Hemos sido líderes en radioterapia avanzada durante muchísimo tiempo. Los primeros tratamientos de radiocirugía en Baleares se hicieron en Policlínica Miramar en 2010 y queríamos seguir manteniendo ese liderazgo. Cuando el Govern decide concertar la radioterapia oncológica para Ibiza y Formentera –decisión en la que no tuvimos nada que ver –nosotros dimos un paso al frente, dijimos: sabemos hacerlo y llevamos mucho tiempo haciéndolo. Ya hemos colaborado con la sanidad pública cuando lo necesitó, por ejemplo en el traslado de Son Dureta a Son Espases, cuando toda la radioterapia de Baleares se hizo en nuestra clínica durante una serie de meses.
P.- ¿Qué Can Misses sea un nuevo hospital está dificultando mucho la apertura de este nuevo servicio?
R.- No. La radioterapia oncológica está muy separada del resto del hospital por motivos de seguridad. En algunos centros está incluso en otro lugar. En ese sentido no hay ningún problema.
P.- ¿Cuál es en estos momentos la situación de Policlínica Miramar, un centro históricamente de referencia en la sanidad privada de Baleares?
R.- Han pasado años de cambios importantes y de dificultades económicas, reducción de la actividad, etcétera. Desde que hace dos años se incorpora a la Red Asistencial Juaneda se ha producido una recuperación muy importante. Hemos incrementado en número de intervenciones quirúrgicas casi en un 30%, el número de estancias hospitalarias casi lo ha duplicado. Hemos conseguido contratos muy importantes y la acreditación de la Seguridad Social alemana. Hemos firmado acuerdos con las cuatro grandes aseguradoras alemanas de la Seguridad Social, que prácticamente solo acreditan hospitales públicos. Estamos arrastrando aún problemas económicos pero funcionando ya normalmente como hospital y con una gran ilusión por parte de los profesionales. Las Urgencias vuelven a tener ya una actividad importante. Trabajamos ya con todas las aseguradoras. Ahora esperamos los resultados económicos.
P.- ¿Cuál ha sido la clave de la supervivencia?
R.- La oportunidad que nos ha dado la incorporación a la Red Asistencial Juaneda que ha hecho que haya compañías aseguradores que trasladen parte de su actividad a nuestro hospital. Por otra parte los profesionales han decidido aprovechar esa oportunidad haciendo un trabajo extraordinario. Durante el último año y medio se ha duplicado el trabajo sin incrementar de forma proporcional el personal o los salarios. El gran valor de Policlínica Miramar es su gente, sus profesionales.
P.-¿Y el futuro?
R.-Hay que tener en cuenta nuestra historia: en Policlínica se hizo la primera radiocirugía, la primera radioterapia en 3D, la primera Cirugía Cardíaca, el primer TAC, las primeras sesiones de hemodiálisis, la primera resonancia magnética… Policlínica siempre ha estado en la vanguardia y ése es el puesto que quiere recuperar. Ahora mismo es un hospital que está retecnificándose, haciendo inversiones, comprando equipos punteros, aunque como ya he dicho, lo que tiene más valor es su gente, los profesionales. Además, la gran diferencia de Policlínica Miramar es que tiene una plantilla muy estable que supera los 500 profesionales con un número muy imporante de médicos en dedicación completa al centro. El futuro es lograr ofrecer a la población de Baleares una medicina privada de calidad con altos niveles de eficiencia y colaborar con la sanidad pública cuando esta lo necesite.