P.- Han transcurrido ya unas cuantas semanas desde su toma de posesión como consellera de Salut. ¿Qué balance realiza de su aterrizaje en uno de los departamentos con mayor peso competencial del Govern?
R.- Han sido unas semanas muy intensas, de mucha actividad. Ahora mismo tenemos planteados dos ejes fundamentales: por una parte, llevar a cabo un diagnóstico directo de la realidad de cada uno de nuestros centros y direcciones generales; y, por otra parte, comenzar a elaborar la hoja de ruta de las que serán nuestras act u a c i o n e s como Ejecutivo.
P.- ¿Esperaba el nombramiento? ¿Le sorprendió?
R.- Pues sí, fue una gran sorpresa. Mi trayectoria profesional siempre ha estado vinculada a la parte asistencial y a la gestión, y nunca había participado en política. Es cierto que he trabajado en el grupo de salud del PSOE y que he colaborado en la elaboración de programas en este mismo ámbito, tanto a nivel nacional como local, pero nunca me había imaginado estar al frente de esta Conselleria. La responsabilidad es máxima, sobre todo porque en ningún caso queremos decepcionar, ni mis compañeros ni yo misma, a todas las personas que han pedido un cambio en la forma de hacer política en Baleares.
P.- ¿Es la Conselleria más compleja de todas las que forman parte del Govern, junto con la de Educació?
R.- No dispongo de elementos de comparación con otros departamentos, pero, ciertamente, es una Conselleria muy compleja. Piense que de nosotros dependen más de cien unidades básicas de salud, diez hospitales y 14.500 trabajadores. En cuanto a la comparación con la Conselleria de Educació, resulta curioso pero se da la circunstancia de que el titular de esa área, el conseller Martí March, debe sustituirme a mí en los períodos de vacaciones, y eso significa que, en idéntica situación, yo debo reemplazarle a él. En una palabra, que le pediré al conseller que, por favor, no se coja vacaciones nunca.
P.- Esta es la primera vez que un profesional de enfermería se sitúa al frente de la Conselleria de Salut. ¿Era una asignatura pendiente?
R.- Digamos que demuestra que se están dando pasos hacia delante, y eso siempre es progresivo. Los enfermeros disponemos de un conocimiento profundo de todos los ámbitos de la sanidad, porque intervenimos en todos ellos, y ese bagaje puede ser perfectamente aprovechado, también, a nivel de gestión política.
P.- ¿Cuál fue la reacción de sus compañeros de profesión cuando se hizo pública la noticia de su nombramiento?
R.- De alegría y de satisfacción, y esa respuesta aumenta todavía más si cabe la responsabilidad que he de afrontar porque soy consciente de que se han despertado unas expectativas que en ningún caso deben ser defraudadas. En general, me he sentido muy bien acogida por toda la familia sanitaria de Baleares, y esa es una actitud que quiero agradecer muy sinceramente. Estas primeras semanas me he reunido con buena parte de los colectivos, y la tónica común es la petición de un mayor diálogo y de más participación. Los profesionales anhelan implicarse en las decisiones que se vayan adoptando, después de una legislatura anterior en que esta línea de diálogo fue claramente deficitaria.
P.- ¿Por qué ha debido transcurrir tanto tiempo para que una enfermera fuera nombrada consellera de salut? ¿Existían cierto tipo de prejuicios al respecto?
R.- No creo que haya prejuicios contra la enfermería. Al menos, yo no los he vivido a lo largo de mi trayectoria profesional, y lo digo de corazón. Sin ir más lejos, con tan solo 26 años, me tocó ser supervisora del hospital de día, y como no existía la figura del supervisor médico tuve que coordinar el trabajo de un gran número de especialidades. Y la verdad es que, pese a mi juventud, la experiencia se saldó muy satisfactoriamente, y sin ningún tipo conflicto. De verdad que no creo que se pueda hablar de prejuicios en el caso de la enfermería. Más bien, yo diría que a los profesionales sanitarios nos cuesta implicarnos en responsabilidades políticas, y tal vez eso frene que haya más personas de nuestro ámbito al frente de departamentos o de áreas públicas de gestión. De todas maneras, tenemos diputados y directores generales que son enfermeros, y espero que dentro de poco tiempo la circunstancia de estar en un primer nivel político siendo enfermero sea, simplemente, una anécdota.
P.- El Colegio de Enfermería de Baleares ha iniciado hace poco una nueva legislatura, después de un período de cuatro años de una cierta conflictividad, especialmente con el Consejo General de Enfermería. Esta legislatura, ¿será más tranquila?
R.- Estoy convencida de que sí. Ya en la legislatura anterior se trabajó mucho para mejorar la calidad de la asistencia sanitaria y enfermera y se batalló intensamente con el objetivo de aumentar las competencias profesionales del sector. La junta que presidía Rosa María Hernández, que vuelve a estar al frente de la presidencia colegial, reivindicó con valentía y constancia la aportación de la enfermería en el conjunto de la sanidad, y a buen seguro estos próximos años la institución seguirá esta misma línea. Tendrá todo el apoyo del Govern y de la Conselleria de Salut, y confío en que el Consejo General de Enfermería y su presidente, Máximo González Jurado, reflexionen.
P.- ¿Por qué no ha sido posible introducir la prescripción enfermera, pese a todos los esfuerzos del sector para conseguirlo?
R.- Estoy triste por cómo se ha desarrollado este tema. En 2011 se aprobó un Real Decreto por el cual los profesionales de enfermería podían indicar productos sanitarios y medicamentos no sujetos a prescipción médica. Todos los colectivos admitieron y aceptaron la nueva situación, y también lo hicieron los médicos. Paradójicamente, tuvo que ser el Consejo General de Enfermería el que decidiera recurrir el Real Decreto. El Tribunal Superior de Justicia de Baleares rechazó el recurso, pero por los motivos que sean, a lo largo de cuatro años, la normativa no se aplicó, pese a que la infraestructura para hacerla operativa se hallaba totalmente preparada. En eso, llegó el golpe bajo del Tribunal Supremo, cuya sentencia ya es firme y contra la que no se puede alegar. El pronunciamiento del Supremo se produjo tras un nuevo recurso del Consejo General de Enfermería, que, personalmente, solo puedo entender desde una óptica de ataque profesional.
P.- Un gran número de encuestas afirma que las enfermeras son las profesionales más queridas y valoradas por los pacientes. ¿Qué le dice ese dato?
R.- Miré, estos últimos cuatro años he estado trabajando en Atención Primaria y puedo asegurarle que cuando los pacientes y sus familiares saben qué tipo de asistencia estamos en condiciones de brindarles los profesionales de enfermería, aprecian de verdad nuestro trabajo. En algunos casos, la relación humana que se establece llega a ser casi familiar. Y eso no ocurre solo en Atención Primaria, sino también en los centros hospitalarios, donde las enfermeras comparten la intimidad del paciente y cada uno de los momentos de la jornada, desde que se levanta hasta la noche cuando se duerme. Sabemos si se sienten tristes o alegres, somos testigos de sus satisfacciones y sus decepciones, y asistimos a la evolución de su estado de ánimo. Hay una definición sobre el trabajo de enfermería que me gusta mucho, según la cual ser enfermera significa ayudar a las personas a adaptarse a su nueva situación de salud.
P.- El hecho de que las enfermeras vivan más de cerca el sufrimiento y los problemas de los pacientes, ¿implica que les cueste más desconectarse de su tarea profesional?
R.- En Atención Primaria me ha costado más desconectar que cuando trabajaba en hospitales. Algunos amigos y compañeros te dicen que te acostumbrarás, pero no es así. Incluso ahora, que he debido abandonar el centro de salud para ser consellera de Salut no me quito de la cabeza a las personas que he dejado atrás a causa de mi cambio de actividad. Pienso, por ejemplo, en qué tipo de atención estarán recibiendo, si les va todo bien, si tienen problemas o necesidades. Algunos profesionales de enfermería llegamos a conectar tan intensamente con los usuarios que incluso nos los llevaríamos a nuestras casas, si pudiéramos, para asegurarnos de que están bien.
P.- ¿Por qué eligió ser enfermera?
R.- Si le he de ser sincera, no era mi vocación de la infancia. Me gustan mucho los animales y quería estudiar veterinaria, pero por una cuestión familiar no pude trasladarme a la facultad de Zaragoza y valoré las carreras que podía cursar en la UIB. Dudé entre enfermería y psicología, y estoy muy contenta con mi elección. Ser enfermera te hace mejor persona.
P.- Hablemos un poco de política. ¿Cuáles son los principales retos de la legislatura a nivel de política sanitaria?
R.- Retornar el derecho universal a la sanidad pública en Baleares era la primera gran medida que debíamos adoptar como Govern. Y lo hemos hecho. Otro reto es mejorar la accesibilidad en Atención Primaria. Confío en que antes de que acabe el año ya se habrá avanzado bastante en la apertura de los centros de salud en horario de tarde. Un punto también importante es la atención a los pacientes crónicos, poniendo al usuario en el punto de mira y procurando no fragmentarlo entre los diversos niveles asistenciales. Y, por último, hay que implicar a los profesionales sanitarios. Su participación es imprescindible para construir, entre todos, la mejor sanidad posible en Baleares.
P.- Hacía usted referencia a la devolución de las tarjetas sanitarias al colectivo de inmigrantes en situación irregular. ¿Cuántos usuarios se beneficiarán de esta medida y qué requisitos han de reunir?
R.- Ante todo, hay que dejar claro que las personas que soliciten el retorno de la tarjeta accederán a los mismos derechos sanitarios que cualquier otro ciudadano. El Decreto Ley aprobado sin ser sometido a la consideración de los diputados perjudicó notablemente a los sectores más vulnerables. Se cometió una grave injusticia social, y eso no podemos permitirlo. ¿De cuántas personas estamos hablando? El número es difícil de saber, porque se trata de ciudadanos en una situación administrativa irregular y, en muchos casos, no mantienen ningún tipo de relación con la administración. Puedo decirle que a lo largo de primera semana después de la reinstauración de la tarjeta para este colectivo, un total de 129 personas han pedido su devolución. ¿Qué requisitos han de presentar? Necesitan un documento para identificarse y firmar varias declaraciones juradas, entre ellas una en la que afirman no disponer de ingresos económicos.
P.- ¿Siente algún temor ante la posibilidad de que surjan conflictos por el tema de la compatibilidad de los médicos?
R.- El objetivo de este Govern es hablar de los proyectos con los profesionales, y no quedarse al margen de sus inquietudes. La mayoría de médicos trabajan exclusivamente en la sanidad pública. Y respecto a quienes lo hacen en los dos ámbitos, el único requisito es que no exista un conflicto de intereses. La sanidad privada es también muy importante. Proporciona ocupación a muchos profesionales y presta atención médica a un gran número de ciudadanos.
P.- ¿Habrá facultad de medicina en Baleares a partir del curso 2016-2017?
R.- Esta propuesta ya la anunció la presidenta del Govern en el debate de investidura, y supone una prioridad para el Ejecutivo porque contar con una facultad de medicina propia va mucho más allá de poner en marcha unos estudios. Es importante que nuestros estudiantes puedan cursar la carrera sin trasladarse a otros territorios, pero, además, su creación aumentará la calidad profesional y asistencial. En cuanto a los plazos de su apertura, ahora mismo son difíciles de precisar.
P.- ¿Cree en las posibilidades de Baleares como destino preferente de turismo sanitario?
R.- En las islas contamos con una excelente sanidad, y eso proporciona tranquilidad a los turistas, que se sienten seguros cuando visitan el archipiélago ante cualquier contingencia que afecte a su salud. Sobre el turismo sanitario, es una opción que puede resultar positiva si contribuye a desestacionalizar nuestra principal actividad económica, aunque, por parte del Govern, su desarrollo corresponde a la Conselleria de Turisme, no a mi departamento.
P.- Su formación política, el PSOE, comparte gobierno con otro grupo, MES, y ambos, a su vez, precisan del apoyo de otro partido, PODEMOS. Estamos, por tanto, ante una situación muy a la mayoría absoluta de la pasada legislatura. ¿Lo ve como una dificultad o como una oportunidad?
R.- Los ciudadanos hablaron muy claro en las urnas el pasado 24 de mayo, y dijeron que no querían otra mayoría absoluta, porque no les pareció un sistema positivo. Cualquier actuación que surge de un proceso de negociación siempre enriquece, y, desde luego, prefiero este contexto de diálogo que la actitud de imposición.
P.- La última. ¿Le ha sorprendido la polémica que se ha formado por la designación de su pareja sentimental como director general del Servei de Salut? ¿Hubiera actuado de otra manera si llega a intuir que se formaría este revuelo?
R.- Es una pregunta difícil. Comprendo que, visto desde fuera, sin la necesaria información, este nombramiento puede sorprender. Pero la realidad es que para abordar todos los proyectos que tenemos perfilados en materia de política sanitaria necesitamos a los mejores gestores. Y, por otro lado, no es fácil implicar a los profesionales sanitarios en la gestión política. Es verdad que los medios de comunicación han prestado mucha atención a este tema, pero puedo decirle que los colectivos sanitarios lo han aceptado sin ningún problema, quizás porque conocen de sobra la trayectoria del director general del Servei de Salut. Y que no se entienda eso como una crítica a los medios, ni mucho menos. Les veo como unos aliados muy necesarios, pero espero que, con el paso del tiempo, tanto yo misma como el resto del equipo político de la Conselleria de Salut pasemos a un segundo plano y no nos dediquen tanta atención. Porque quienes verdaderamente la merecen son los médicos, enfermeras y todo el colectivo de profesionales sanitarios. Ellos serán los auténticos artífices de las actuaciones que se lleven a cabo en estos próximos años.