Sabíamos desde Alfonso Guerra que “el que se mueve no sale en la foto”, y desde entonces sabemos que lo travestido del argumento es que nos obliguen a pensar que todo el mundo quiere salir en la foto. De esas fotos íntimas, de esas fotos de familia con tus restos óseos, a mi lo que de verdad siempre me ha interesado no es salir, no es ver quién sale o quién no sale. A mí lo único que me importa de toda esta veladura traída a velatorio es ver lo que el radiólogo quiere evitar: el movimiento. Aquí lo que interesa es conocer hacia donde se velan los acontecimientos, hacia dónde el movimiento oculta los acontecimientos, y por eso que unos son radiólogos y que otros seamos simplemente pacientes observadores. Aquí todo depende no de lo que uno ve sino de lo que uno quiere que otro no vea. Asisto entusiasmado al espectáculo de integración de la Clínica Rotger y de la Clínica Quirón PalmaPlanas en un grupo recién nacido que nos dará mucho juego y que se llamará Quirónsalud Baleares. Han nombrado a Doña Rosa Regí mandamás. Enhorabuena. Publicitar gratuitamente a grupos fagocitarios y trileros sobre nuestras clínicas es una tentación que velará seguramente el cristalino opaco de Joan Calafat y de sus números negros, pero siempre me ha gustado ser generoso no ya con quien no lo es sino sobretodo con quien no puede serlo.
Asisto al colosal y fotográfico movimiento de traslación de grupos sanitarios en esa información y que parece, en su cocinado, como el próximo Barça-Madrid de todos nuestros días. Nace un grupo frente a otro, nace algo que ya estaba bien nacido y bien parido por separado, y en esa foto de familia, en esa copa del rey silbada, parece que haya que decidirse inmediatamente si por Juaneda o si por Quirón. Uno, equis, dos. NO entiendo mucho de contiendas porque siempre prefiero ocuparme de las mías, pero para mí que en ese tipo de rollos los beneficiados son siempre los que se enfrentan. Cuando se te obliga a decidirte sobre el Barça-Madrid los dos equipos tienen un cincuenta por ciento de posibilidades de salir, infinitas más que cuando incluyes al Bilbao, al Levante, al Baleares y al resto de la tropa. Aquí definirte por un grupo es darle la importancia que no tienen. Aquí decidirse es precisamente ese movimiento radiológico del que hablábamos antes y que no quiere ver mi sombra. Aquí el movimiento de voladura es que o estás conmigo o contra mí. Aquí el movimiento es si vas con lo nostro o con el foraster, si te pagan desde Caimán o desde Caimari, con todo el glamour que tiene lo uno y lo otro.
De ahí el fichaje de doña Rosa, de ahí revelar la placa y darte cuenta de que el movimiento tiene mechas rubias. Nos habíamos prometido no volver a citarla porque andaba en duermevela gestionando lo que se nos vendió como un acuerdo de colaboración y del que ya dijimos lo que se ha cumplido a rajatabla: que era una compra petrolera. Vuelve Rosa Regí y su sueldo de Nescafé a la información. Vuelve y nos pilla con todos nuestros rayos Roentgen bien puestos y dispuestos para saber que la apuesta se amplía, que hay que decidirse por el Barça-Madrid-Regí, que parece el encuentro que finalmente va a celebrarse y que nos jode la quiniela de siempre a última hora. La información encumbra el porte de Regí hasta el estrellato de ser la representante institucional de ese grupo, sin cargo ejecutivo y sin más gerencia que la de su pelo. Con lo sencillo y con lo bello que era simplemente asistir al destello de verla siempre con su marido Fernando en comunión de consejo de administración crónico. Con lo eficiente que ha sido verla representándose a sí misma y a toda la personalidad que atesora.
Me pregunto dónde tendré que colocar el uno para esa liguilla y que gane doña Rosa el partido entre estos tres. De momento sabemos que va a ser la madre superiora de dos centros, la ama de llaves del Barça-Madrid, la que nos haga la prueba del algodón, la Sor Citroën de un holding sanitario que desvela a muchos. Empieza a verse el movimiento. Empieza a verse que el centro de gravedad pasa por su lacia melena, ascendente y definitiva, aunque eso ya lo intuíamos. No sabemos si impondrá el modelo mater misericordia cuando vaya a pasar revista a la tropa de bata blanca que empieza a inquietarse por las bajadas de sueldo, pero seguro que a su paso no habrá más movimiento que el de su radiación.
Que se prepare el gerente y el consejo de dirección de QuirónSalud. Ha desaparecido la Rotger, pero Doña Rosa ha llegado para no marcharse sin vencer por goleada.