Quizás porque esta cualidad se integra perfectamente en el ADN de la profesión enfermera, Patricia Gómez es consciente de que en un terreno tan complejo como es la política sanitaria, resulta mucho más conveniente avanzar sin prisa, aunque sea sin pausa. Sus primeras manifestaciones como consellera, tanto en este medio de comunicación como en los otros periódicos, televisiones y radios que han recogido sus impresiones, nos muestran a una responsable política con ganas de hacer las cosas bien, preocupada por los pacientes y sus necesidades, deseosa de situar al usuario de la sanidad pública como epicentro de la gestión asistencial, y cautelosa a la hora de avanzar titulares periodísticos que, tal vez, ofrecen un brillo lustroso durante unos pocos días, pero que más tarde se vuelven en contra de quien ha hablado o sugerido antes de tiempo. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de la creación de la facultad de medicina. Patricia Gómez reconoce que, ahora mismo, con la legislatura recién iniciada, “es difícil concretar plazos”, pero ello no le impide defender con entusiasmo un proyecto en el que la consellera cree a pies juntillas y que también es respaldado por la presidenta del Govern, Francina Armengol.
El resto de declaraciones de Patricia Gómez tienen mucho que ver con el objetivo neurálgico de humanizar la medicina. La ampliación de la accesibilidad de los centros de salud con horarios de apertura más prolongados y el diseño de una estrategia asistencial específicamente destinada al enfermo crónico constituyen dos buenas muestras de este talente humanista, que la nueva consellera ha heredado, indefectiblemente, de su condición de enfermera. En efecto, los profesionales de enfermería, como trabajadores del sector de la salud más próximos y cercanos a los pacientes, son quienes tienen la oportunidad de conocer más directamente cuáles son las necesidades de los usuarios de los centros de atención primaria, las consultas de los especialistas, los hospitales y los equipamientos sociosanitarios. Patricia Gómez pone de evidencia esta capacidad empática para conectar con los usuarios y su entorno más próximo, y, sin duda alguna, aunque tan solo sea por este enfoque humanista de la política sanitaria, ya habrá valido, y mucho, la pena de que se haya puesto al frente de la Conselleria de Salut a una enfermera.
En este caso resultan válidas las dos expresiones: ya era hora, y en buena hora.