Según Cipolla las Leyes que definen la estupidez y a los muy perniciosos estúpidos son estas: la primera “es que siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo”.
La segunda es que “la probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona” y “que la estupidez es una prerrogativa indiscriminada de todos y de cualquier grupo humano” y lo que es peor “esta uniformemente distribuida según una proporción constante”. Ni la educación ni el ambiente social varía su probabilidad. Incluso ha habido premios Nobeles con un Master en Estupidez. No hay espacio para el optimismo”. La tercera es la “gold ley”: “una persona estúpida, es la que causa un daño a otra persona o grupo de personas, sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio”. Luego aborda el link entre estupidez y poder: “la capacidad de daño que tienen los estúpidos depende, pues de dos variables; la herencia que le hace pertenecer desde niño a la élite de su grupo y sobre todo el que okupen un estatus de poder en la sociedad”. Seguro que adivino en quien están pensando. Tenemos sobrados ejemplos con algunos seudolíderes políticos en la actualidad. Yo añado una tercera variable: que el individuo sea un tipo mixto: el estúpido-malévolo. Cipolla diferencia al incauto, del malvado, el inteligente, los estúpidos y los superestúpidos.
El autor se pregunta, ¿cómo han llegado estos guripas a alcanzar las posiciones del poder? Dice “que la democracia, la burocracia y los partidos políticos son las nuevas castas y clases y que en un sistema democrático las elecciones generales son un instrumento de gran eficacia para asegurar el mantenimiento estable de la fracción de estúpidos entre los que detentan el poder ya que la fracción de estúpidos que votan son estúpidas y que los comicios les brindan una magnífica oportunidad de perjudicar a los demás, sin obtener ningún beneficio a cambio”.
Según Cipolla un malvado perfecto es “aquel que con sus acciones causa a otro pérdidas equivalentes a sus ganancias”. Pero son menos peligrosos porque actúan con una racionalidad perversa. ¿Pero por qué actúa asi el estúpido? Nadie sabe porque esta absurda criatura lo hace. Es un enigma. Pero está claro: es un virguero jodiendo a los demás. Su vida es una cruzada compulsiva en dañar al prójimo. Nunca se desalientan.
Dejan un marcado rastro. Pero lo peor, según Cipolla, “es que estamos inermes e indefensos ante el ataque del estúpido, siempre nos coge por sorpresa y lo que es catastrófico es que aunque organicemos una estrategia racional para defendernos esto no va a servirnos ya que la agresión carece de cualquier estructura racional”. De ahí el dicho que “con la estupidez hasta los mismos Dioses luchan en vano”.
El estúpido es estúpidamente estúpido. Su esencia es el de-sustanciamiento, el déficit de seny, es el hipofrontalismo con desajuste límbico permanente. En vez de cerebro tienen un grano entres los hombros.
Y por último la conclusión final. Cipolla es demoledor “las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas, gravísimo error.
Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error”.
La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. Más que el narciso ombligopata. Permisividad y tolerancia cero. Recuerden: aun, aquí y ahora que estamos en derrota pero nunca en doma y que todos tenemos derecho a no ser acosados. Y menos por un estúpido, aunque okupe el poder.
Controlen los esfínteres sisplau
Las paridas, rajadas, cagadas, despeños diarreicos y tontolabadas que inundan y que contaminan fétidamente el espacio social, la mercantilización y la comercialización de los sentimientos y emociones que se exhiben obscenamente en diversos subprogramas de algunas televisiones y las directrices y declaraciones de algunos seudolíderes que okupan el poder, revelan que es urgente que pasen por la ITV (inspección de tácticas vitales). Diagnósticos probables: incontinencia de esfínteres superiores e inferiores y carencia de activadores de la vergüenza.
Urgente desintoxicar la atmósfera cívica. Rogamos renuncien y limiten su sobreexposición mediática. No busquen el pelotazo mediático. Los flash y el tuneo de su imaginería no resuelven lo que ustedes no son. La sobreactuación no resuelve la impostura y la falsedad. Soporten su invisibilidad con dignidad. No se estresen en ser conocidos. La ejemplaridad solo se gana con los hechos razonables y no con las palabras y efectos especiales. Jueces implacables: el tiempo y el rastro.
Aclarando: la carrera profesional no son pluses
Algunas palabras se utilizan más para confundir que para aclarar. Una cosa es informar y otra opinar. La información debe de ser veraz, objetiva y confrontable.
La opinión es subjetiva y se basa en interpretaciones de la realidad. Lo deseable es que la información prevalezca sobre la opinión para garantizar la fiabilidad.
La carrera profesional del colectivo médico no “son pluses”, es un derecho recogido en una ley básica (2004) .No es ningún privilegio. En nuestra comunidad ha existido un gran agravio con respecto a otras comunidades, con respecto a la carrera.
Muchos médicos han sido injustamente excluidos a pesar de cumplir los requisitos y han sufrido los más grandes recortes en la carrera (más de 27 millones de euros desde el 2010). Ahora hay un acuerdo de carrera. Esperamos que se cumpla, porque nos lo merecemos más que nadie. No queremos ningún plus, queremos nuestra carrera. Aclarado queda.