En estos días los niños vuelven a la rutina y comienzan la escuela, donde aprenderán una gran cantidad de conceptos hasta que vuelva el verano. Pero debemos tener en cuenta que la mayoría de información que adquieren estos infantes les llega a través del sentido de la vista: la lección de la profesora escrita en la pizarra, los deberes a completar en el cuadernillo, los libros de texto… De esta manera, una deficiencia en su visión sin detectar puede causar un fracaso escolar, que podía haberse evitado con un diagnóstico temprano.
Calendario de revisiones rutinarias
La salud ocular es clave para un buen rendimiento escolar, y por ello hay que evitar en lo posible que un niño tenga problemas visuales sin diagnosticar. Diversos estudios comparten que el 30% de los escolares presentan alguna alteración en su visión que no se detecta hasta que bajan sus calificaciones o hasta que aparecen dolores de cabeza.
Por ello, Oftalmedic, Clínica Salvà recomienda adelantarse a los síntomas y realizar revisiones rutinarias a los niños desde sus primeros años de vida, momento en que se desarrollan las áreas visuales del cerebro, con tal de asegurar su adecuado desarrollo y evitar un retroceso de su rendimiento académico.
De hecho, la detección precoz de problemas oculares y la aplicación del tratamiento adecuado influirán directamente en el desarrollo tanto intelectual como afectivo de los infantes. Por ello, aunque aparentemente no se haya percibido ninguna deficiencia visual, se recomiendan revisiones oftalmológicas rutinarias a los niños durante: • El primer mes de vida: esta revisión sirve para descartar problemas oculares severos y malformaciones congénitas.
• A los 6-7 meses: constituye la etapa de diagnóstico del estrabismo.
• A los 18 meses: se pretende descartar los defectos refractivos.
• Cada 2 años durante la edad pediátrica.
Síntomas de alarma
Además de la realización de las revisiones rutinarias, oftalmólogos y optometristas aconsejan a los padres que presten atención a una serie de síntomas que pueden asociarse con problemas visuales (aunque no siempre se asocien): • Dificultades en la lectura o en las tareas escolares.
• Dolores de cabeza recurrentes.
• Irritación ocular al leer o escribir que causa escozor, en ocasiones acompañada por lagrimeo o legañas.
• Tropiezos y cálculo incorrecto de las distancias.
• Fotofobia (sensibilidad a la luz).
• El niño frunce el ceño o gira la cabeza para fijar la vista y se acerca demasiado a los libros, a la televisión…
Estos síntomas pueden advertir de una incorrecta salud visual, pero no siempre son fáciles de detectar. Por ejemplo, los ojos de un niño con ambliopía (u ojo vago) son aparentemente normales, a no ser que tenga estrabismo asociado.
Por motivos como este es de gran importancia respetar el calendario de revisiones rutinarias, que alertará de cualquier complicación visual que pueda sufrir el infante.
Equipo oftalmedic, clínica salvà
Para prevenir las deficiencias oculares de los niños Oftalmedic, Clínica Salvà cuenta con un equipo de Oftalmología Pediátrica, formado por el Dr. F. Javier Montáñez Campos, la Dra. Begoña Andériz Pernaut y la Dra. María del Mar Ruiz Martín, que combina su amplia experiencia en la asistencia a menores con una puntera dotación tecnológica.
Además, Clínica Salvà tiene un área especialmente diseñada para niños, con una sala de espera con juegos para que los pequeños puedan sentirse cómodos antes de entrar en la consulta.
Problemas visuales más frecuentes en los niños
Los problemas de visión infantil más frecuentes son la hipermetropía, la miopía, el astigmatismo, el estrabismo, el lagrimeo o el glaucoma congénito, entre otros. En el caso de que el tratamiento requiera el uso de gafas, debemos tener en cuenta que estas supondrán un cambio en la vida del infante, y hay que ayudarle a aceptarlo.
Sus primeras gafas: han de ser partícipes
Oftalmedic, Clínica Salvà recomienda hacer al niño partícipe en la adquisición de sus primeras gafas. La clave para que las acepte es dejar que elija por sí mismo las gafas que le gustan (siempre y cuando tengan las características adecuadas para sus necesidades), teniendo en cuenta sus preferencias.
También es necesario reforzar con mensajes positivos el tiempo de uso de las gafas, y evitar castigos o acciones que fomenten una actitud negativa hacia ellas.
Si el óptico-optometrista no ha indicado que el niño se ponga las gafas de forma inmediata se puede establecer un periodo de adaptación, utilizándolas primero sólo en casa, con tal de que el infante se sienta cómodo con ellas y las vea como algo normal. Cuando comprenda que no le suponen ninguna molestia para seguir con su día a día, le resultará más fácil ir al colegio con ellas.