De hecho, como ocurre con todos los mamíferos, la calidad de vida que se brinda a los recién nacidos durante sus primeras semanas de vida marcan el desarrollo posterior del ser humano a todos los niveles, y en ello la lactancia materna juega un papel esencial, toda vez que la leche procedente del seno de la madre proporciona un notable equilibrio de macronutrientes, ya sean proteínas, hidratos de carbono o lípidos, así como de vitaminas y minerales.
Por otra parte, la leche materna aloja, igualmente, anticuerpos protectores contra una ingente cantidad de infecciones virales y bacterianas. Teniendo en cuenta que el sistema inmunológico humano alcanza su madurez plena, aproximadamente, a los seis meses de vida, la lactancia ejerce una función inmunizadora semejante a la que transmiten las vacunas, y protegiendo, de esta manera, al nuevo ser en su batalla, siempre cruenta, contra las enfermedades.
La lactancia materna se caracteriza también por su mínimo o nulo efecto antigénico. De hecho, dado que sus componentes son de origen biológico humano, la posibilidad de que se desarrollen procesos alérgicos es prácticamente inexistente. Su relevancia en este sentido alcanza tal magnitud que las administraciones, de la mano de la comunidad médica y científica, y en especial de las matronas y las enfermeras, que asisten en primera fila al milagroso proceso del parto y el nacimiento, estimulan la creación de bancos de leche materna para aquellos bebés a quienes sus madres no pueden amamantar directamente.
Por otro lado, los especialistas destacan que las aportaciones en el terreno afectivo de la lactancia materna sobrepasan incluso sus numerosas cualidades nutricionales. No en vano, el contacto íntimo entre la madre y el niño en el momento de la succión fortalece hasta límites impensables el vínculo entre ambos, y aporta al bebé un entorno de confianza y proximidad que favorece su desarrollo en todos los ámbitos.
Desde este punto de vista, Salut i Força, como medio de comunicación de referencia en el sector sanitario balear, no puede sino aplaudir la iniciativa de las enfermeras y las matronas de las islas, que han demostrado una vez más un compromiso que va mucho más allá del terreno estrictamente profesional.