P.- ¿Qué es exactamente un body coach?
R.- Estamos hablando de un profesional altamente especializado y cualificado que no tan solo ayuda a sus usuarios a perder kilos, sino que, a través de sus métodos, les apoya para que se sientan mejor y más a gusto consigo mismos, haciendo posible que recuperen su fortaleza física, mental y emocional.
P.- En su caso, Claudia, ¿cuál es su estrategia, su método, o su sistema, si prefiere decirlo así?
R.- Igual que cada maestrillo tiene su librillo, también cada body coach tiene su propio método. En mi caso, de hecho, no sigo ningún método preestablecido. A mí me gusta decir que, simplemente, aplico el método Claudia Ademi, porque se trata de un protocolo personal e intransferible, que, además, tiene la virtud de saber adaptarse a la realidad, las circunstancias y las necesidades de cada paciente.
P.- ¿Y cuáles serían los puntos neurálgicos del método Claudia Ademi?
R.- En primer lugar, la personalización del tratamiento. Mire, cuando una persona acude a mí es porque quiere que la ayuda a sentirse mejor consigo misma. El origen de su molestar puede tener múltiples causas, desde que no acepta su figura o su físico o que quiere cambiar de hábitos para sentirse más feliz y más equilibrada. La realidad, en cualquier caso, es que esas circunstancias atañen solo a esa persona, a nadie más, y, por tanto, con ese hombre o esa mujer el body coach deberá realizar un trabajo específico que no podrá llevar a cabo con nadie más. El tratamiento, por tanto, ha de ser personalizado e individual. Aquí no valen los manuales estándar. En mi método no, al menos.
P.- ¿Otro elemento crucial de su sistema es la cercanía?
R.- Por supuesto. En cuanto me hago cargo de un paciente éste ha de tener claro que formaré parte de su vida durante las 24 horas del día y los 365 días del año. Le guste o no le guste, pero va ser así. Lógicamente, no es que el paciente tenga que pasarse todo ese tiempo en mi consulta, pero sí que le puedo asegurar que permaneceremos siempre en contacto. Quiero saber qué hace, qué come, qué bebe, dónde va, qué hábitos aplica en su día a día, y aunque suene algo escabroso, quiero saber incluso qué evacúa y en qué cantidad cuando va al lavabo. Todos estos aspectos son importantes cuando se realiza el seguimiento de una persona.
P.- ¿Y cómo se las arregla para estar tan cerca del paciente de manera permanente?
R.- Las nuevas tecnologías de la comunicación ofrecen posibilidades que hace muy poco tiempo resultaban del todo inimaginables. Siempre hay un momento para enviar un whatsap a un paciente y pedirle que me envíe una foto por el móvil de la comida que está almorzando o cenando ese día. O que él mismo me escriba y me pida qué plato sería el más adecuado de todos los que hay en el menú de un restaurante. Las opciones son infinitas. Tenga en cuenta, además, que aunque trabajo y resido en Mallorca la mayor parte del año, en realidad mantengo contacto con clientes de todo el mundo.
P.- Eso teníamos entendido… Y de nuevo he de preguntarle ¿cómo se las arregla para, por ejemplo, atender a un paciente que vive en Alemania?
R.- En Alemania o en Australia. Hoy en día ya no existen las distancias. El mundo global de la red nos acerca a todos hasta tal punto que los límites y las fronteras han desaparecido. Desde el punto de vista de la labor de seguimiento y supervisión que lleva a cabo un body coach esta circunstancia resulta crucial. A mí no me preocupa dónde vive un paciente, si está a miles de kilómetros o enfrente de mi casa. El tratamiento y el protocolo es siempre el mismo. Claro que a mis clientes mallorquines puedo verles personalmente con más frecuencia, pero el eje de mi método puede desarrollarse perfectamente aunque el usuario se halle a una gran distancia geográfica.
P.- Otro de los puntos en los que usted insiste es el trabajo en grupo…
R.- Es un criterio que no choca en absoluto con el protocolo personalizado del que le hablaba antes. Pienso que aunque cada paciente necesite un tratamiento específico, porque sus circunstancias son diferentes a las de otras personas, también depara una gran utilidad crear grupos de hombres y mujeres que comparten el método de Claudia Ademi. Sin duda, esa relación grupal fortalece la autoestima y el estímulo de cada uno de mis clientes a la hora de no rendirse ante la adversidad y superar las dificultades.
P.- Los resultados que obtiene, ¿avalan la efectividad de su método?
R.- Desde luego que sí, y estoy muy orgullosa de ello. En mi trayectoria he debido encajar muy pocos fracasos, pero no creo que este balance tan satisfactorio se deba tan solo a la eficacia del método, sino también a que antes de aceptar a un paciente bajo mi supervisión impongo una condición absolutamente innegociable.
P.- ¿Y cuál es?
R.- Implicación. En otras palabras, que el paciente tenga muy claro que yo no puedo ayudarle ni puedo hacer nada por él o por ella si no se ayuda a sí mismo, si no pone de su parte. Si no se implica, en definitiva. De hecho, ningún médico o terapeuta, de la especialidad que sea, tiene una varita mágica para que un determinado problema desaparezca. Yo tampoco tengo esa varita. Es el paciente quien ha de abrir su mente, su corazón, todos sus sentidos, a las aportaciones que yo pueda hacerle en función de la aplicación de mi método. Si el paciente no abre la puerta de su casa, yo no puedo entrar en ella.