Antes, durante estas semanas, se han ido sucediendo las comidas de empresa, las cenas con amigos y los encuentros familiares. Para Eduardo González Zorzano, asesor médico experto en nutrición de Cinfa, “todos estos eventos tienen un denominador común con el que hay que tener cuidado: el alcohol, los dulces y los alimentos de alto contenido en grasa, típicos de estas fiestas. En esta época, nos enfrentamos a las semanas más hipercalóricas del año”, adelanta.
Diversos factores contribuyen a hacer de la Navidad un periodo peligroso para nuestra salud nutricional: por una parte, en estas fechas nos decantamos por menús y recetas más elaborados que a menudo incluyen en su composición salsas o ingredientes ricos en grasas, y tampoco son raros los aperitivos antes de comer que incluyen frituras o cócteles poco saludables. Por otro lado, tendemos a relajamos con el alcohol y el tabaco, al igual que con las rutinas deportivas o de ejercicio físico a las que podamos estar acostumbrados.
“Nos escudamos en el viejo dicho de ‘una vez al año, no hace daño’, pero no nos engañemos, tampoco el resto del tiempo nos cuidamos lo suficiente ni solemos comer de la forma más recomendable”, recuerda González Zorzano. Las consecuencias en nuestro organismo de estos excesos o descuidos navideños pueden ser notables. Aunque se trate tan sólo de unas semanas, podemos enfrentarnos a aumentos de colesterol, subidas de la tensión arterial y una ganancia en kilos nada saludable. En consecuencia, crece el riesgo cardiovascular. Sin embargo, es posible llegar al 6 de enero con nuestro organismo intacto y, sobre todo, sin ese sentimiento de haber sobrepasado los límites nutricionales. “Si seguimos una serie de recomendaciones de sentido común, podemos afrontar con garantías la Navidad, aunque siempre debemos esforzarnos por mantener un estilo de vida saludable. Nuestro bienestar está en juego todo el año”, recalca el experto médico de Cinfa.
10 consejos nutricionales para sobrevivir a la Navidad:
1. También en Navidad, realiza cinco comidas al día. Desayuno, almuerzo a media mañana, comida, merienda y cena. Los expertos recomiendan esta rutina alimenticia porque evita dejar pasar mucho tiempo entre comidas, lo que disminuye la ansiedad por la comida y previene que piquemos entre horas. Además, un buen desayuno aumenta el rendimiento físico e intelectual.
2. Opta por la cocina saludable. Con el fin de compensar las frituras y salsas tradicionales, para el resto de comidas de estos días, mejor cocinar al vapor, al horno o a la plancha. Si es posible, debemos disminuir los platos con grasas saturadas (presentes en carnes, embutidos y productos de pastelería) y optar por el aceite de oliva y el pescado azul, por sus propiedades cardiosaludables.
3. Si te toca cocinar, no piques mientras lo haces. Si no lo podemos evitar, conviene tener a mano fruta de temporada, que nos hidratará y saciará. También podemos tomar frutos secos como las almendras, muy típicas en esta época y ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes; poseen demostrados beneficios cardiosaludables, tienen la propiedad de saciar por lo que ayudan a evitar que comamos otros alimentos más calóricos.
4. Recuerda comer frutas, verduras y hortalizas. Al menos, los días que no tengamos celebraciones con amigos, familiares o compañeros de trabajo, debemos equilibrar los excesos con frutas y verduras, así como alimentos ricos en hidratos de carbono. Su fibra regula el tránsito intestinal y controla los niveles de colesterol.
5. Deja la sal en el salero. La sal provoca retención de líquidos, además de aumentar el riesgo de hipertensión. Para no restar sabor a las comidas, podemos sustituirla por apio, especias o hierbas aromáticas. También debemos evitar los alimentos precocinados y en conserva o enlatados, por su alto contenido en sal.
6. ¡Alerta!: dulces. Los turrones, mazapanes, polvorones y bombones son tan tentadores como calóricos, y además, son una de las comidas que más a la vista tenemos estos días. Por eso, conviene disfrutarlos sin excesos. Para conseguirlo, compartirlos con los compañeros de mesa es una buena fórmula. También intentaremos no repetir postre para evitar el exceso de azúcar.
7. No te agües la fiesta con el alcohol. Los vinos, el champán, las copas y los licores riegan los eventos navideños, pero abusar del alcohol puede provocarnos a corto plazo la temida resaca, además de que supone una ingesta de calorías vacías e inútiles. Si intercalamos entre nuestras tomas algo de agua con gas o limón, evitaremos los dolores de cabeza del día posterior. Otro truco es reservar el champán y el cava para el momento del brindis.
8. Intenta beber al menos ocho vasos de agua al día. Se trata de un hábito muy beneficioso que debemos mantener en Navidad, pues el agua facilita tránsito intestinal e hidrata nuestro organismo. También podemos ingerir infusiones, sopas y zumos naturales, pero evitar, en la medida de lo posible, los refrescos.
9. Vigila la báscula. No debemos obsesionarnos ni pesarnos todos los días, pero sí controlar nuestro peso de manera periódica. Un aumento demasiado repentino debe servirnos de señal de alarma.
10. El mejor regalo es un podómetro. La Organización Mundial de la Salud recomienda practicar al menos treinta minutos diarios de ejercicio físico. Por ejemplo, si caminamos 5.000 pasos al día, dejaremos de ser sedentarios. Para controlar el número de pasos, podemos usar un podómetro, que puede ser un útil regalo para pedir a los Reyes o a Papá Noel.