Seguramente hemos oído en más de una ocasión entre nuestros conocidos o familiares “tengo glaucoma” o “tengo tensión en el ojo”… Pero ¿sabemos qué es el glaucoma? ¿Tiene tratamiento? ¿Cuándo se puede operar? ¿Duele?
El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo y afecta, aproximadamente, a un millón de personas en España. Es un tipo de neuropatía óptica, es decir, una afectación del nervio óptico. El nervio óptico es el encargado de recoger las imágenes percibidas en la retina y conducirlas hasta la corteza occipital cerebral, donde se procesan. Por tanto, el nervio óptico actúa como transmisor de dichas imágenes, y es lógico pensar que toda alteración sobre dicho nervio tendrá repercusión sobre la visión. El glaucoma afecta al trayecto inicial del mismo, y tiene unas características propias que hacen que se distinga de otros tipos de neuropatías.
Existen diversos tipos de glaucoma, de ahí que algunos pacientes puedan tener un episodio agudo de glaucoma, que produce dolor y enrojecimiento brusco ocular, mientras que otros pacientes no experimenten síntomas. Tampoco debemos confundir presión intraocular elevada, es decir mayor de 21mmHg con glaucoma, ya que existen glaucomas con presión intraocular menor de dicha cifra, como son los glaucomas normotensivos, y viceversa, no todos los pacientes con cifras tensionales mayor de 21mmHg tienen glaucoma.
Actualmente, para su diagnóstico tenemos a nuestro alcance múltiples herramientas: en primer lugar la exploración por el oftalmólogo, que determinará la agudeza visual, la presión intraocular, y valorará el estado del nervio óptico y del ángulo, para poder clasificar con exactitud el tipo de glaucoma. Sobre dicha exploración se apoyan las demás pruebas complementarias, no invasivas, que principalmente son:
1. Campo visual: determina mediante puntos de luz el estado del campo visual del paciente.
2. Analisis de las fibras nerviosas: cuantifica la pérdida de fibras nerviosas.
3. Paquimetría o medida del grosor corneal, ya que la presión intraocular se encuentra relacionada con dicho grosor.
Inicialmente el tratamiento del glaucoma se realiza de forma tópica, es decir mediante gotas. Actualmente existe un abanico amplio de medicamentos antiglaucomatosos, y podemos alcanzar un control óptimo de la presión intraocular con ellos, bien de forma aislada o combinándolos entre sí. Si pese a combinarlos entre sí no conseguimos un adecuado control, el siguiente escalón terapéutico es la cirugía. Recientemente, se han comercializado diversos tipos de implantes que permiten la obtención de buenos resultados en dicho control. Si este tipo de implantes no son suficientes para controlar la presión intraocular, se puede realizar otro tipo de técnicas, como la trabeculectomía o la esclerectomía profunda no perforante.
Dra. Cristina Dualde Beltrán
Sección de Glaucoma
Servicio de Oftalmología Hospital Universitario Doctor Peset