Hospital de LLevant en su apuesta decidida por aumentar y mejorar permanentemente la calidad de atención a todos los pacientes, sean cuales sean sus características, ha puesto en marcha el Protocolo de Comunicación con Pacientes que tienen Discapacidades Sensoriales. La implantación de esta potente herramienta incluye naturalmente su divulgación a todos quienes trabajan en el Hospital, con especial incidencia en el equipo asistencial, que ha sido liderada por la Coordinación de Enfermería del Complex Sanitari de Llevant, Pilar Martínez.
En este protocolo se recogen diversos ámbitos que van desde pautas generales que definen cómo debemos acercarnos al paciente, cómo podemos establecer una comunicación efectiva e incluso cómo ofrecerles apoyo emocional en determinadas situaciones. Evidentemente se establecen diferentes tipos de actuación en función de la discapacidad sensorial que sufre el paciente. Una persona tiene un déficit sensorial cuando presenta una alteración que afecta a sus órganos sensoriales principales: como la vista, el oído, la comunicación o habla o también cuando tiene una discapacidad intelectual o cognitiva.
Cada una de estas situaciones presenta unas características y unas necesidades propias. Así las medidas a tomar serán diferentes si hablamos de un paciente con una discapacidad visual o ceguera, de si sufre discapacidad auditiva o sordera, si es una persona con dificultades de comunicación y/o en el habla o si tiene una discapacidad intelectual o cognitiva. El protocolo se completa con una serie de pictogramas que representan un instrumento de apoyo fundamental para que la comunicación entre profesional y paciente sea más fluida, organizados en bloques temáticos que incluyen aspectos tan básicos como la afirmación y negación ante una pregunta determinada, la expresión de síntomas, dolor e, incluso, sentimientos ante situaciones concretas que pueda estar sufriendo el paciente.
Esta guía contribuye también a mejorar la seguridad del equipo del Hospital en la particular relación que se establece con estas personas y consecuentemente a facilitar que la estancia en el centro sea lo menos traumática posible para ellos. Por otra parte, el conocimiento de otras realidades y de cómo afrontarlas supone sin duda un enriquecimiento personal favoreciendo que afloren actitudes que son pilares fundamentales en el trato al paciente, como el respeto a la diversidad y a la dignidad de las personas.