Juan Riera Roca
P.- Aunque ya nos encontramos en lo que se puede denominar “pleno verano”, o precisamente por eso, dénos por favor algunos consejos para sobrevivir al exceso de calor.
R.- El instinto nos lleva a buscar sombras naturales, espacios frescos con suaves corrientes de aire, a disminuir los alimentos calóricos y a aumentar la ingesta de líquidos. Además, podemos contribuir con vestidos amplios y con predominio del blanco que refleja la luz y rechaza el calor
P.- Se dice que en estas fechas son especialmente frágiles los ancianos que viven solos. ¿Qué riesgos sufren estas personas?
R.- Con la edad disminuye la sensibilidad de los sensores fisiológicos encargados de controlar el volumen de líquidos circulantes. También los indicadores de la sed. El factor de fragilidad, permite la deshidratación sin alarmas internas y sin activar los mecanismos de compensación. Se deteriora la función renal y con ella los medicamentos se acumulan en el cuerpo hasta la intoxicación.
P.-También se advierte de los cuidados que necesitan los enfermos crónicos y dos colectivos tal vez no tan conocidos, como el de los inmunodeprimidos y los pacientes sometidos a medicaciones fuertes. ¿Cómo afecta el calor a estos colectivos, qué debe hacerse para prevenir?
R.- Los grupos de enfermos crónicos complejos y con alta carga de enfermedad presentan, a diferencia de los sanos, un pico de mortalidad coincidiendo con las altas temperaturas. Los medicamentos que más afectan a esta desequilibrio son los neurolépticos. Estos fármacos se utilizan de forma amplia en enfermos mentales y mayores con demencia.
P.- Y hablando de prevención… vivimos en una época en la que parece que la prevención, la educación para la salud e incluso el emponderamiento del paciente son los ejes de la mejora de la salud. Pero yo quiero preguntarle: ¿Ha cambiado mucho el paciente en los últimos 25 años –viene más concienciado, acude antes a la consulta, se interesa, aprende… –o por el momento todas esas líneas son solo teóricas?
R.- El rol del paciente ha cambiado radicalmente en los últimos cinco lustros. Ha mejorado su educación sanitaria, el nivel de conocimientos, y su implicación y participación en el proceso diagnóstico y terapéutico. Los pacientes, como debe ser, se han colocado en el centro del sistema sanitario.
P.- Hace años –probablemente desde la recientemente conmemorada Ley General de Salud –que oímos decir que la Atención Primaria debería ser la puerta de entrada al sistema sanitario, que en ese escalón se resuelve el 90% de los problemas de salud… ¿El paciente ha cambiado, en este sentido, tres estos 30 años o seguimos yendo a Urgencias como “atajo” o porque no nos fiamos de los centros de salud cuando el problema nos parece grave?
R.- La Atención Primaria es el nivel asistencial fundamental para la coherencia, la eficiencia y la sostenibilidad del sistema sanitario. Los atajos, como usted los llama, se producen por la insuficiente dotación administrativa y tecnológica que les impide aumentar la agilidad en la respuesta y la capacidad de resolución de los problemas.
P.- Dentro de la optimización de la Atención Primaria como puerta de entrada al sistema sanitario es pieza clave la coordinación de la red de centros de salud con los hospitales. A este respecto en los últimos años se han realizado varios experimentos. ¿Cuál ha sido a su juicio el más exitoso, si es que alguno lo ha sido?
R.- La coordinación AP/AE se ha ido debilitando a lo largo de los años por falta de liderazgo. Son estructuras dinámicas y complejas. Para aumentar el nivel de cooperación necesitan una administración facilitadora y un fuerte liderazgo directivo por encima de los propios niveles asistenciales.
P.-¿Por qué las listas de espera –es decir, el tiempo de demora para acceder a una consulta de especialista, a una intervención quirúrgica o a una prueba diagnóstica –es el problema endémico de la sanidad? Porque le recuerdo que si la actual Administración Sanitaria está batallando contra las listas de espera que dejó el anterior Govern, ese anterior Govern se encontró con un problema similar cuando llegó…
R.- Para dar respuesta a una demanda asistencial variable y creciente se precisan, además de recursos suficientes, marcar objetivos claros y evaluar su nivel de cumplimiento. En este sentido es muy importante el análisis sosegado y la autocrítica. Los incrementos más llamativos, insufribles e intolerables en las esperas, que estamos arrastrando hasta el día de hoy, se produjeron en la primera etapa del govern Bauzá. Se deterioró el clima laboral, bajo la productividad, se esfumaron los sistemas de información y se puso en peligro el sistema sanitario tal como lo conocemos. En la segunda etapa, con Sansaloni y Thomás se inició la senda de la recuperación.
P.-. Antes la palabra “austeridad” reflejaba una virtud del buen gobernante. Ahora se habla de “austericidio”. ¿Nos hemos pasado de verdad con la austeridad en el ámbito sanitario, especialmente en Balear, o había que hacer algo porque de otro modo el sistema se hubiera desmoronado?
R.- En nuestra comunidad, durante la crisis, no se han reducido las partidas globales dedicadas a la salud (presupuesto ordinario + desvíos/deuda). El gasto per cápita real se ha mantenido en la media del país. Se han aplicado medidas de racionalización sugeridas por la UE; el sistema se mostraba incapaz de afrontar las tensiones de crecimiento del gasto. La percepción de asfixia financiera ha estado provocada por la caída de los ingresos y por la disminución de la productividad derivada de la crisis económica y la laboral. Estas circunstancias han coincido con un deterioro en la capacidad de respuesta y un aumento en las esperas no solo debidas a la contención del gasto.
P.- Volviendo a las listas de espera, ¿son las peonadas el único modelo para que los hospitales no se colapsen? Porque si es así está claro que faltan profesionales y no me refiero en estos últimos cuatro años.
R.- Las medidas de autoconcertación con los profesionales del sistema conocidas como peonadas, implican la utilización de la tecnología sanitaria, las consultas y los quirófanos por las tardes. Las peonadas, ordenadas y reguladas, son potentes y económicos instrumentos para la mejora de la asistencia. El verdadero beneficiario, sin duda, es el paciente.
P.- Por cierto, ¿sabe que en la encuesta de Salut i Força sobre el primer año de este Govern, ha sido usted uno de los que ha puntado más alto, habiéndole otorgando un “notable”? ¿Por qué?
R.- El primer año de gobierno sirve para realizar un diagnóstico de situación y aplicar medidas estratégicas de mejora. El actual equipo sanitario ha mostrado equilibrio, compromiso, respeto a las estructuras y actuaciones que estaban funcionando correctamente, ha mejorado la accesibilidad de los pacientes y se ha comportado con respeto y cercanía con los profesionales. Tiene 3 años por delante con muchas asignaturas pendientes.
P.- Y a todo esto ya llevamos casi 7 años de Son Espases, aunque obviamente los primeros años no se instaura de golpe la velocidad de crucero. ¿Cómo está funcionando el macro hospital, especialmente desde la perspectiva de un médico internista, especialidad que probablemente sea la que mejor conoce las tripas de un hospital?
R.- El hospital tiene unas grandes posibilidades. La premura en la puesta en marcha dejó por el camino una parte considerable de su cultura y de sus tradicionales fortalezas organizativas. En este sentido, percibo al actual equipo directivo como compacto, profesional, independiente, centrado en aumentar la eficiencia del centro y en dinamizar las estructuras de participación ciudadana y profesional. A diferencia de algunos de sus predecesores, está más preocupado en la mejora de las capacidades del centro que en sus expectativas personales. Los resultados ya se están notando.
P.- Para los lectores que se hayan incorporado tarde, recuérdenos qué es lo que hace un internista, especialmente en un hospital. Le diré –no se enfade –que aún hay quien confunde Medicina Interna con Medicina General…
R.- La medicina interna es la madre de todas las especialidades médicas hospitalarias, con las que comparte grandes áreas de conocimiento. El internista da respuesta integral a las necesidades asistenciales de los adultos. De forma especial, se dedica a los enfermos pluripatológicos, atiende las enfermedades infecciosas, las patologías autoinmunes, la enfermedad tromboembólica, los enfermos crónicos complejos, la asistencia perioperatoria y la atención a las urgencias no quirúrgicas. En el hospital conviven más de 40 especialidades. Más del 20% de las camas de hospital están asignadas al servicio de medicina interna.
P.- Lo cierto es que vivimos unos tiempos, tal vez por culpa de que la aldea global nunca ha sido tan global (y tan aldea) en que las noticias sobre la salud son las más seguidas y puede que incluso las más temidas. Con el corazón y el cerebro en la mano, doctor, ¿moriremos todos de Zika, Ébola, dengue, mal de las vacas locas o algo parecido o lo más probable es que nos muramos de lo siempre?
R.- Es más probable que nos muramos de lo siempre. Pero entre todos estamos consiguiendo que esto suceda 30 años más tarde que hace unas pocas décadas. Llegar a los 100 años, pronto será la norma, no la excepción.
P.- Y hablando de “lo de siempre”, si una población superinformada como la nuestra conoce ya sobradamente la mayoría de los factores de riesgo –al menos los evitables –de las enfermedades cardiovasculares y oncológicas más prevalentes, ¿cómo es que no hacemos ni caso y seguimos fumadores, bebedores, obesos, hipertensos, diabéticos, casi exclusivamente carnívoros, sedentarios y, aunque sea solo un ejemplo del momento, exponiendo nuestra piel al sol en las peores horas?
R.- La epidemia de los próximos años será el sedentarismo y sus derivadas. El tabaquismo se ha reducido de una forma muy importante; la tensión arterial y la diabetes se controlan de forma más precisa.
P.- Hay un campo del que aunque puede que hoy la población comience a saber algo, probablemente aún falte mucho para romper estigmas y bloqueos: Las enfermedades raras. ¿Qué son, qué prevalencia e impacto tienen y qué pasos habría que dar para ayudar más a estas personas?
R.- Las enfermedades minoritarias son más de 6.000. Tienen en común su base genética y la facilidad con la que generan discapacidad. El descubrimiento del genoma ha permitido desarrollar en un tiempo record líneas de conocimiento hasta ahora impensables. Algunas de ellas ya tienen respuestas y muchas las tendrán en pocos años.
P.- ¿Lograremos alguna vez que los financiadores de la ciencia financien la investigación sobre las enfermedades raras?
R.- Si, pero sólo en la medida en que las administraciones sean capaces de canalizar y reconocer sus esfuerzos económicos e investigadores.
P.- Hay quién dice que en Baleares se investiga (en el ámbito de la salud) poco y mal. Hay quien dice que tal vez algún futuro (no lejano) Premio Nobel sea uno de esos denostados investigadores. ¿Usted qué cree? (Lo sé: es una pregunta para perder amigos).
R.- Se investiga poco, es una obviedad. Los recursos dedicados a la investigación son erráticos y reducidos. Sin embardo, hay que reconocer que los grupos y lineas de investigación que se están consolidando son cada vez mayores; permiten el optimismo a medio plazo.
P.- ¿A la investigación biomédica balear solo le faltaba la Facultad de Medicina (y todo lo que ello conlleva)? Es que recuerdo cuando el ParcBIT lo iba a solucionar todo y…
R.- La sociedad del conocimiento necesita administraciones técnicamente potentes, continuidad en las políticas de I+D+i, recursos no volátiles, apuestas largoplacistas y objetivos independientes de los colores politicos y de los calendarios electorales. Hasta la fecha estos condicionantes no se han dado.
P.- Y llegamos a un punto que no por manido en los últimos meses deja de ser vital: Queda ya poquísimo para el primer día de curso de nuestra nueva y flamante Facultad de Medicina. ¿Qué balance le gustaría hacer dentro de un año, qué balance no le gustaría hacer?
R.- Me gustaría que el proyecto se haya comportado como participado, que haya enterrado la tradicional endogamia que atenaza el crecimiento de nuestras universidades y el nivel de los enseñanzas impartidas sea objetivamente elevado. Por otro lado, lamentaría que los personalismos y los localismos abortaran las expectativas puestas en la calidad de un proyecto tan ilusionante como costoso y controvertido.
P.-¿Están los médicos baleares muy motivados para acceder a los cuerpos docentes y a las jerarquías de la nueva Facultad?
R.- Están esperando un proceso selectivo abierto y basado en la meritocracia.
P.- ¿Cuánto cree que tardará en desarrollarse el proceso de llegada de esos grandes profesionales que se supone que han de compartir el tiempo entre la ciencia, el aula y la clínica?
R.- El proceso está en marcha. Las ciencias básicas que se imparten en los dos primeros años de los estudios de grado son muy importantes. A partir de tercero se implicarán los clínicos. En unos meses tendremos los primeros datos que nos permitirán intuir que camino ha sido el elegido; el del conocimiento o el del provincianismo.
P.- Hay quién habla de Mallorca como la Houston del Mediterráneo en cuanto a su atractivo de alto nivel asistencial para el turismo sanitario. Hay quien usa el mismo lema para un futuro en el que las Islas sean colonias de científicos de alto nivel. ¿Qué opina usted del futuro de ambos fenómenos, si me permite mezclar conceptos?
R.- El futuro de Baleares está vinculado a su capacidad de crecer y desarrollarse en el sector de los servicios. La oferta sanitaria asistencial, la innovación y la investigación en salud son áreas con gran potencialidad para diversificar su economía y abrazar la excelencia. Queda mucho trabajo por delante y se necesita altura de miras.