La firma del documento que vincula al IbSalut con la patronal Unión de Empresas Sanitarias (UBES) marca las directrices, los criterios y, en definitiva, las reglas de juego que, a partir de ahora, deben dirimir la organización de una prestación básica para la calidad de la asistencia, como es el transporte del enfermo hasta el centro hospitalario en el que ha de recibir atención médica.
La unanimidad es absoluta tanto en la Administración autonómica como en los hospitales privados acerca de la idoneidad de este protocolo, del que el Servei de Salut se ha erigido en principal auspiciador. Desde este punto de vista hay que elogiar tanto la capacidad de iniciativa de los responsables del propio IbSalut, con su director general, Juli Fuster, a la cabeza, como la buena predisposición que desde el primer momento ha mostrado la patronal UBES, presidida por Carmen Planas.
Unos y otros han demostrado que los dos ámbitos de la atención sanitaria, el público y el privado, no están ni mucho menos condenados a mirarse permanentemente con cara de perro, sino que, muy al contrario, pueden y deben colaborar en todas aquellas actuaciones que, en definitiva, redundan en beneficio de los ciudadanos.