Las infecciones urinarias son frecuentes; la presencia de gérmenes en la orina es bastante habitual; la bacterias y en menor medida, los hongos, son visitantes usuales y reincidentes de las vías urinarias, y en ocasiones aprovechan para quedarse. ¿Cuándo se quedan? Cuando hallan deficiencias en las barreras anatómicas, caídas en las defensas del organismo debido a enfermedades debilitantes y en aquellas ocasiones en las que se aplican técnicas invasivas en las vías urinarias; en estas ocasiones contaminan e infectan la orina.
Porque la orina, no nos engañemos, es fruto de la depuración del organismo por parte de estructuras renales muy especializadas para mantener el equilibrio líquido y electrolítico del organismo y liberarlo de los tóxicos resultantes del metabolismo interno, pero es estéril.
La infecciones urinarias provocan enfermedades en las personas más sensibles y deben ser tratadas de forma enérgica. Además se convierten en un problema de salud general, en la medida que se presentan tanto en el medio comunitario como en el hospitalario, pero muy especialmente por la creciente aparición de gérmenes multirresistentes En el tema central de la edición del periódico se ha profundizado en la información sobre las infecciones urinarias, en su diagnóstico y en localización, en los elementos de gravedad y en algunos principios generales del tratamiento antimicrobiano.
Se puede comprobar como los patrones de presentación son distintos. Se manifiestan de forma distinta, las infecciones de vías bajas como las cistitis (infecciones de la vejiga urinaria), que provocan dolor al orinar, micción imperiosa o incontinencia que o las infecciones que afectan a las vías urinarias altas o al parénquima renal.
Estas últimas, a priori son más graves, se acompañan de afectación general y fiebre y en no pocas veces colonizan e infectan otros órganos del organismo a través de la sangre; nos encontramos ante una sepsis de origen urinario.
El tratamiento depende de muchos variables, como la forma clínica de presentación, el sexo, los signos de gravedad y la coexistencia de factores de riesgo asociado junto a los patrones locales de sensibilidad.
Los servicios de microbiología nos van enseñando como cambian las sensibilidades de los patógenos a lo largo del tiempo y nos indican los más recomendables desde la seguridad y la eficiencia. Entre las singularidades, lógicamente resaltar que las infecciones prostáticas solo afectan a los hombres y las infecciones asociadas a la sonda urinaria, precisan de una manejo menos empírico, mas basado en los cultivos y en la potencial eliminación del conducto excretor artificial.
Siendo un problema común, las infecciones urinarias entienden de edad y de sexo. Afecta con mayor frecuencia al género femenino y con elementos diferenciales según aners o después de la menopausia.
Los factores de riesgo que se han relacionado con las infecciones antes de la menopausia son las relaciones sexuales, el embarazo, el uso de espermicidas o diafragmas, así como el simple hecho de haber padecido infecciones previamente. Las condiciones que favorecen la aparición de infecciones urinarias en la menopausia, se basan en la presencia de incontinencia urinaria, la diabetes, y las enfermedades neurológicas.