Juan Riera Roca
Cuando este número 328 de la revista Salut i Força salga a la calle el lunes 12 de septiembre de 2016 tal vez entre sus primeros lectores, los más madrugadores, habrá alguno de los 55-60 alumnos que ese mismo día, a las 0830 a.m., haya acudido a Son Espases, a recibir la primera clase del primer día del primer año del Grado de Medicina en la UIB. Tras un año de gestiones y polémicas, y gracias a que el Plan de Estudios ya fue redactado en tiempos de la llorada rectora Montserrat Casas, y a que las consellerias de Educació, Salut, Hisenda y la propia Universitat de les Illes Balears han tenido la voluntad política de lograrlo, la carrera de las carreras, Medicina, ya está aquí, en la universidad pública de Baleares. Pero como dice un viejo dicho (oído a un ingeniero) después de lo peor llega lo más difícil, y ahora se trata de consolidar un proceso que tiene sus orígenes en los años 70, cuando la UIB ya acogió estos estudios (entonces los comenzaron personajes como el ex conseller y hoy vicepresidente del Parlment Vicenç Thomàs), aunque no cuajaron.
Hospital universitario
Sin duda en esta ocasión las cosas se han hecho de otra manera. Hay un hospital universitario nuevecito, Son Espases, que alberga la nueva Facultad de Medicina en un espacio propio. Hay un convenio a ocho años que posibilita la financiación, y hay una UIB con ganas de que la cosa funcione, apoyada por un Govern balear que también las tiene. Volviendo a la primera clase de esta mañana (si usted lee estas líneas el 12 de septiembre de 2016) será de Anatomía. Tras este ‘tratamiento de choque’ o inmersión pura y dura en las partes más conocida de la Medicina (aunque las temidas disecciones no empiezan aún) habrá una sesión más propia de un primer día: bienvenida, ruegos y preguntas. En esa sesión los doctores Margalida Gili (doctora en Psicología), decana de la Facultad de Medicina, y Miquel Roca (doctor en Psiquiatría), jefe de estudios, atenderán a los nuevos alumnos, que por ser justos con las políticas de género, habría que decir que son mayoritariamente alumnas, o al menos esos eran los datos que se manejaban la semana pasada. Y es que hasta que se cierre la matrícula durante esta semana del 12 al 16 no se podrá decir, exactamente, cuántos y quiénes son los estudiantes del primer curso del Grado de Medicina en la UIB. La razón es sencilla, aunque esta mañana (12 de septiembre) se esperaba a unas 55 personas, el proceso es complejo y aún no había acabado. Resulta que los primeros 60 (plazas de Medicina asignadas a la UIB) seleccionados de los casi 2.000 solicitantes pueden haber sido admitidos también en otras facultades de España y pueden haber elegido cursar la carrera en esos otros centros docentes. De modo que si renuncian a la plaza, la ganan los siguientes en la lista de seleccionados. Esto pasa siempre y en toda España con carreras muy solicitadas, con pocas plaza y que exigen notas muy altas. Medicina es un paradigma de estas carreras. Y que se prefiera otra facultad a la de Palma no es – hoy –una deshonra, ya que el prestigio de estos estudios en la UIB –avalado por el altísimo nivel científico de partida –comienza a labrarse ahora.
Profesorado
30 profesores comienzan a impartir esos estudios, muchos asociados y muchos procedentes de la propia UIB. Esto de los 30 profesores para 60 alumnos hay que explicarlo, ya que en algunos medios empeñados en que implantar esta carrera no ha sido buena idea por los excesivos costes, se bromea diciendo que se sale a solo dos alumnos por profesor. Resulta que el Modelo Bolonia, de obligado cumplimiento en todas las Universidades de la Unión Europea desde 2010, exige repartir cada curso por dos semestres e impartir nuevas asignaturas en cada uno de esos periodos de un mismo curso. Para empezar, hay más profesores porque en un curso hay más asignaturas que en el modelo antiguo. El Modelo Bolonia también obliga a hacer grupos muy reducidos, especialmente para materias complejas y especiales. El ejemplo más fácil de entender es el de la asignatura de Anatomía: cuando comiencen las clases con disección de cuerpos (que es lo suyo) cada grupo será de un máximo de 10 personas en torno a cada mesa de disección. Por otra parte muchos de los profesores contratados son asociados. Profesores hay de tres tipos: adjuntos y catedráticos son “empleados” fijos de las universidades, con horarios de jornada completa. Pero en las carreras muy técnicas y prácticas la figura del asociado, el tercer tipo de profesor, es clave para la excelencia y practicidad ‘real’ de los estudios.
Prestigio
El asociado es un profesional en ejercicio –en este caso médicos de los hospitales de Baleares –al que por su prestigio y disposición se llama a impartir unas pocas horas a la semana. Este profesor ofrece una enseñanza muy específica y muy pegada a la realidad de la profesión. Y no es muy caro porque imparte menos horas que un profesor titular. Por otra parte los profesores que ya trabajan en la UIB y han aceptado colaborar con Medicina por impartir materias propias de los dos primeros años (que son los que sientan las bases de los estudios y en los que se imparten materias más generales junto con las específicas) darán clases en la nueva facultad, pero seguirán dándolas en las suyas de origen. Y entre ellos se cuentan personas de prestigio mundial. Citar solo a dos es injusto, pero no hay más espacio: Los alumnos de primero de Medicina de este año tendrán la suerte de poder escuchar a un bioquímico de fama mundial como es Andreu Palou, o a la primera enfermera Honoris Causa de España, Cristina Alberdi (que impartirá Gestión Clínica). En las páginas 8 y 9 de esta misma revista el conseller de Educació i Universitat explica en una amplia entrevista todo el proceso que ha hecho posible la llegada de la Facultad de Medicina a la UIB, de modo que por ello baste recordar lo más importante: 11 asignaturas este primerísmo año, 30 profesores (ver cuadros). La carrera tiene 6 cursos, después de los cuales los médicos egresados tendrán que hacer la especialización vía MIR. La implantación de la carrera se hará en un proceso de 8 años, gracias a un convenio entre las consellerias implicadas (Salut, Edució i Universitat, Hisenda i Administracions Públiques) y la Universitat de les Illes Balears. Tras aprobar durante este pasado invierno la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) el Plan de Estudios y el Convenio de Financiación, ésta queda fijada en un máximo de 4 millones de euros para cuando el proceso esté terminado, dentro de 8 años. No es mucho. Los estudios de Medicina son de los más caros en tecnología.
Polémica
Con todo eso cerrado y superada la polémica con Podemos (socio político del Govern, aunque desde fuera del Govern) que decía que sería más barato pagar los estudios y la estancia de los 60 alumnos en una universidad de fuera de Baleares (a lo que familias de otros estudiantes preguntaron si a ellos también se lo pagarían) todo está listo. Lo último que se hacía la semana pasada era señalizar. Son Espases es un laberinto extensísimo y complejo en el que hasta los habituales se pierden. Otra de las tareas de última hora fue animar a la señora de la limpieza a la que nadie en su empresa había informado que su tarea de cada día a las 0600 a.m. será limpiar la sala donde están los cadáveres.