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Daniel Ballicher: no se puede

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz Médico-Forense Especialista en Medicina Legal. @Alarconforense
Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz
Médico-Forense
Especialista en Medicina Legal.
@Alarconforense
Defendería a Daniel Bachiller de la matraca que le están dando la derecha y la izquierda sino fuera porque está feo no ya eso de de defender a quien no se defiende, si no incluso a quien renuncia a hacerlo.

Defendería a Bachiller aunque fuera exclusivamente por una cierta mimesis capilar a su favor, precisamente la que debería haber centrado el objeto de sus estudios como pretendido investigador. El crece pelo, la cana blanca lacia, el folículo sano con su músculo erector debieran haber sido el objeto de sus investigaciones. Le hubiera ido mejor. Hubiera podido demostrar que los cientos de miles de euros adjudicados durante años servían por lo menos para haber publicado la indecencia no ya de los raquíticos seis o siete artículos publicados en años y con alto coste, sino simplemente haberles dedicado una cierta base metodológica que nos permitiera lo que pretendíamos y que no es otra cosa que defenderlo de sí mismo.

Dicen los medios que Bachiller, el pelos, ha reconocido como propia la facultad de no poder devolver cerca de cuarenta y tantos mil euros que le habían asignado en un proyecto de investigación que ya había caducado. Ese reconocimiento lo ha hecho, al parecer, diciendo que no tiene money, que tiene pelo, mucho, pero que también tiene cargas familiares, oiga, y que no puede devolverlo.

Curioso un podemita que no puede y que no pueda devolverlo. Alucinante que un podemos de esos que todo lo puede, de clases permanentes y clase ausente nos salga con que no llega, con que aquel famoso “si se puede” no le sirva precisamente para apoquinar lo que no es suyo y viene siendo nuestro, o de todos. Hay que ver la atracción que tienen los fondos públicos universitarios para que todos estos de tercera regional hagan como Errejón o como Monedero, valga la redundancia.

No volveré a decirlo, pero por menos de nada muchos duermen a la sombra en un laboratorio de oscuridad, un lugar sito en carretera de Sóller sin número donde se ensaya sin más tubos que el del caleidoscopio de un incierto futuro, el sitio donde las reacciones celulares que se estudian son siempre endotérmicas, encerradas puertas para adentro. Y como no hay dos sin tres, defenderemos a Bachiller por la curiosa casualidad de que el ex cardiólogo tirando al pleistoceno Miguel Fiol, presidente y director del amaño de la horterada de IdISPa, haya practicado el mismo experimento que sirvió para intentar no sólo descabalgar a la ilustre fundación Kovacs de su proyecto investigador y de los fondos que recibía y que devolvía con su terapia, sino para conseguir que ese dinerito por arte de birlibirloque socialista y –ya que iba destinado a investigación- pueda terminar en sus arcas. Al tiempo el aumento de las partidas presupuestarias con la excusa de una investigación a la que investigaremos. A ver para cuándoJuli Fusterme adjudica una beca para poder investigar a todos esos investigadores.

Defendemos a Bachiller porque la aséptica operación socialista de terminar uno por uno con sus oponentes investigadores se ha ejecutado a mano izquierda con él como se ejecutó a mano derecha con Kovacs en su momento. Estudiar el árbol genealógico (estamos en ello) sobre la levedad intelectual, esto es, la desproporción entre nombramiento y falta de capacidad efectiva para ejercerlo de esos centros investigadores no hacen otra cosa que no sea concluir sobre la politización de esos órganos, llamar la atención sobre que una de sus patas, la flamante facultad de Medicina, con la mitad menos una de su elenco profesorado sin el doctorado, sirva para descojonarse incluso de un alma limpia como la del profesor Miguel Roca. Le mandé un mensaje cuando vi la foto de presentación de ese equipo bermellón de profesores advirtiéndole de mi estupefacción por no estar entre ellos, claro está, sin haberme presentado. Me habló de publicaciones de impacto y le dije que yo estaba entre ellos, entre los impactados por la falta de publicidad y transparencia en los procesos de convocatoria, selección, resolución y adjudicación. Tanta negrura, tanto espesor y tanta falta de claridad debería estudiarla Felix Grases, uno de ellos, para hacer unas nuevas quelitas.

Ahora resulta que el impacto de verdad es tener a biólogos y enfermeros educando no ya a compañeros sino a los que en sus propios colegios profesionales -quitados quizá de los que ya están en la sobrasada- no quieren a médicos instruyendo a sus estudiante, no sea que el impacto sea el de una buena ostia. Por el contrario la esperanza blanca es la de una tal Rosa María Alberdi, y digo tal porque para explicar quién es sólo hay que irse al principio de Wikipedia: “enfermera y política socialista mallorquina”. Sobran más exprimimientos. Honoris? Causa? Murcia? No recuerdo si jajaja se escribe todo junto.

Empieza todo mal porque empieza todo oliendo a la chamusquina de los que capacitan no ya por la izquierda sino por la política. A ver si Calafat me hace caso y me deja escribir una tribuna abierta exclusivamente dirigida a esas sesenta almas que empiezan a estudiar su sueño y a l@s que les doy la bienvenida. Les recomendaría desde ahí cosas semanales, como que levantaran la mano en clase y que –con educaciónle preguntaran a su profe aquello de “si es usted un poco tendiendo a rojo…”. Si no se congestionan súbitamente, si no hay rubicundez facial, si no aparecen los signos galénicos clásicos, es que definitivamente lo son, el diagnóstico es la politización de lo que no debería ser. Así no hay quién pueda, o lo que es lo mismo: ¡no se puede! ¡no se puede!

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