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La mitad de los pacientes no toma los fármacos prescritos correctamente, según la OMS, lo que disminuye su eficacia

Horacio Bernal
El 50% de los pacientes toma medicamentos de forma incorrecta, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto implica que los consumen de un modo que incumple la definición de uso racional de medicamentos.

Según lo expresado por la OMS y que establece que el fármaco debe indicarse a cada paciente de manera específica, en la dosis correcta, durante el tiempo establecido y al menor coste posible para él y para la sociedad.

El doctor Manuel Escolar, del Departamento Médico de Cinfa, señala que “el medicamento debe ser eficaz, pero de una manera racional o responsable, que evite los efectos secundarios, interacciones no deseadas o pérdida de eficacia, así como costes personales, sociales y sanitarios innecesarios”.

Y añade: “Aunque la prescripción de un medicamento es tarea del médico, y su dispensación, del farmacéutico, el paciente tiene que responsabilizarse de cumplir el tratamiento y las indicaciones dadas por los profesionales sanitarios.”

El Dr. Escolar enumera algunos de los errores más comunes a la hora de seguir un tratamiento. “No completarlo porque creemos que ya nos sentimos mejor; olvidar una dosis o no respetar el horario indicado”, explica, y añade:

También, “no dar al médico información correcta sobre nuestros síntomas o la medicación que tomamos si padecemos alguna afección; o recomendar a otras personas fármacos que a nosotros nos han ido bien”.

Estos fallos pueden provocar la reaparición de un dolor, una recaída o una intoxicación. La clave para asegurar un consumo racional de medicamentos y conseguir una mejor adherencia terapéutica está en los pacientes.

Que éstos comprendan y sigan los consejos prescritos por el profesional sanitario, tanto desde el punto de vista del estilo de vida como del propio tratamiento farmacológico. Para ello, se ofrece un Decálogo:

1. Participa activamente en lo que tenga que ver con tus medicamentos. Es indispensable que tomes parte en las decisiones relacionadas con tu salud y enfermedades, que hables y consultes tus dudas con tu médico o farmacéutico y que entiendas y estés de acuerdo con el tratamiento establecido, incluidos los cambios en alimentación, ejercicio y otros hábitos.

2. Confía en tu médico. El médico de cabecera o el especialista correspondiente será el encargado de recetarte el medicamento que se ajuste a la dolencia que padeces o de responder a consultas acerca de posibles cambios de un fármaco a otro. Es más, debes seguir siempre sus indicaciones y pautas de medicación en cuanto a dosis y tratamiento y no suspenderlo sin motivo justificado. Lo ideal es que el profesional, además de darte información de forma oral, te la entregue también por escrito.

3. Adquiere siempre tu medicación en la farmacia. La farmacia es el único lugar autorizado en España para dispensar medicamentos. La compra de medicamentos en otros establecimientos o en Internet no garantiza su seguridad y calidad. También acudiremos a nuestra botica habitual para entregar los medicamentos caducados, con el fin de que sean eliminados correctamente.

4. Lee detenidamente el prospecto: conoce tu medicamento. Antes de usar el fármaco que nos han prescrito, debemos reconocer e incluso aprendernos su nombre -tanto el genérico como el comercial-, saber cuándo, cómo y durante cuánto tiempo tomarlo, así como las interacciones que presenta y sus posibles consecuencias, si no se siguen al pie de la letra las indicaciones del médico. Para ello, lee detenidamente el prospecto antes de comenzar a tomar el fármaco y siempre que te surjan dudas. Hay que prestar especial atención a la fecha de caducidad y desechar los medicamentos que la hayan sobrepasado.

5. Prepara un botiquín adecuado. El almacenaje del fármaco debemos hacerlo de acuerdo a su naturaleza, pero siempre en un botiquín especialmente destinado a la medicación, donde no haya otros productos como cosméticos o artículos de limpieza, y a una temperatura adecuada. También, en un lugar situado fuera del alcance de los niños.

6. No sin su envase. A la hora de guardar el medicamento, debemos hacerlo en su envase original y conservando también su prospecto, para poder consultar en todo momento la posología u otra información importante. También nos ayudará a identificarlo acertadamente si surge alguna ingesta accidental o reacciones adversas.

7. Conserva el blíster. No debemos sacar el fármaco del blíster -envase en el que se hallan empaquetadas las cápsulas o comprimidos- y dejarlo suelto en el bolso, por ejemplo, o en la cocina, ya que puede verse dañado. En caso de múltiples medicamentos y, sobre todo en ancianos o pacientes discapacitados, es aconsejable el uso de pastilleros o contenedores de medicación que nos ayuden a organizar los distintos comprimidos, cápsulas, etc.

8. Presta atención a las indicaciones de uso del prospecto. En general, las pastillas deben ingerirse enteras, ya que no es aconsejable triturar los comprimidos si no se indica específicamente en el prospecto. También seguiremos sus indicaciones sobre la ingesta con o sin alimentos, por la mañana o por la noche. En cuanto a los fármacos líquidos, lo más conveniente es usar siempre los dosificadores que contiene el envase.

9. Cuidado con los efectos secundarios. Algunos medicamentos pueden producir efectos secundarios como somnolencia, reducción de los reflejos, aturdimiento y confusión, calambres en los músculos o hiperactividad, por lo que deberemos tenerlo en cuenta, sobre todo si vamos a conducir o si nuestra actividad laboral tiene que ver con el manejo de maquinaria. Otras reacciones como el estreñimiento o la diarrea, que también son habituales, podemos manejarlas tomando líquidos en abundancia o sueros, respectivamente.

10. Trucos para no olvidar. Puede resultarnos útil establecer un calendario de medicación para evitar despistes, asociar la toma con una tarea cotidiana, o programar una alarma en el móvil para recordar tomar nuestros fármacos.

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