Desde el punto de vista de la política sanitaria, el Govern balear se ha esforzado, a lo largo de todo este tiempo, en transmitir un mensaje muy claro a la sociedad: el centro del sistema de salud son las personas.
Esta máxima ha cobrado vida en medidas como la eliminación de los requisitos de acceso a los servicios sanitarios, que afectó a determinados sectores de la población en la legislatura anterior, o la ampliación del horario de los centros de salud, sin olvidar la supresión de la tarifa de 10 euros impuesta para la tramitación de la tarjeta que utilizan los usuarios para tener derecho a ser atendidos en los hospitales y centros del Servei de Salut de les Illes Balears. También en cuanto a las listas de espera hay buenas noticias.
A pesar de la carencia de personal y de la imposibilidad de convocar las plazas laborales que la sanidad balear necesita, la realidad es que la implicación de los profesionales y el rumbo señalado acertadamente desde la Conselleria de Salut y el Ib Salut han permitido mejorar sustancialmente este aspecto clave en la calidad asistencial.
Con vistas a 2017, uno de los desafíos con letras mayúsculas que se abordará desde el Govern será la puesta en marcha efectiva de la Estrategia de la Cronicidad, destinada a adaptar la organización de los servicios médicos a las prioridades de los actuales perfiles de pacientes, que distan, necesariamente, de los de épocas atrás.
En el año que nos ha dejado, se han puesto los cimientos para que esta actuación orientada a los pacientes de larga estancia y a los enfermos crónicos, en cuyo desarrollo los centros de Atención Primaria juegan un papel crucial, madure y se consolide, y demuestre, a su vez, las amplias posibilidades que, inicialmente, apunta. Estamos ante un año decisivo para la sanidad pública de Balears.