Juan Riera Roca /
La inyección de toxina botulínica para paliar la incontinencia urinaria ha sido desarrollada como solución para casos de urgencia refractarios a tratamiento médico. La incontinencia urinaria, o pérdida involuntaria de orina, supone un problema que en España sufre un 23% de las mujeres según datos epidemiológicos.
Además de un problema médico la inconteniencia es además un problem social ya que su padecimiento desconrolado disminuye notablemente la calidad de vida de los afectados. Se trata además de un problema de la mujer. Según el Observatorio Nacional de Incontinencia, un 23% de ellas lo sufren por menos del 9% de ellos.
Como afirma el Dr. Javier González, especialista en Urología Funcional y Cirugía Reconstructiva Urológica en el equipo de Urología del Dr. Enrique Lledó del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, si atendemos al origen de esta entidad, es posible hablar de tres grandes tipos de incontinencia urinaria.
Y describe: “La incontinencia de esfuerzo pura, la asociada a urgencia miccional y la mixta que asocia componentes de las dos primeras. Además, en la mujer, todas estas formas de incontinencia pueden presentarse en el contexto de un prolapso de las estructuras y órganos contenidos en la pelvis”.
Según el especialista ello sería debido “a un defecto de soporte propiciado por la relajación de los músculos que constituyen el suelo pélvico, secundario al envejecimiento y la multiparidad”.
La incontinencia urinaria de urgencia o urgencia-incontinencia se produce por la contracción de un músculo.
Esta contracción es involuntaria y desinhibida y afecta al músculo detrusor vesical, de origen primario o idiopático, en el contexto de determinadas enfermedades neurológicas, o bien como consecuencia de procesos inflamatorios, infecciosos y neoplásicos que afectan a la vejiga.
Una vez identificada la causa subyacente, muchos de estos casos pueden abordarse mediante tratamiento conservador. Sin embargo, en casos refractarios a tratamiento farmacológico, se puede aplicar la inyección intravesical de toxina botulínica (Botox®), como señala el Dr. González.
Y explica: “la finalidad de la inyección intravesical de Botox es el bloqueo de la placa motora que genera la contracción del detrusor, evitando su actividad desinhibida y controlando finalmente las pérdidas involuntarias de orina”; todo ello mediante “un procedimiento mínimamente invasivo”.
Este procedimiento se realiza habitualmente bajo sedación anestésica y no es doloroso para el paciente, aunque en algunos casos son necesarias varias sesiones de tratamiento para lograr el efecto deseado. La incontinencia de esfuerzo pura es la más frecuente en la mujer.
Esta incontinencia “se produce por un déficit de soporte, de carácter variable, a nivel de los músculos que sustentan los órganos de la pelvis, que condiciona, de forma secundaria, un aumento de la movilidad uretral y una incapacidad, por parte del esfínter urinario”.
Esta incapacidad afecta a la posibilidad de contrarrestar el efecto del incremento de presión relacionado con actividades como el ejercicio físico o la tos. El abordaje terapéutico en estos casos es también variable, dependiendo del estado de la paciente en el momento de la consulta.
Las posibilidades oscilan entre la rehabilitación funcional exclusiva de las estructuras musculares que constituyen el suelo de la pelvis, hasta la cirugía transvaginal de corrección, una intervención habitualmente sencilla y de rápida recuperación, señalan los expertos de Vithas.
Los cuadros de incontinencia mixta pueden requerir estrategias terapéuticas combinadas para modular los componentes de incontinencia de cada caso particular. “Prolapsos pélvicos importantes pueden hacer necesaria, además, una cirugía de reconstrucción pélvica previa al tratamiento de la incontinencia”.