Juan Riera Roca /
La fibromialgia es una enfermedad que sigue presentando grandes dudas, tanto a los pacientes que la padecen, como a los profesionales que la tratan. La dificultad radica en la variedad de síntomas que los afectados pueden presentar y la falta de respuesta frente a determinados tratamientos.
Como señala el doctor José Mª Hernández, responsable de la Unidad de Dolor del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, “en los últimos años, la creciente labor investigadora nos permite ampliar nuestro conocimiento sobre esta patología”. El especialista afirma que el propio término de fibromialgia se está cambiando.
Ahora se habla del concepto de síndrome de sensibilización central, aludiendo al “estado en el que cual el sistema nervioso central amplifica los estímulos que le pueden llegar a los diferentes sentidos, de modo que estímulos que normalmente no son dolorosos se perciben como dolor”.
Dolor generalizado, cansancio, alteración del sueño, rigidez músculo esquelética, dificultad de concentración, alteraciones de la memoria, ansiedad, depresión, alteraciones del equilibrio, debilidad muscular, se suman a otros síntomas como dolor pélvico crónico, vulvodinia, cistitis intersticial, colon irritable, cefalea crónica o piernas inquietas.
Los expertos coinciden en señalar la importancia de utilizar diferentes enfoques para el abordaje de los síntomas de la fibromialgia. El Dr. Hernández afirma que el tratamiento multidisciplinario es lo más indicado, en el que se incluye: educación e información sobre la enfermedad, ejercicio físico; tratamiento psicológico.
Este tratamiento psicológico se refiere especialmente a una terapia cognitiva-conductual. También, tratamientos farmacológicos, técnicas más intervencionistas y dieta. Se ha apuntado a la relación de la aparición de ciertos síntomas con intolerancias alimentarias, de modo que, en caso de sospecha, será necesario realizar pruebas específicas.
Determinadas sustancias pueden influir en la transmisión o mantenimiento del dolor, como el glutamato o el aspartato. Un bajo consumo de ácidos grasos omega-3, vitamina B6, magnesio, zinc y antioxidantes pueden relacionarse con la aparición de síntomas, señalan los expertos, haciendo hincapié en la importancia de la dieta.