Algo le pasa a Francina con el cemento cuando es ella la que se ensucia las manos. La avidez de Armengolpor los grandes proyectos le viene de lejos, viene de buscar siempre para su propio monopoly inmobiliario una nueva adquisición, una nueva planta, un nuevo palacio. Sólo es comparable esa filia con la atracción hacia el cemento de nuestra presidenta: lo dejó claro construyendo el puente de Son Espases, lo siguió dejando claro con el chalet del millonario Cortina en Formentor a manos de su boy, y quiere dejarlo claro en este proyecto que dice “es de país”, la horterada esa que siempre utiliza para vertebrar sus devaneos de “autogobierno” con una realidad que sólo existe en su mente.
Es curioso que le gusten tanto a Armengol los macro proyectos cuando no se los construye el PP; debe ser algo así como el cemento en el ojo ajeno y no la biga en el propio. Recepcionó las autopistas de Ibiza, recepcionó el hospital de Son Espases con unos modificados que resultaron del orden de 69 millones de euros (se dice pronto), y le dolió el corazón mientras incumplía su promesa electoral –lo único con lo que al final cumple, sus incumplimientos- no parando las obras de nuestro hospital de referencia.
No creo que haya mucha duda de que algo hay que hacer con el viejo Son Du, que los ciudadanos merecemos la renovación de instalaciones abandonadas y el aprovisionamiento de nuevas infraestructuras para dar respuesta a viejas necesidades. Pero proporcionadas y ajustadas a la realidad. ¿Tendremos que investigar la reciente adquisición de solares en las postrimerías del nuevo proyecto, o se trata, como siempre, de las mismas coincidentes coincidencias?
Saber de dónde va a sacar el dinero para pagar el nuevo regalo a nuestra vejez es algo que a poco que nos miremos el bolsillo sabremos de dónde sale. Lástima de consenso para el breve viaje hacia el lugar de su jubilación y la de su gobierno.