P.- ¿Qué es un digestivo pediátrico?
R.- Es un pediatra que ha estudiado una subespecialidad, tiene una formación, en gastroenterología pediátrica. No es lo mismo un gastroenterólogo de adulto, que primero si es una especialidad y está enfocada únicamente a los adultos, no tratan niños.
P.- Habla de las diferencias entre un gastroenterólogo de adulto y el infantil ¿Qué diferencias hay?
R.- Las diferencias están básicamente en la patología que manejamos. Nosotros los digestivos nos dedicamos al esófago, el intestino delgado y grueso, el estómago, el hígado y el páncreas. Tenemos que partir de la base de que cada órgano es diferente en cada edad: no es lo mismo un estómago de un adulto que ya está desarrollado al de un niño que está en fase de crecimiento. La patología de cada órgano es diferente según la edad. Incluso dentro de la Pediatría es distinta la patología de un recién nacido, un lactante, un niño preescolar, el escolar y el adolescente. En la pediatría abarcamos desde los recién nacidos hasta los adolescentes de 16 años. Si bien es cierto que adultos y niños comparten algunas patologías como son el reflujo gastroesofático, pero el sistema digestivo del niño está en desarrollo por lo cual las patologías son diferentes.
P.- ¿Cuáles son las patologías principales en los niños?
R.- Tenemos dos grandes grupos de patologías digestivas: las funcionales y las patologías reales digestivas. El más grande, que afortunadamente no tiene mayor gravedad pero sí agobia especialmente a los padres, es el conjunto de patologías funcionales. Las más importantes son los cólicos d e l lactante, el estreñimiento, el dolor abdominal recurrente. Estas suponen el 90% de nuestras consultas. El niño no está enfermo pero sí tiene un problema, está incómodo, siente dolor, llora, padece insomnio… Sabemos que estos niños van a mejorar con estrategias terapéuticas. En el caso de los cólicos, el 60% de los recién nacidos los padece. Nuestra función ante estas patologías es la de acompañar a los padres y darles una solución. El segundo grupo son las patologías reales digestivas, que son por ejemplo: alergias y/o intolerancias alimentarias, el reflujo gastroesofágico, gastritis, dispepsia, la enfermedad inflamatoria intestinal… Algunas, como las enfermedades del hígado o del páncreas son más difíciles de diagnosticas y son lo que llamamos enfermedades raras. Algunas de estas patologías tienen tratamiento quirúrgico, es por esto que recomendamos siempre visitar a un especialista para poner una solución lo más rápido posible.
P.- ¿Cuál es la función del Pediatra Gastroenterólogo?
R.- Primero de todo descartar patologías, estar seguros que el niño no tiene una enfermedad real. Entramos en la consulta con un 90% de posibilidades de que el niño no tiene una patología grave, pero tenemos que estar alerta de que no pertenezca a ese 10% y sí tenga una enfermedad real. El diagnóstico es fundamental para nosotros.
P.- ¿Cómo se realiza una consulta?
R.- Primer de todo realizamos una historia clínica, un examen físico detallado y realizamos pruebas de laboratorio específicas como por ejemplo el de la enfermedad celíaca o pruebas rutinarias. En el caso de un niño que cumpla criterios clínicos, que presente alteraciones en una analítica y que tengamos la sospecha de que puede parecer una enfermedad les realizamos una endoscopia digestiva.
P.- Cada vez más se habla de intolerancias y de alergias
R.- Sí que es cierto que ahora los niños son más prevalentes que antes, sobretodo a las alergias, que son más frecuentes. No sabemos exactamente el motivo pero existen diferentes teorías, una de ellas está relacionada con la higiene en los alimentos de los países desarrollado que al estar procesados están libre de patógenos, de bacterias y eso provoca un desequilibrio en el sistema inmune que hace que se desarrollen las alergias.
P.- ¿Es lo mismo ser alérgico o intolerante a la leche?
R.- Hay que diferenciar una cosa de la otra. Cuando hablamos de alergias el sistema inmune está comprometido, es el responsable de que el niño presente síntomas cuando come determinados alimentos. Las intolerancias es sencillamente que el cuerpo no puede asimilar ciertos alimentos, como por ejemplo la lactosa que es el azúcar de la leche. El niño alérgico lo es a la proteína de la leche y no puede tomarla, pero el niño intolerante sí que puede pero sin lactosa. En común tienen que pueden ser transitorias o para toda la vida.