P.- El curso 2016-2017 ha sido escenario de un antiguo sueño, no exento de polémica, como era la puesta en marcha de la Facultad de Medicina en la Universitat de les Illes Balears. Costó, pero ya es una realidad. ¿Qué balance hace de todo ese proceso superados ya los seis meses y a punto de concluir el primer año del primer grado de esos estudios?
R.- Ese sueño se pudo cumplir gracias a una conjunción de voluntades. Por eso hoy tenemos que dar las gracias a la colaboración que tuvo lugar por parte de las consellerias de Salud y de Educación del Govern balear con la Universitat y a que entre todos fuimos capaces de en un plazo corto de tiempo recuperar y adapto un plan de estudios al que la ANECA luego dio por bueno tras exhaustivos controles. Y a que con ello se lograron para Baleares las únicas nuevas 60 plazas estudiantes de Medicina que el Ministerio concedió ese año. También es importante destacar que el proyecto se pudo llevar a cabo gracias al apoyo de las instituciones, como la Real Academia de Medicina de las Islas Baleares o el Colegio de Médicos de Baleares, así como de los médicos de los hospitales de Son Llàtzer y de Son Espases. Fue un sueño de todos cumplido entre todos.
P.- Y el curso 2017-2018 será testigo del inicio del primer año de la nueva Facultad de Odontología que, en ese caso, se estrena con la fórmula de escuela universitaria asociada vehiculada por una empresa privada. ¿Qué impacto espera de este nuevo proyecto de docencia e investigación de la salud?
R.- Efectivamente con la puesta en marcha de la Facultad de Odontología se completará ese gran puzle de enseñanza en materia de Ciencias de la Salud. Ya teníamos una serie de ofertas formativas importantes en ese ámbito, con las facultades de Enfermería, Fisioterapia y más recientemente la de Medicina, y no podemos olvidar la de Psicología. En la puesta en marcha del Grado de Odontología ha sido fundamental el papel de la empresa privada Adema y la apuesta que ha hecho. Desde esta empresa también se ha redactado un programa de estudios que ha sido de exhaustivamente valorado por ANECA y ahora sólo queda que el Govern balear dé el visto bueno, cosa que esperamos que sea así ya que sus representantes asistieron a la presentación de las instalaciones que tuvo lugar recientemente. Unas instalaciones de las que quiero destacar que van a dar el mejor servicio gracias a su tecnología. Y quiero destacar también, y eso ha sido determinante en la autorización de estos estudios, que se valoró muy positivamente que en las prácticas que se desarrollen podrán permitir tener acceso a la Odontología a personas que de otra manera no podrían beneficiarse de esos servicios dentales.
P.- Por cierto, ¿qué balance le sugiere este modelo de colaboración con escuelas universitarias privadas, que ya se ha desarrollado con la CESAG, es el futuro para traer a Baleares carreras que la UIB no puede montar por su cuenta, qué experiencia se ha sacado al respecto?
R.- Así es, el modelo de desarrollar estudios a través de escuelas adscritas permite que se llegue donde la universidad tal vez no podría llegar. El interrogante en estos momentos es la fórmula que se vaya a aplicar en el futuro con estas escuelas adscritas, aunque por el momento es una buena apuesta. Las estimaciones que se han hecho señalan que van a solicitar plaza en la Escuela de Odontología tanto alumnos de las Baleares como de fuera, todo lo cual enriquece a nuestra universidad. Además será muy positivo para que los profesionales de la odontología de las Islas Baleares puedan desarrollar sus inquietudes docentes convirtiéndose en profesores de esta escuela. Todo ello supone una apuesta por la calidad. Y quiero destacar de nuevo el alto nivel de los equipos tecnológicos que tendrá esta escuela de odontología.
P.-Facultad de Medicina, Facultad de Odontología, facultades de Enfermería y de Fisioterapia y la de Psicología, ya con un meritorio recorrido a sus espaldas… ¿Para cuándo la Facultad de Farmacia? Los profesionales no creen que sea una mala idea…
R.- El desarrollo de nuevos estudios tiene que ser consecuencia de la política que se lleve a cabo con el Govern balear. Con la Conselleria de Educación se va a trabajar en un mapa de titulaciones que determine las necesidades reales de nuevos grados y masters. De la Facultad de Farmacia no se ha hablado de forma concreta aunque es una de estas que están siempre sobre la mesa.
P.- ¿Cree que es necesario mejorar la oferta de masters?
R.- Algo que sí nos preocupa y en lo que queremos trabajar en el futuro es en ofrecer mejores Masters. Hace ya siete años que se puso en marcha el Modelo de Bolonia y ya podemos hacer una valoración positiva, aunque desde el primer momento se dijo que para que este nuevo modelo funcionara adecuadamente sería necesaria una memoria económica que garantizará su desarrollo. Sin embargo desde el principio se ha dicho que había que hacer Masters pero a coste cero y eso no es lo adecuado. Hay que reconocer el esfuerzo que se realiza y hay que prever ayudas para que el diferencial de costes no sea muy elevado. Todo ello distinguiendo entre los masters que tienen por función una mejor profesionalización de los estudiantes y los que están destinados a potenciar la investigación, que deben ser para un menor número de alumnos ya que son necesarios laboratorios. Pero en cualquier caso es necesario un importante soporte financiero. En estos momentos en la Universitat de les Illes Balears se ofrecen casi tantos masters como estudios de grado, pero queremos llegar a una media más adecuada como es que haya 1,5 masters por grado. En este sentido es importante decir que en ese modelo que hay que rediseñar de las escuelas Asociadas estas deberían no ser solo satélites de la universidad sino complementos formativos y en este sentido ayudar en la cuestión de los masters.
P.- Se ha hablado –con gran interés en ello desde la Conselleria de Educación y Universidad, de crear en el futuro una Facultad de Ciencias de la Salud, que genere sinergias entre los ya varios estudios en este ámbito, aun respetando la identidad de lo que existe. ¿Cómo sería esta facultad, que ubicación, objetivos e iniciativas desarrollaría?
R.- Se ha hablado desarrollar una estructura de unidad. Ha sido un acierto y así lo expresan los expertos que la Facultad de Medicina esté integrada en el hospital de Son Espases. Es cierto que sus estudiantes perderán en interacción y en vida universitaria con el resto de estudiantes del Campus, pero es un valor que estén integrados en la estructura de un hospital como el de Son Espases. Nosotros queremos hacer un edificio que reúna a las facultades sanitarias que trabajarían en esos ámbitos. Queremos desarrollar la colaboración entre unos y otros. Una estructura de unidad que potencie ese eje entre Son Espases y el campus, entre los investigadores clínicos y los investigadores básicos.
P.- Con la puesta en funcionamiento de la Facultad de Medicina se ha abierto el proceso para la acreditación ante el CSIC del Institut d’Investigació Sanitària Illes Balears (IdISBa) y con ello la fusión de los investigadores básicos del Institut Universitari d’Investigació en Ciències de la Salut (IUNICS) con los clínicos hasta ahora en el IdISBa. ¿Cómo está este proceso, que sabemos que no será sencillo, no solo por la acreditación, sino por la dificultad intrínseca de unir básicos y clínicos en un solo grupo?
R.- Estamos enfocados en conseguir esa acreditación. Tenemos que conseguir armonizar el IUNICS y el IdISBa, conjugar los equipos de investigación de uno y otro instituto. En esta batería le puedo decir que se progresa adecuadamente y de que antes del verano esperamos poder presentar una propuesta al Instituto de Salud Carlos III para que nos dé esa acreditación, en lo que sin duda jugará un papel muy importante que se haya puesto en marcha la Facultad de Medicina. Faltan algunas pinceladas pero es cosa de cuestión de meses. Tenemos la voluntad de conseguir es acreditación y la vamos a solicitar. El tiempo que tarden en contestarnos ya será otra cosa.
P.- Y tenemos que hablar del ‘caso Minerval’. ¡Menuda tormenta mediática! ¿No cree que se ha exagerado un poco, cuál ha sido el papel de la UIB en la detección y control de las aún presuntas irregularidades del desarrollo de este producto y de sus ensayos clínicos?
R.- En el 2015 tenemos conocimiento que la jefa de Oncología del Hospital de Son Espases, la doctora Josefa Terrasa, había remitido un escrito al jefe médico del hospital en el que informa de que ella sabe que hay dos profesores de la Universidad que están vendiendo un producto que dicen que puede curar el cáncer. La jefa de Oncología dice que eso no se puede hacer y pide a las autoridades que actúen.
P.- ¿Y cómo reaccionan ustedes?
R.- Acudimos al despacho de la doctora Terrasa, acompañados de dos vicerrectores. Nos habían dicho que nos presentarían a una persona que diría que efectivamente había pagado por ese producto. Cuando llegamos allí esa persona se retractó y dijo que no, que no había pagado. Yo le había asegurado a la doctora Terrasa que si teníamos testigos nosotros mismos iríamos a Fiscalía independientemente de lo que hicieran las autoridades sanitarias. Le dijimos que se había evidencias reales estábamos dispuestos a volver.
P.- ¿Cuándo entra en juego el Consell Social de la UIB?
R.- Ocho meses después los doctores Grases y Fiol, directores del IUNICS y el IdISPa, enviaron una carta a la directora del Consell Social de la UIB en la que le adjuntan la carta que se había recibido en julio de 2015, pidiéndole que se ponga en marcha una investigación para averiguar lo que había de cierto en todo esto. Hablando con la directora del Consell Social sobre este tema y la carta le conté lo que había sucedido cuando fuimos a buscar un testimonio, que éste se había retractado. Y volví a decirle que si teníamos testimonios iríamos a Fiscalía, ya que la Universidad en sí misma no tiene competencias para hacer este tipo de investigación. En ese momento la doctora Terrassa dijo que ella tenía esos testimonios y que tanto ella misma como los doctores Grases y Fiol estaban dispuestos a ir a declarar ante la justicia. Hay que destacar que la Universitat de les Illes Balears es la institución que aporta este documento a la Fiscalía por si se puede hacer una investigación. A partir de ahí se desarrollan toda una serie de diligencias policiales y al parecer se encuentran testigos que dicen que todo eso ha sucedido. En algunos casos se habla de que los presuntos hechos podrían haber tenido lugar dentro de la universidad y en otros casos se dice que fuera.
P.- Se ha destacado la necesidad de separar la cuestión científica de la posible comisión de algún tipo de delito.
R.- Así es. Hay que diferenciar dos temas. Uno es hablar del Minerval como producto que en estos momentos está en experimentación clínica para acabar siendo, si supera esa experimentación, un medicamento. Y otro tema es la presunta estafa que se haya podido producir. Esa presunta estafa es lo que en estos momentos está en los juzgados y nosotros nos hemos personado en esta causa. Nosotros queremos estar al lado de las familias, si que se dio el caso y acudieron a este producto y que ahora se puedan sentir agraviadas. Queremos ponernos a su lado y ver qué es lo que realmente podemos hacer como institución cuando la justicia se haya pronunciado. Me he ofrecido al presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer en Baleares a explicar a las familias lo que ha sucedido. Lo haría encantado.
P.- ¿Y cómo producto?
R.- Del Minerval como producto es cierto que es aún no es un medicamento y que por ello no se puede vender como tal. El Minerval está en estos momentos en fase de ensayos clínicos en hospitales como el Vall d’Hebron de Barcelona, dos hospitales de Londres y en un hospital de Estados Unidos. Se ha anunciado que el próximo mes de julio se presentarán los resultados en un congreso muy importante qué se celebra en Chicago y en el que se validará de alguna forma si el producto puede seguir progresando y se avanza los ensayos clínicos, la culminación de los cuales sea que este producto se convierta en un medicamento. Lo que ha pasado respecto a posibles delitos es lo que la justicia tiene ahora que determinar. Lo que yo puedo asegurar es que durante estos cuatro años como rector nadie ha venido a mi despacho a decirme que se estaban produciendo estos hechos delictivos. Hoy en el Consell de Govern de la Universitat el doctor Félix Grases, que es una de las personas que puso en manos del Consell Social esa carta, ha dicho que él tampoco, como director del IUNICS, ha tenido en ningún momento constancia de que se produjera la venta de este producto.
P.- Pero parece que, al menos mediáticamente, el tema se ha vuelto contra la UIB…
R.- Es que nunca pensamos que con esa acción de ir a la Fiscalía a informar de lo que teníamos (y que nosotros pensamos que era lo necesario para desentrañar este tema) finalmente fuéramos vilipendiados como institución y como colectivo. Si realmente ha habido dos personas que han actuado mal no es justo cargar esa responsabilidad sobre 700 investigadores de la UIB que en el ámbito de la salud hacen un trabajo muy exhaustivo, muy contrastado, que publican en revistas solventes del ámbito de la ciencia de la salud. Se han dado veladas sospechas de que se hubieran podido falsificar datos científicos, pero eso se ha contrastado que no había sucedido. Por eso es importante separar el tema del Minerval como proyecto de investigación de una posible estafa con la venta, si es que se ha producido. Y quiero poner en valor la actuación de dos personas que nos han ayudado a separar estos dos ámbitos, como son el presidente del Colegio de Médicos de Baleares y de la Asociación Contra el Cáncer de Baleares, doctores Bennasar y Cortés, que desde el primer momento han proclamado que esta investigación policial no puede dañar la imagen de la Universitat. Lo que no podemos es permitir que el caso Minerval desprestigie a la institución de enseñanza superior de las Islas Baleares que es crucial para su desarrollo económico y cultural.