El melanoma es el nombre genérico de los tumores melánicos o pigmentados de la piel según se informa desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Aunque no es el cáncer de piel más frecuente sí que es el más peligroso y potencialmente mortal. Suele derivar de una excesiva exposición de la piel al sol.
A pesar de que la mayoría de los melanomas se originan en la piel (melanoma cutáneo) por ejemplo en el tronco o en las extremidades, también pueden aparecer en otras superficies del cuerpo (como la mucosa de la boca, del recto o de la vagina, o la capa coroides del interior de los ojos), informan los expertos de la AECC.
Hay otros dos tipos de cánceres cutáneos diferentes al melanoma: el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular, señalan las mismas fuentes.
Aunque estos dos tipos de cáncer de la piel son los más frecuentes, afortunadamente no representan más del 0,1% de las muertes debidas a cáncer.
Suelen aparecer en personas de piel clara que han estado expuestos durante mucho tiempo al sol. Ambos tumores se tratan con métodos locales (criocirugía, radioterapia, escisión simple) con muchas posibilidades de curación en la mayoría de los casos, aunque la prevención (evitando demasiado sol) es básica siempre.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer se diagnostican unos 160.000 casos de melanoma al año en todo el mundo (79.000 hombres y 81.000 mujeres). Esta enfermedad representa el 1,5% de los tumores en ambos sexos. En Europa es más frecuente entre las mujeres, al contrario que en el resto del mundo.
La mayor incidencia se registra en países con fuerte irradiación solar y con una población blanca no autóctona, lo que sucede en Australia, Nueva Zelanda, USA y Sudáfrica. En Europa es más frecuente en el norte y en el oeste (población con piel muy blanca, expuesta al sol sobre todo en verano).
Sin embargo, si en todas estas zonas la incidencia tiende a estabilizarse y a disminuir, sigue aumentando en el sur y el este de Europa. En España se diagnostican unos 3.600 casos anuales. Como en el resto de Europa, es un tumor más frecuente en mujeres (2,7% de los cánceres femeninos) que en hombres (1,5%).
La incidencia España –según fuentes de la AECC –se puede considerar alta (habiéndose registrado tasas ajustadas de 5,3 nuevos casos por100.000 habitantes/año en hombres y 5,5 en mujeres), con un ascenso muy importante, especialmente desde los años 90 hasta los primeros años de este siglo.
La aparición de casos es posible a cualquier edad, aunque la mayoría se diagnostican entre los 40 y los 70 años.
Las autoridades sanitarias, con el apoyo de la Asociación Española Contra el Cáncer, realizan todas las primaveras campañas de concienciación contra los cánceres de piel ocasionados por el exceso de sol.
El principal responsable del melanoma es la radiación ultravioleta, fundamentalmente por exposición inadecuada al sol o a otras fuentes artificiales, como las lámparas bronceadoras de ultravioletas, según informan los experos. Las radiaciones ultravioletas actúan sobre la piel predisponiendo la aparición de tumores cutáneos.
El color de la piel es importante para determinar el riesgo de melanoma. Por ejemplo, el riesgo de aparición de melanoma es 20 veces mayor en personas de raza blanca que en las de raza negra. entro de la raza blanca el riesgo varía en función del fototipo de cada persona, del que depende la capacidad para broncearse.
El fototipo se configura en base al color de la piel, cabellos, y de los ojos. Las personas con mayor propensión a las quemaduras solares, que casi nunca se broncean con el sol, tienen un fototipo bajo y más riesgo de melanoma. Es el caso –aunque no el único de riesgo –de esos turistas que más que broncearse “enrojecen”.
El melanoma también es más frecuente –siempre de acuerdo a informaciones de la AECC –en las personas que ya lo han tenido o con antecedentes de melanoma en la familia.
Aproximadamente el 10% de todas las personas con melanoma tienen antecedentes en la familia, según los registros epidemiológicos.
Esa relación puede ser debido al estilo de vida de la familia, por exposición frecuente al sol. En otros casos puede una mutación genética. Las personas con enfermedades como la Xeroderma pigmentosum, tienen un defecto genético: sus células son incapaces de reparar los daños de la radiación ultravioleta.
En esos casos el riesgo de melanoma en edades tempranas de la vida es 2.000 veces mayor respecto a la población general. También se relaciona con lesiones precursoras, como por ejemplo las personas que tienen múltiples lunares (nevus) en la adolescencia, a los que se aconsejan revisiones periódicas.
Las personas con nevus congénito gigante (grandes lunares) tienen más riesgo de desarrollar melanoma. Estas personas deberán consultar al médico que tal vez determine la extirpación del lunar, aunque sea asintomático. De ese modo se evitan además problemas derivados de enganchones, rozaduras, etcétera.
Los melanomas por lo general no son dolorosos, explican los expertos de la Asociación Española Contra el Cáncer. La primera señal del melanoma con frecuencia es un cambio en el tamaño, forma, color, o sensación de un lunar existente. También pueden aparecer como un lunar nuevo, negro, o anormal.
Los síntomas son el resultado del crecimiento incontrolable de células cancerosas. Es importante recordar que la mayoría de personas tienen lunares, y casi todos los lunares son benignos. En los varones suele aparecer en el tronco o la región de la cabeza o el cuello, mientras que en las mujeres lo hace en brazos o piernas.
Es necesario consultar al dermatólogo cuando se observen cambios en un lunar, basándose especialmente en la ‘regla del ABCD’: A de Asimetría: que la mitad de un lunar no es igual que la otra mitad; B de Bordes irregulares: bordes desiguales.
Irregulares, borrosos o dentados: Ce de Color: los colores más peligrosos son los rojizos, blanquecinos y azulados sobre lesiones de color negro; D de Diámetro: cuando el lunar mide más de 6 milímetros o aumente de tamaño.
Ante una lesión sospechosa de cáncer de piel, el médico le realizará una serie de pruebas para determinar si efectivamente se trata de un potencial melanoma: Un examen en la piel para detectar lunares, manchas de nacimiento u otras áreas pigmentadas anormales en cuanto a color, tamaño, forma o textura.
Además el médico realizará inspección del resto del cuerpo incluyendo las zonas ganglionares próximas a la lesión sospechosa, fondo de ojo y mucosas (oral, rectal…).
Una biopsia, que consiste en tomar una muestra del lunar sospechoso. Si es posible se realiza una biopsia que extirpe la lesión por completo. Si la lesión está debajo de la uña se recomienda extirpar la uña, total o parcialmente. A veces hay que tomar biopsia de las mucosas: oral o genital.
Un especialista patólogo analizará esa muestra en un microscopio para determinar si existen células cancerosas.
El resultado de la biopsia debe incluir el nivel de profundidad de la invasión tumoral en milímetros, para orientar pronóstico y tratamiento, y debe determinar si los márgenes de resección son adecuados.
Pruebas diagnósticas adicionales: en raras ocasiones, los melanomas se propagan con tanta rapidez que la persona puede tener el melanoma diseminado a ganglios linfáticos u otros órganos del cuerpo. En ocasiones es necesario realizar biopsias (toma de tejidos) en ganglios linfáticos que están cerca del melanoma.
En pacientes con melanomas en Estadio III se necesita estudio de extensión con exámenes radiológicos del cerebro, cuello, tórax, abdomen y pelvis y huesos (radiografías, ecografías, tomografía computerizada o resonancia magnética nuclear, tomografía de emisión de positrones y a menudo gammagrafía ósea).
Los expertos de la Asociación Española Contra el Cáncer señalan que se han identificado ciertos factores que repercuten en el pronóstico del melanoma: Uno d ellos es el estadio del melanoma en función del espesor del melanoma y afectación de los ganglios, algo que deberá determinar el examen médico.
Actualmente se piensa que el mejor indicador pronóstico es el espesor tumoral (el espesor se mide en sentido vertical, desde la epidermis hasta la parte más profunda de invasión por ejemplo 1, 2 ó 4 milímetros).
Si hubo sangrado o ulceración en el tumor, o presencia de lesiones satélites. El subtipo de melanoma.
Los melanomas localizados en las extremidades tienen mejor pronóstico que originados en cuello, tronco o cabeza.
La salud general del paciente es importante. Por regla general, mujeres jóvenes (menos de 50 años) y que presentan melanoma en las extremidades (sin incluir manos o pies), suelen tener mejor pronóstico.
Si un melanoma es descubierto en su estadio inicial y extirpado debidamente las perspectivas son excelentes, explican desde la AECC: Los pacientes con melanoma en su estadio inicial pueden tener tasas de supervivencia del 95%.
Pero cuando el melanoma se ha metastatizado, la enfermedad es más letal: 94%.
La cirugía es el tratamiento primordial del melanoma y consiste en la resección del tumor con márgenes libres, que deben de ser entre 0.5 a 2 cm, en función de la profundidad del propio tumor. En la mayoría de casos puede realizarse una extirpación elíptica simple bajo anestesia local, con cierre directo.
La radioterapia puede controlar el dolor metástasis óseas o paliar los síntomas que las metástasis dan en cerebro o médula espinal. Los pacientes con metástasis no subsidiarias de cirugía o radioterapia pueden recibir terapias paliativas con inmunoterapia sola o asociada a quimioterapia con resultados prometedores.
Los científicos de la AEEC informan que la inmunoterapia o terapia biológica en melanoma ha supuesto una de las grandes líneas de investigación en esta enfermedad. La inmunoterapia se basa en que la reacción del sistema inmune del paciente con melanoma puede frenar el avance de la enfermedad.
La terapia biológica trata de estimular al sistema inmune con la finalidad de que pueda actuar más eficazmente en su lucha contra la enfermedad.
Existen varios tipos de terapia biológica: Citocinas, vacunas tumorales, nuevos fármacos que inhiben el crecimiento celular, aunque se encuentran en fase experimental.
La combinación de la inmunoterapia con la quimioterapia –señalan desde la AECC – puede aumentar la eficacia de este tratamiento. El problema de estos medicamentos es que no son inocuos y muchos pacientes no pueden tolerar sus efectos secundarios: cansancio, fiebre, cefalea, dolores musculares, irritabilidad…
ABCDE
El sol es básico, esencial para la vida. Sin entrar en consideraciones estéticas, la luz solar tomada regularmente y de forma prudente, ayuda a conformar nuestro esqueleto, a crecer, a fortalecer el estado de ánimo y a mejorar nuestro sistema inmunitario.Sin embargo, sabemos con certeza que tomar el sol en exceso es peligroso. De hecho, las quemaduras solares duplican el riesgo de padecer un melanoma. Porcentaje que se incrementa con la exposición solar breve, intermitente e intensa, no protegida.
En la aparición del melanoma también influyen múltiples factores personales, epidemiológicos y genéticos. Es especialmente peligroso en personas rubias, pelirrojas, de ojos claros con dificultad para broncearse. Es más frecuente en mujeres, en la edad media de la vida y en algunos casos se hereda. Las características que hacen sospechar una lesión melanocítica maligna se interpretan bajo el acrónimo ABCDE; son Asimétricas, con Bordes irregulares, con variaciones de Color en el centro de la lesión, de Diámetro mayor a 6mm y con ulceraciones o Elevaciones de los bordes. Hasta un cuarto de los casos se desarrollan sobre un lunar preexistente. Las personas que presentan entre 50 y 100 lunares tienen un factor superior de padecerlo, que se eleva de las 3 a las 8 veces. En estos casos, lo llamativo es su crecimiento y la ulceración.
No se conoce el tiempo exacto en el que un melanoma permanece en fase de extensión superficial radial. Puede variar entre los 10 y 20 años. Sin embargo, en algunos casos, como en el melanoma nodular, la fase de crecimiento vertical es muy precoz. Ante tanta variabilidad, si no queremos sorpresas, estar atentos y consultar.