P.- ¿En qué proporción son determinantes los problemas psicológicos en temas de disfunción sexual física y qué puede aportar un/a psicólogo/ a sexólogo/a?
R.- La figura del psicólogo/a sexólogo/a es una pieza clave y en muchos caso imprescindible para poder realizar una buena y completa intervención sexológica a nuestros usuarios. Son muchas las dificultades sexuales que tienen una causa emocional y psicológica a los que la medicina no puede dar respuesta y donde nosotros sí podemos ofrecer estrategias y mejorar la calidad de la sexualidad de nuestros pacientes. Detrás de la demanda que realiza el/la paciente hay otra verdadera demanda emocional que se manifiesta en un formato de dificultad sexual: baja autoestima, la aceptación de relaciones de pareja tóxicas (con dependencia, maltrato físico y/ o psicológico), bloqueos, no sentir nada o poco en los encuentros sexuales… Este tipo de dificultades no pueden abordarse con medicamentos ni tratamientos médicos. Allí estamos, los/as psicólogos/as sexólogos/as, para ayudar a resolver ese bloqueo emocional. Esto no se consigue ni en un segundo, ni con medicamentos, sino que una buena intervención.
P.- ¿Cuáles son las áreas de actuación de un/a psicólogo/a sexólogo/a? Asesor, terapeuta, investigador…
R.- Todas ellas. Los profesionales de la psicología especialistas en sexología podemos ofrecer competencias en distintos ámbitos. Como asesor/a en educación sexual (orientador/ a o educador/a) nuestra misión, muy útil, es la de intentar ‘alfabetizar sexualmente’ con la finalidad de desmitificar, comunicar, informar y dar respuesta a las necesidades de todos los sectores de población y de todos los grupos de edades. Vivimos en una sociedad con una sobreinformación en sexualidad pero, y aunque nos sorprenda, con una enorme falta de educación afectivo-sexual. Como terapeuta sexual, nuestro trabajo es mejorar dificultades sexuales. Cuando llega un caso a nuestra consulta y después de valorar y descartar si procede un origen fisiológico del problema se propone dar respuesta a dicha dificultad mediante una intervención psicológica. No obstante, afectividad y sexualidad van de la mano. Por eso, aunque se confirme una causa física como origen del problema, para que el paciente mejore muchas veces es más estratégico implementar el tratamiento médico con la intervención psicológica para facilitarle estrategias para afrontar la dificultad y para que la persona se sienta acompañada. Como investigador/ a en sexología, nuestra labor se centra en dar visibilidad a la ciencia sexológica. La investigación es necesaria para aumentar la comprensión, normalización y educación del sexo, la sexualidad, la salud sexual y el comportamiento sexual, así como para evaluar la eficacia de estrategias de prevención, programas, cursos y tratamientos. Integrar la sexología como una disciplina de investigación y con relación a otras disciplinas (medicina, enfermería, sociología, antropología, epidemiología) es sin duda útil y necesaria.
P.- ¿Qué personas y cuáles son los principales problemas por los que se acude a una consulta de un psicólogo/a sexólogo/ a?
R.- Las mujeres siguen siendo las que realizan más demanda psicosexual. Eso no significa que tengamos más dificultades que los hombres, sino que, precisamente por esa falta de educación sexual de la que antes hemos hablado y por un factor cultural-social, en general nos dejamos ayudar más mientras todavía los hombres sufren la “presión” a sus espaldas: la de no tener ningún hándicap sexual o si lo tienen saberlo resolver solos y por lo tanto vivirlo en silencio. En cuanto a los temas de las consultas, los más habituales son la falta de deseo sexual, trastornos ligados a la erección, anorgasmia, eyaculación precoz, dolor/molestias en los encuentros sexuales, entre otros. En el trabajo con parejas tratamos principalmente crisis en las relaciones, por lo que trabajamos con las dos partes: dificultades en la relación por dependencia hacia la pareja, celos, falta de comunicación…
P.- ¿La salud mental es determinante para una vida sexual plena y sana?
R.- Entiendo que sí, y además de necesaria sin duda es un ingrediente fundamental para poder disfrutar de una vida sexual satisfactoria: el poder dar, pero a su vez recibir; sentirse deseante y también deseado; una vida sexual donde el respeto siempre esté presente pero a su vez la complicidad; el darse permiso para disfrutar; quererse a uno mismo, conocerse y compartir … Todos estos factores hacen que la vivencia de la experiencia sexual sea altamente placentera y en consecuencia, que la sexualidad sea una esfera tan significativa en la vida de las personas que sí la disfrutan. No obstante, si emocionalmente estamos a medias o nos sentimos mal, también lo trasladamos a nuestras relaciones personales y sexuales.
P.- ¿Cuánto tiempo puede prolongarse un proceso de evaluación y diagnóstico de la persona y la aplicación de la terapia hasta la resolución del conflicto/problemática?
R.- Puede decirse que el tiempo de intervención va a depender de lo cronificada que esté la dificultad, de la motivación al cambio que tenga la persona y de la adherencia al tratamiento que hagan con el/la profesional que los/as trate. No obstante, no existe un tiempo estandarizado ya que detrás de cada problema hay una persona que siente y que lleva una mochila cargada con sus vivencias. Y si trabajamos en pareja son dos mochilas. De manera general, cuanto más tiempo pasa desde que se tiene una dificultad hasta que se da una respuesta y resolución del problema es más probable haya que invertir más tiempo en terapia. Y creo que esta pauta es extensible a cualquier dificultad que podamos tener en general en cualquier esfera de la vida. Por eso aconsejamos afrontar las dificultades en vez de evitarlas y dejarse ayudar si uno solo no puede y ve que la dificultad se está cronificando.
P.- ¿Cuáles son los retos del/de la profesional de la psicología en el campo de la sexología en Baleares?
R.- La falta de rigor y de desconocimiento hace que socialmente en nuestras islas exista cierta confusión respecto a nuestro trabajo. Nuestra profesión da mucho ‘morbo’. Me refiero a que precisamente por esa falta de educación sexual de la sociedad cuando dices que eres psicóloga especialista en sexología automáticamente genera una risita y/o un comentario equivalente a que somos una especie de “kamasutra andantes”. Pero para ser sexólogo/ a tenemos que estudiar un máster o especializarnos después de terminar nuestros estudios superiores. En este punto existe una gran controversia sobre cuáles deben de los estudios previos requeridos porque puedes encontrar a profesionales de muchas disciplinas que han realizado la formación en sexología y que “hacen de todo” y eso perjudica nuestra imagen profesional. Por eso creo que es tan importante luchar por visibilizar y normalizar nuestro trabajo. Nos hará profesionales más dignos/as y por ello vamos a generar mayor confianza y fiabilidad a quienes a corto o a largo plazo valoren la posibilidad de confiar en nosotros/as como profesionales.