En efecto, el plan que fue aprobado hace dos años y que ahora ha sido prorrogado ha demostrado su eficacia a la hora de tratar pacientes para los que, hasta hace no demasiado tiempo, no existían muchas esperanzas de control de la patología.
En cambio, una lectura menos positiva hay que realizar sobre la exclusión del orden del día de la reunión de puntos verdaderamente importantes para la gestión sanitaria, como la derogación de dos de las medidas más contestadas de todas las que ha adoptado el Gobierno del Partido popular a lo largo de las últimas legislaturas: la reforma sanitaria y el copago en el suministro de medicinas.
Parece como mínimo extraño que en un Consejo Interterritorial que incluyó 31 puntos en el orden del día no hubiera cabida para dos temas insistentemente reclamados por parte de numerosas comunidades autónomas, entre ellas Balears.
También quedó fuera de debate la propuesta del Ministerio de Sanidad de aprobar un nuevo reglamento de funcionamiento interno del Consejo Interterritorial, ya que las comunidades no gobernadas por el PP entendieron que se trataba de un intento para restar competencias a los Ejecutivos autonómicos, y avanzar hacia una progresiva centralización de la política sanitaria.
Por otro lado, parecen tener cierta razón quienes sostienen que esta reunión del Consejo Interterritorial se celebró con demasiado retraso. En este sentido, haría bien la ministra, Dolores Monserrat, en hacer caso a las voces que insisten sobre la necesidad de llevar a cabo convocatorias más frecuentes para evitar encuentros maratonianos y saturados que difícilmente podrán acoger debates tranquilos, profundos y sosegados acerca de la gestión sanitaria en España.